El escritor estadounidense es reconocido como uno de los más grandes novelistas contemporáneos, poseedor de una pluma compleja y paranoica.
Casi no hay fotografías suyas y poco se sabe de su historia personal. Los análisis de su personalidad solo es posible realizarlos a través de su obra -9 novelas- y, aunque el listado es corto, su nombre suena cada año como un posible nuevo Premio Nobel de Literatura. Thomas Pynchon, es considerado uno de los más notorios autores contemporáneos, junto a Don DeLillo, Philip Roth y Cormac McCarthy.
Poco se conoce de la biografía del autor, quien tomó deliberadamente la resolución de mantenerse ajeno de aquellos que buscan ponerle rostro al creador de novelas con características caóticas, paranoides, complejas e incluso histéricas.
Es un hombre tan esquivo, que públicamente se le ha visto solo dos veces en 60 años: cuando formó parte de la marina estadounidense siendo un adolescente (1955); y hace poco más de dos años, cuando fue acosado por un paparazzi durante semanas hasta que logró conseguir una imagen suya.
Su obra (y su imagen) es considerada transformadora: “El mundo de Thomas Pynchon no es otro que la propia América vista a través de un gran microscopio que detecta la infección y no puede (no quiere) hacer nada para curarla. Muchos otros autores han comenzado a pintar este retrato americano, pero pocos con la voluntad renovadora de su estilo ni con los extraterrestres recursos narrativos de su obra”, observa el crítico, Sergi Sánchez.
Es el escritor más sofisticado y nadie sabe dónde está, lo admiro muchísimo […] si estás ahí, quiero hablar contigo.
(Frase de Timothy Leary, en una entrevista televisiva).
Valorado por muchos por su contemporaneidad, Thomas Pynchon es apreciado además por su enorme entendimiento de la historia y las tradiciones literarias; su escritura enfrenta los grandes temas actuales de manera ‘seria‘ sin olvidar lo que la literatura verdaderamente es.
Obsesión detectivesca

Thomas Pynchon escribió artículos y relatos cortos para el New York Times Book Review y el Santurday Evening Post —los cuales fueron reunidos posteriormente en la antología Un lento aprendizaje—, pero su reconocimiento como autor llegó con V, 1963. Fue con esta obra que obtuvo el premio William Faulkner Foundation Award a la mejor primera novela; fama que siguió aumentando con la publicación de La subasta del lote 49 y El arco iris de la gravedad.
Según Alejandro Zaga, columnista de la revista Katabasis, “toda su producción literaria sigue un eje, uno que por más que explote no ha agotado: lo detectivesco. Si alguien ha vivido de y en la paranoia es Pynchon, pues se trate de cohetes y coordenadas, de empresas que raptan millonarios o de servicios postales clandestinos, él ha formulado e innovado la narrativa cada vez, siempre de las maneras más eruditas”.
Para el lector la obra de Pynchon puede resultar compleja, ya que cada página es una marea de referencias que en ocasiones enmarañan el entendimiento. Lo interesante es que, aún si no se comprenden algunas alusiones, la trama se hace accesible y envolvente: el todo puede más que el detalle.
Zaga plantea que “las complejas novelas de Thomas Pynchon son la concentración de cien años de conocimiento cultural, incluyendo profesiones, artes y oficios, subculturas, cultos y tribus, pero sobre todo lo que Estados Unidos ha sabido exportar mejor mediante los medios audiovisuales: teorías de conspiración. Tal ha sido su estudio sobre ellas que las escribe de manera terroríficamente puntual, casi ingenieril, apretando la tuerca en el momento justo y cambiando el panorama de la trama cuando, ingenuos, creímos acercarnos al meollo”.
En cuanto a los personajes, obviamente también están sumergidos en la paranoia y vicios; en donde sus pensamientos variables se reflejan en diálogos llenos de incertidumbre.
Es una broma que él no haya recibido el Nobel y yo sí. Considero a Pynchon uno de los más importantes escritores vivos, mucho más importante que Philip Roth, por cierto. ¡No puedo recibir el premio Nobel si Pynchon no lo ha tenido! Eso es contra natura.
(Elfriede Jelinek, premio Nobel de literatura 2004).
Desorden
Es el autor un representante perfecto de la llamada literatura posmoderna, capaz de enlazar en una trama a Scooby Doo con un cártel de droga colombiano; no por nada obtuvo en 1974 el National Book Award por El arco iris de la gravedad.
Su prosa tiende al desorden y las circunstancias logran superar a los personajes, lo que desemboca en que todos ellos terminan intentando encontrar un patrón en los acontecimientos, lo que los lleva a hacer de la paranoia el hilo conductor, una constante en sus novelas.
Este desorden ha sido lo que ha llevado a Pynchon a destacar mucho antes de ser un escritor reconocido. Estudió en la Oyster Bay High School, donde fue nombrado “estudiante del año”, época en la que escribió algunas narraciones para la revista de su instituto que ya mostraban motivos literarios y temáticos que serían recurrentes en su posterior obra. Lo caracterizan el usar nombres llamativos, poseer un humor explosivo, que sus personajes usen drogas ilícitas y –como era de esperar- la paranoia.

Con solo 16 años entró en la Universidad de Cornell para estudiar física e ingeniería. No era lo suyo y a finales de su segundo año dejó la carrera para entrar en la Marina de los Estados Unidos (época en la que se tomó su fotografía más conocida).
Como era de esperar retomó la universidad de Cornell para tomar un curso de inglés. En 1958, junto a un compañero, Kirkpatrick Sale (quien se convertiría en un renombrado autor), escribió una comedia musical de ciencia ficción titulada Minstrel Island, en donde se planteaba que el mundo del futuro sería regido por las reglas de la firma IBM. En mayo de 1959 publicó su primera novela, The Small Rain, la cual cuenta la experiencia real de un amigo en el ejército; y el junio del mismo año logró titularse.

Y si bien su vida universitaria estuvo copada de creatividad, recién en 1963 publicó V, seguida de La subasta del lote 49, 1966; y El arco iris de la gravedad, 1973. Pasaron 17 años y sacó Vineland, para siete años después dar vida a Mason y Dixon, 1997.
La “sequía literaria” esta vez fue de nueve años, hasta 2006 cuando se editó Contraluz; seguida en 2009 con Vicio propio; y el 2013 Al límite. Y nuevamente cayó en la discontinuidad hasta ahora, pues esta semana se publicará Shadow Ticket de la mano de Penguin Random House.
Heredera de una fortuna quesera

Shadow Ticket, la décima novela del autor en más de 50 años de carrera, es una novela negra protagonizada por un detective privado que debe buscar a una heredera de una fortuna quesera.
Ambientada en Milwaukee, Wisconsin, durante la Gran Depresión (1932), Shadow Ticket cuenta la historia de Hicks McTaggart, investigador encargado de dar con la futura millonaria; búsqueda que lo lleva a Hungría, “donde se ve envuelto en una relación con nazis, agentes soviéticos, espías británicos, músicos de swing, practicantes de lo paranormal y motociclistas fuera de la ley”, se explica en la sinópsis.
Alexandra Alter, encargada de dar a conocer la trama, dijo que la novela llega con los ingredientes habituales en las complejas tramas del postmodernismo pynchoniano: “paranoia, espionaje, motivos musicales y personajes extravagantes y descomunales que se ven superados por la situación”.