Octavio Paz y Elena Garro. Dos mentes brillantes para el desencuentro.

por Cristina Wormull Chiorrini

 “Yo vivo contra él, estudié contra él, hablé contra él, tuve amantes contra él, escribí contra él y defendí indios contra él. Escribí de política contra él, en fin, todo, todo, todo lo que soy es contra él […] en la vida no tienes más que un enemigo y con eso basta. Y mi enemigo es Paz”. Elena Garro

Una de las parejas de intelectuales más brillante de la literatura mexicana del siglo XX tiene como trasfondo una historia que no podremos llamar de amor, sino de pura y simple decepción, frustración y odio, sometimiento y rebeldía.  Me refiero a  Octavio Paz, la inmensidad hecha poesía, galardonado entre otros muchos premios, con el Cervantes en 1981 y el Nobel de Literatura en 1990,  y Elena Garro, su primera esposa que para muchos es la mejor escritora mexicana después de Sor Juana Inés de la Cruz, pero que no pudo mostrar sus escritos, empezando con el abrumador Los recuerdos del porvenir hasta separarse de Paz en 1959, después de 22 años de matrimonio.

“Ella es una herida que nunca se cierra, una llaga, una enfermedad, una idea fija”, dijo Octavio Paz tras su divorcio

Al parecer el amor necesario para unir dos vidas nunca existió en su relación.  La relación empezó con un Octavio que tomó por costumbre acompañar a una jovencísima Elena desde la Escuela Preparatoria a su casa, mientras hablaban de libros sin parar.  Al llegar, él entraba junto a ella y se quedaba conversando con su padre y, según cuenta Elena, ella se iba a dormir.

Cuando Elena entró a la Facultad de Filosofía y Letras, sus sueños literarios se acabaron pues, según se cuenta, Octavio la manipuló para casarse llevándola al Registro Civil engañada y adulterando su edad – era menor de 21 años, la edad mínima requerida para consentir en 1937- se casaron ante cuatro testigos. Eran otros tiempos… Una mujer de hoy nunca se habría dejado presionar de esa forma o habría invalidado el matrimonio a futuro basado en la falsificación de la edad y por ende, en su madurez para consentir…  era un augurio de los tiempos vivirían.

Tres semanas después de la boda, la pareja viajó a España, en plena guerra civil española, y convivió con numerosos personajes protagonistas de la época.

Apenas regresaron a México, Octavio Paz le pidió que dejara sus estudios en la UNAM, así como la danza y el teatro.

“Me casé porque (Paz) quiso, pero desde entonces nunca me dejó volver a la universidad. Me dediqué a ser periodista (desde 1940) porque él ganaba muy poco dinero entonces y porque eso no opacaba a nadie, sino que producía dinero. Y me dediqué a callar porque había que callar”, Carlos Landeros en su obra biográfica Yo, Elena Garro.

Según Peter Earle, uno de los muchos investigadores que han escrito sobre el matrimonio de estas dos mentes brillantes que deberían haber estado destinadas a crear magia juntando sus talentos, “desde su noche de bodas el 25 de mayo de 1937 (antes del viaje de tres semanas a España) hasta sus respectivas muertes en abril y agosto de 1998 (curiosamente murieron el mismo año), Octavio Paz y Elena Garro nunca lograron llevarse bien. Octavio buscaba una mujer sumisa que no logró encontrar y por ende la convivencia se transformó en una seguidilla de desencuentros, enojos y resentimientos y celos profesionales; y para Elena, en una serie de renuncias y frustraciones, que en sus Memorias de España 1937, convirtieron su matrimonio en “un internado de reglas estrictas y regaños cotidianos”.

“Yo ignoro la vida y milagros de Octavio Paz. Si los ignoraba cuando estuve casada con él, pues ahora mucho más, entre él y sus amigos los cubre con un espeso velo de misterio imposible de penetrar”. Carta de Elena al escritor Emmanuel Carballo

Quizás por ello, la infidelidad fue parte de la convivencia y ya a finales de los 40, poco después del nacimiento de su única hija Helena, Octavio Paz inició una relación con la pintora Bona Tibertelli de Pisis; en forma casi simultánea, Elena se enamoró del escritor argentino Adolfo Bioy Casares.

“Es el único hombre en el mundo del que me he enamorado y creo que eso nunca me lo perdonó Octavio”, afirmó Elena.

