Socoroma, la tierra donde Wirachoca petrificó a los zampoñeros

por Hermann Mondaca Raiteri

En el Norte Grande, donde comienza Chile, a cerca de 125 kilómetros de la ciudad de Arica, a 30 kilómetros de Putre y a 3.060 metros sobre el nivel del mar, se encuentra un pequeño y hermoso poblado, Socoroma, un pueblo de gran riqueza ancestral, que despierta día a día con los pusires o zampoñeros, rondando sus calles protegidas por Wiracocha.

Desde todos los lugares que habitan, el hombre y la mujer han visto su historia ligada a cataclismos y desastres naturales.

Socoroma es uno de esos lugares que no ha querido quedarse estacionado, uno de esos pueblos que un día se durmieron y al día siguiente amanecieron a varios kilómetros de distancia, porque el mundo se había dado vuelta y nadie les había avisado.

Hay lugares que, como el hombre y la mujer, no nacieron para quedarse anclados sino para caminar, Socoroma es uno de esos lugares que no ha querido quedarse estacionado, uno de esos pueblos que un día se durmieron y al día siguiente amanecieron a varios kilómetros de distancia, porque el mundo se había dado vuelta y nadie les había avisado.

Don Calixto Llusco un antiguo habitante de Socoroma, en el año 1992, en la cima del cerro al norte de Socoroma, nos narró lo que le contaron alguna vez sus   ancestros, y su voz viaja desde la lejanía del tiempo:

“Mi abuelita me contaba que antes, mucho antes, Socoroma estaba para allá, para el norte. Y hubo un gran cataclismo y terminó dando vuelta la tierra, y el pueblo quedó para el otro lado, p’al sur”, nos relata con certeza, con la certeza de las creencias en los relatos de sus ancestros.

La gente que vivía antiguamente en Socoroma ha rescatado sus secretos y sus leyendas, aquellas que, aunque el mundo dé mil vueltas, nunca podrán cambiar.

Leyendas que nos muestran a un pueblo protegido por Wiracocha, el Caballero, el Señor, lo que en nuestras palabras significa el enviado de Dios.

A Doña Dominga Vásquez, le entrevistamos en el año 1991. Ella falleció en febrero de 2016, a los 104 años de edad. Su voz resuena en el eco del tiempo.

Doña Dominga nació y vivió toda su vida en Socoroma, y rescatando la tradición mantuvo la historia oral de su pueblo. Ella nos cuenta qué pasó acá aquella vez que los zampoñeros miraron hacia atrás.

“Hacían fiestas, estaban enfiestados dicen, entonces dicen que llegó un Caballero todo sucio, mugrientito así…, sucio, todo mocosito dicen…”

“Entonces uno de los mayordomos que estaban haciendo la fiesta, dicen que dijo: ¿Ay, p’a qué hombre, ese hombre cochino bótenlo, qué cosa quiere, qué quiere acá?,   había dicho, -dicen- el mayordomo.”

“Entonces los que tocaban zampoña, los zampoñeros, todos, dicen que han tenido lástima con él. ¿Para qué vamos a botarlo?, vamos a darle comidita, vamos a hacerle comer. ¿Y que le habían dado comida, abrigado, y limpiado su carita también? Dicen.”

La ayuda desinteresada de los zampoñeros a ese hombre humilde trajo sus recompensas, pues sin pensar siquiera que él podría hacer algo por ellos, el hombre intentaría protegerlos. Advirtiéndoles solo a ellos, que ocurriría una gran tragedia en el lugar.

Doña Dominga Vásquez continúa su narración:

“Entonces el hombre ése le habría dicho a los tocadores, a los que están tocando zampoña: Ustedes váyanse p’al otro lado, sin mirar p’atrás, sin mirar p’allá, váyanse ahora, entonces, se habían ido corriendo –dicen-,  y se habrían ido a lo alto de ese mogote, en ese mogote, se habían ido corriendo, asustados, dicen.”

Y sobrevino un estrepitoso cataclismo, que cambió el curso de los ríos y acequias, y también de los cerros. Los zampoñeros habrían corrido llegando a la cima de ese cerro y con el ruido intenso y el baile de la tierra, se tentaron de mirar hacia atrás, para ver lo que estaba sucediendo.

Los zampoñeros y bailarines se preguntaron ¿Qué es lo que estará pasando? y desde ese cerro, dicen, que ¡han mirado! ¡Habían mirado p’atrás!, dicen…El pueblo ése y quedaron ahí no más, -petrificados-, ahí no más, no caminaron más p’acá”, sentencia Doña Dominga.

Dicen que las leyendas se repiten en distintas partes, en tiempos y espacios diferentes.

Es así como esta leyenda incaica se asemeja a la historia bíblica de Lot y a otras que vienen de distintas y remotas partes del  mundo.

Muchos son los que han quedado petrificados por mirar hacia atrás, porque como dice el poeta “al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.

Actualmente, la montaña que está al Este de Socoroma, se está hundiendo y los hombres de este pueblo han debido en tres oportunidades cambiar el curso del canal de regadío.

Doña Dominga Vásquez continúa con certeza su relato:

“En esa parte de la montaña, -Doña Dominga, indica hacia un cerro al norte de Socoroma-, ahí está toda la historia, ahí está todo, lo que les cuento, los bailarines, sus cuerpos, sus dibujos, todo está ahí…

Con sus polleras de las bolivianas, así está, ahí no más habían quedado, dicen, entonces por eso se llaman pusires…esa parte”.

Pusires y bailarines representados en las piedras volcánicas petrificadas

Quizás fueron reiteradas las oportunidades en la sala de la sede social o en la casa de algunos de los lugareños, los niños escucharon a sus padres contar estas y otras historias de Socoroma.

Escucharon decir que el mundo se había dado vueltas, o tantas otras leyendas que quizás sirven para explicar un hecho que nadie puede negar y es que en el cerro que da al norte de Socoroma, unos zampoñeros y bailarines petrificados, nos reciben confirmando mágicamente la realidad de esta leyenda.

Pese a todo, los niños de Socoroma hoy juegan tranquilos, mientras sus padres llevan las ovejas y cultivan la tierra.

Se miran tranquilos porque saben que nada les puede pasar…pues Wiracocha no lo permitiría.

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3 comments

Donatella mayo 13, 2023 - 11:12 am

Hermann eres un historiador y canta historias fantástico
Muchísimas gracias por dejarnos esta novela y entrar en los cuentos de los antiguo pueblos

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Tatiana Treguear Lemo mayo 15, 2023 - 2:21 am

Hermoso Hermann, amigo querido. Gracias por compartir y transmitir la magia del mundo interno de nuestros pueblos.

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Hermann Mondaca Raiteri mayo 25, 2023 - 2:40 pm

Gracias querida Tatiana y querida Donatella, por vuesras bellas palabras.

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