Texto publicado a 6 años de su muerte y a 11 de haber sido escrito, remite a sus experiencias personales y poco conocidas en Estados Unidos.
El poeta español Dionisio Cañas (1949), miembro fundador del colectivo Estrujenbank, indagó en la vida íntima de Federico García Lorca, no con un afán de darle cabida a los chismes sobre su homosexualidad, sino más bien con la intención de comprender a cabalidad su obra Poeta en Nueva York, -escrita en 1929 y publicada en 1940- .
Cañas afirma que fue a finales de los años ‘20 cuando Lorca pasó junto a su pareja, Phiplip Cummings, una temporada en Vermont (Estados Unidos), ciudad que lo inspiró para el poemario. “Cuando Federico vio a Philip se encontró con un muchacho rubio de 22 años, alto, enamorado de España, poeta y a la vez totalmente identificado con su país”. Así, el autor, adscrito a la Generación del ‘27 (escritores españoles que, si bien eran muy distintos entre si, se suscribieron al surrealismo en donde el poeta pasa a ser un técnico virtuoso de la forma que no recibe inspiración divina), creó una serie de poemas situados en la ciudad, en donde destaca a su gente, sus costumbres, el frío, la calidez y lejanía humana, las diferencias entre blancos y negros y la añoranza de su tierra, lo que entremezcla con la fuerza de la vida y la energía de la muerte.

“En Eden Mills nos encontramos a un Lorca que prepara un ramo de flores para adornar la casa”, hogar que, Cañas asegura, compartió con Cummings y que inspiró el “Poema doble del lago Eden” (los “Poemas del lago Eden Mills” son dos: “Poema doble del lago Eden” y “Cielo Vivo”), en donde el autor hace un paralelo entre su infancia perdida y su deseo de vivir su amor con libertad tanto en Estados Unidos como frente a su familia en España. Es un poema sobre el dolor y la realidad.
Lorca, el artista
Si bien Lorca afirmó que “he hablado de poesía, pero de lo único que no puedo hablar es de mi poesía”, nunca dejó de dar luces sobre cómo entender sus letras y esto lo explica Ramón Xirau cuando sostiene que el autor “mucho de lo que (…) tenía que decir acerca de la vida -y de la muerte (…)- lo había dicho en (…) Teoría y juego del duende”, conferencia dada en 1933 en donde reflexionó sobre la creación artística.
Lorca era visto por sus pares como “un prodigio de vitalidad, aunque también de angustia”, afirma Xirau, lo que es factible encontrar en su obra, en la cual juega constantemente con la oposición entre la vida y la muerte. Tópicos que se distinguen cuando habla del “duende”, que “es algo que se tiene: ‘no es un poder y no un obrar, es un luchar y no un pensar’”.
Haciendo siempre un guiño a su tierra, Lorca, al comentar Poeta en Nueva York afirmó que “nadie puede darse la idea de la soledad que siente allí un español (…) Porque, si te caes, serás atropellado, y, si resbalas al agua, arrojarán sobre ti los papeles de las meriendas”.
Contextualización y estructura del texto