Octavio Paz era en su vida personal, todo lo que se esperaba de un hombre producto de la sociedad falocéntrica mexicana y, como tal quiso ejercer su dominio y control sobre Elena Garro, prohibiéndole escribir e incluso, exigiéndole quemar los textos escritos. Es más, Patricia Rosas L., biógrafa de Garro, afirmó que Octavio Paz le prohibía incursionar en la poesía porque “ese era su terreno”.

…” Yo fui muy alegre. Bailé rocanrol con Gabriel García Márquez. Mi primera vocación fue ser bailarina. Estudié danza con Hipólito Zybin, alumno de Pavlova. Y fui actriz y coreógrafa del Teatro de la Universidad, cuando lo dirigía Julio Bracho” Elena Garro

Entre 1946 y 1952 vivieron en París, relacionándose con intelectuales de la talla de Albert Camus y Jean Genet, pero su relación estaba irremediablemente dañada.  Al volver a México y el matrimonio sobrevive todavía un lustro más alimentando el resentimiento entre ambos y con una Garro que aguanta los días sin escribir para evitar el conflicto.

Es por ello que la obra de Elena se empieza a conocer luego de su divorcio en 1959 y respecto a ella, hay críticos y autores que han señalado que su novela Los recuerdos del Porvenir, escrita en 1963 (cuatro años antes que Cien años de soledad de Gabriel García Márquez) marca el inicio del realismo mágico. Elena Garro nunca se lo tomó muy en serio y lo atribuyó más bien a una estrategia comercial.  Pero Sergio Callao, crítico mexicano ha destacado las grandes similitudes entre los protagonistas de Los Recuerdos del porvenir y los de Pedro Páramo de Juan Rulfo, obras en que se denuncia el caciquismo y las cuentas pendientes de la Revolución en el entorno rural. Por esta obra obtuvo el importante Premio Xavier Villaurrutia y empezó a ser reconocida como una de las autoras fundamentales de México.

Poco después, en Argentina, Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares introdujeron a Garro incluyendo, en 1967, en su segunda edición de la Antología de la literatura fantástica, una breve obra de teatro de la escritora: Un hogar sólido.

«Quisiera no tener memoria o convertirme en el piadoso polvo para escapar a la condena de mirarme». Elena Garro

Octavio Paz evitó referirse a su matrimonio, pero muchos de los analistas de sus obras ven en diversos poemas el rencor que sentía por Elena debido a que ella no resultó ser la mujer sumisa que él quería.  Con todo, nunca hizo declaraciones públicas al respecto, pero tampoco sobre su hija ni otros aspectos de su vida personal. Sin embargo, Elena, hasta sus últimos días expresó el rencor que le tuvo a Paz por no haber sabido ser pareja ni padre y dejó huellas de ello en diarios, poemas, cartas y entrevistas.

La conflictiva relación entre ambos provocó que su hija Helena Paz Garro viviera entre fuegos enemigos, sin una relación sólida con su padre y exiliada de México.  Su madre se había convertido en una luchadora incansable por los derechos de los campesinos y su hija se unió a ella.  En 1968 ambas fueron acusadas de instigar la revuelta estudiantil de Tlatelolco donde se produjo una atroz matanza. Debido a ello, ambas tuvieron  que exiliarse en Madrid y luego en París donde Elena vivió hasta 1991.

“Octavio no quiere que vuelva a San Francisco. Me escribió una carta indecente. ‘¡Ten amantes!’ Cuando la leí estaba limpiándome la cara con cold cream. Cogí un puñado y lo aventé contra el espejo”. Diarios (en Testimonios sobre Elena Garro)

Poco después de su retorno a México y continuando con una gran producción literaria, recibió el premio Sor Juana Inés de la Cruz en el marco de la Feria del libro de Guadalajara.  Pero hasta hoy, un cuarto de siglo después de su muerte sigue siendo prácticamente una desconocida fuera de México por haber vivido gran parte de su vida a la sombra de un gigante como fue Octavio Paz.

La protección impartida al matrimonio podría justificarse si la sociedad permitiese de verdad la elección. Puesto que no lo hace, debe aceptarse que el matrimonio no constituye la más alta realización del amor, sino que es una forma jurídica, social y económica que posee fines diversos a los del amor. Octavio Paz

También te puede interesar

1 comment

Ximena Canales febrero 2, 2023 - 10:51 am

No conocía está interesante historia. Las mujeres como Elena Garro han sido desmerecidas, ocultadas por los varones. Octavio Paz tiene escritos admirables. Pero, su relación con las mujeres fue de un machote despreciable.

Reply

Deja un comentario