¿Un gobierno políticamente autista?

por Sergio Canals L.

Trece mil millones por convenios ilegales en fundaciones y reparticiones públicas. Muchos “errores” corruptos del Estado que se corrigen sólo con ¿“capacitación administrativa”? y con la justicia. (Antes fueron clases de ética).  “No cambiaremos el gabinete”. “No aceptamos un chantaje”. Sonidos de guerra y suspiros en lencería.

El presidente, porfiado, conversa feliz con los niños. Sale como el Quijote a la caza del capitalismo. Sin Sancho, el del pueblo, quedará enredado en sus molinos de viento. Mientras pelea, ya florecen las camelias rojas. La masa está con el “justiciero” Bukele (y la caja fuerte).

No se le mueve un músculo al rostro siempre impasible del ministro “perseguido obsesivamente” por la opinión pública, la oposición chantajista y mucho del oficialismo. El ingeniero de la inteligencia fría y “víctima”, pero de su modo de ser, nos informa eso sí, que “bajó la pobreza” contable de los subsidios, mientras suben los campamentos y colapsa Codelco. A la par, RD y el PPD agonizan en soledad. La DC es tierra yerma. Chile Vamos se queja en medio de los estertores que anuncian alguna muerte. Luchan todos encarnizadamente por sobrevivir en sus “trincheras”, como en la primera guerra mundial.

¿Cómo tratar de entender este juego de máscaras, mentiras, y explicaciones burdas y manidas?

Veamos. La falta de influencia del contexto, junto a la falta de impulsos para buscar significados, se denomina “coherencia central débil”. Una vez armado un rompecabezas, se continúan viendo las piezas además del dibujo completo. No se advierte que una pieza sola, no significa nada. Esto es una “desconexión autista” con problemas para integrar la información en un “todo” coherente y general. El gobierno se centra en los detalles sin adoptar una perspectiva general. Se le escapan las “figuras ocultas” en una fragmentación permanente reflejada en decisiones y hechos confusos y muchas veces inconsistentes e incoherentes.

El mundo político pierde sentido a pasos acelerados. No es sólo una pérdida de confianzas mínimas mantenida en las mediciones públicas. Se han vuelto “extraños”, “distintos” para el sentido común de las personas. El “yo” político del gobierno y el congreso han pasado a ser “un rompecabezas confundido”.

Desde otro punto de vista complementario, quizá el problema esté en la dificultad de “sistematización” del gobierno y la política en desmedro de la capacidad empática. La capacidad de sistematización “da el impulso necesario para construir cualquier tipo de sistema”. Bajo esta energía se buscan las reglas por las que se rigen los sistemas para intentar “predecir cómo evolucionarán”.

Los estudios han mostrado una clara ventaja empática en la convergencia “empatía -sistematización” de las mujeres por sobre los hombres. En las personas “autistas” hay divergencias y la sistematización es preferente sobre la empatía. Se describen personas tipo E con mucha empatía, pero con problemas para sistematizar ¿Será el caso de nuestro presidente?  También existe el tipo B que sistematiza muy bien, pero que carecen de empatía, o es muy difícil percibirla por su baja intensidad ¿Será el caso del ministro de desarrollo social? ¿Estamos frente a un gobierno E y B a la vez? (Recordemos que la empatía afectiva negativa también se observa en las personas rasgos egocéntricos y narcisos). De allí a una burbuja con una ceguera moral que se vuelve corrupta, un solo paso.

Concluyendo esta digresión, podríamos aventurar que una gran parte del gobierno y la mayoría de los partidos políticos han perdido la capacidad de mentalizar empática y cognitivamente a la ciudadanía, especialmente a los grandes sectores vulnerables de la pobreza “contable” y no vivida. “Autistas”, han sido incapaces de leer la necesidad actual de seguridad por sobre la libertad, junto al deseo de “un gobierno firme” contra la violencia, aunque se hipotequen las libertades a favor de un autoritarismo populista y las excepciones que vulneran derechos humanos.

(Nota: Aclaro de forma críptica, que las verdaderas respuestas a este enigma político actual se encuentran ¡en las películas Barbie y Oppenheimer!)

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