Lorca pertenece a la Generación del ’27, que destaca porque lo real va más allá del simbolismo, es decir, el objeto se sugiere, no se nombra. Además, el poeta se vuelve desconcertante y escandaliza a la burguesía, se trata de un técnico virtuoso de la forma que entrega una poesía pura despojada de elementos poéticos, cargada de realismo y antiromanticismo.
En 1929 el mundo ha colapsado -comienza la crisis económica que se detonó en Estados Unidos, y, en España, en enero, José Sánchez Guerra fracasó en su intento de golpe de Estado a Miguel Primo de Rivera- y los poetas lo traducen en su obra. Este mismo año Lorca emigra una temporada a Vermont y escribe Poeta en Nueva York, que cuenta con 35 poemas ordenados en diez secciones.
Respecto al “Poema doble del lago Eden”, cuenta con una bajada de Garcilaso, y se divide en 11 estrofas de 4, 5, 4, 6, 4, 4, 4, 4, 4, 4 y 6 versos. La rima es asonante en la mayoría de las estrofas. La función es expresiva, pues prima la subjetividad del discurso. Cada verso tiene, al menos, una presencia verbal, lo que lo vuelve dinámico.
Poema doble del lago Eden
Era mi voz antigua/ ignorante de los densos jugos amargos/ la que vino lamiendo mis pies/ sobre los frágiles helechos mojados.
¡Ay voz antigua de mi amor! / ¡Ay voz de mi verdad! Voz de mi abierto costado/ cuando todas las rosas brotaban de mi saliva/ y el césped no conocía la impasible dentadura del caballo.
¡Ay, voz antigua que todos tenemos, / pero que todos olvidamos, / sobre el hombro de la hora, en las últimas expresiones/ en los espejos de los otros y en el juego del tiro al blanco.
Estás bebiendo mi sangre/ bebiendo mi amor de niño pasado (mientras mis ojos se quiebran en el viento/ con el aluminio y las voces de los soldados.
Dejadme salir por la puerta cerrada/ donde Eva come hormigas/ y Adán fecunda peces…/ Déjame salir hombrecillo de los cuernos/ al bosque de los desperezas y los alegrísimos saltos.
Yo sé el uso más secreto/ que tiene un viejo alfiler oxidado/ y sé del horror de unos ojos despiertos/ sobre la superficie concreta del plato.
Pero no quiero mundo ni sueño, voz divina/ quiero mi libertad. Mi amor humano/ en el rincón más oscuro de la tierra que nadie quiera/ con mi nativo desprecio del arte y la correcta ley del canto.
Esos perros marinos se persiguen/ y el viento acecha troncos descuidados. / ¡Ay, voz antigua, quema con tu lengua/ esta voz de hojalata y de talco!
Quiero llorar porque me da la gana/ como lloran los niños del último banco/ porque yo no soy un poeta, ni un hombre ni una hoja/ pero sí un pulso herido que ronda las cosas del otro lado.
Quiero llorar diciendo mi nombre/ Federico García Lorca, a la orilla de este lago/ para decir mi verdad de hombre de sangre/ matando en mí la burla y la sugestión del vocablo.
Aquí frente al agua en extremo desnuda/ busco mi libertad, mi amor humano/ no el vuelo que tendré, luz o cal viva, / mi presente en acecho sobre la bola del aire alucinado.
Poesía pura, Poesía impura. /Vana pirueteada, periódico desgarrado. /Torre de salitre donde se entrechocan las palabras/ y aurora lisa que flota con la angustia de lo exacto.
No. No. Yo no pregunto. Yo deseo. /Voz mía libertada que me lames las manos. / En mi laberinto de biombos es mi desnudo el que recibe/ la luna de castigo y el reloj encenizado.
Aquí me quedo solo, hombrecillo de la cresta/con la voz que es mi hijo. Esperando/ no la vuelta al rubor y al primer gusto de la alcoba/ pero sí mi moneda de sangre que entre todos me habéis quitado.
Así hablaba yo cuando Saturno detuvo los trenes/ y la bruma y el sueño y la muerte me estaban buscando/ allí donde mugen las vacas que tienen rojas patitas de paje. /Y allí donde flota mi cuerpo sobre los equilibrios contrarios
En este poema podemos encontrar una infinidad de figuras literarias como Anáfora: “¡Ay voz antigua de mi amor,/ ay voz de mi verdad,/ ay voz de mi abierto costado…”; Epífora: “y la bruma y el Sueño y la muerte me estaban buscando./ Me estaban buscando”; Anadiplosis: “y la bruma y el Sueño y la Muerte me estaban buscando./ Me estaban buscando”; Polisíndeton: “porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja…”; Enumeración: “porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja…”; Bimembración: “Era mi voz antigua/ ignorante de los densos jugos amargos./ La adivino lamiendo mis pies/ bajo los frágiles helechos mojados”; Sinestesia: “Era mi voz antigua/ignorante de los densos jugos amargos” (la voz no siente sabores); Apóstrofe: ¡Oh voz antigua, quema con tu lengua…”; Personificación: “donde Eva come hormigas”/ “y Adán fecunda peces deslumbrados”; Símil: “Quiero llorar porque me da la gana,/ como lloran los niños del último banco” y Metáfora: “Era mi voz antigua” (él en el pasado)/ “Ignórate de los densos jugos amargos” (desconocía la dureza de la vida)/ “mis ojos se quiebran en el viento” (dolor, llanto)/ “unos ojos despiertos/ sobre la superficie concreta del plato” (pobreza)/ “no quiero mundo ni sueño (…)/ quiero mi libertad, mi amor humano” (libertad para poder amar sin represiones ni cuestionamientos en la vida real)/ “en el laberinto de biombos es mi desnudo el que recibe/ la luna de castigo y el reloj encenizado” (la verdad del ser humano es castigada ante los ojos y el tiempo)/ “donde flota mi cuerpo entre los equilibrios contrarios” (sociedad que se contradice entre lo que dice y lo que hace).
Valoración

El “Poema doble del lago Eden” narra la nostalgia del ayer haciendo un paralelo (poema doble) con la vida en Vermont. Por un lado, Lorca está lleno de vida y entusiasmo y al mismo tiempo añora la infancia perdida, haciendo presente la muerte, tópico común en la obra del autor.
La realidad no es endulzada, se habla de ella directamente. Es imposible no notar el amor en cada uno de los versos, lo que no significa que se hable de un romanticismo feliz. La vida íntima de Lorca, si bien su homosexualidad era conocida –y lo llevó a ser fusilado ante su obstinada negativa de huir a Buenos Aires- en 1936, no se conocieron los rostros de sus amores, haciéndose un nombre solo con su obra.
Es por ello que el autor, granadino en sus letras y en su forma de vivir, sorprende con Poeta en Nueva Yorkal mostrar una intimidad tan celosamente guardada.
1 comment
Que buen texto. Una excelente lectura del gran Federico.