Tengo en mis manos el último libro del poeta Eugenio Dávalos Pomareda: Andy Warhol y otros poemas. El esquema de este libro con dos cuerpos: “Andy Warhol” y “Otros poemas”, es una forma de exhibir el tormento al que nos somete la existencia en una sociedad de consumo, por el sólo hecho de respirar. El hablante de este poemario es el espejo de su propio lenguaje. Acoge el sabor embriagador y resistente de la duda. Los tres epígrafes que contextualizan la obra nos adelantan el tono de los versos en esta historia. Dávalos inicia su diálogo con compañeros de viaje como el director de cine Andrei Tarkovski, el poeta Antonio Colinas y el propio Andy Warhol, que toman al lector de la mano y lo conducen por los 29 poemas que dan cuerpo al poemario.
«La poesía es un modo de ver el mundo,
una forma especial de relación con la realidad»
p.4
«En medio de la noche me despierto,
abro los ojos, miro
en lo oscuro
y voy sintiendo un dolor que es
antiguo y, a la vez, muy nuevo y vivo»
p.5
«Es bonito que te hagan un buen desayuno»
p.9
Del mismo modo que en el capítulo 1 de la Divina Comedia de Dante, Eugenio Dávalos se encuentra con Andy Warhol para que lo rescate de la loba en el infierno de estos tiempos modernos. Ya lo adelanta el poeta Samuel Leal Chau en la cuarta de forros: “Nada se escapa a su escrutinio, es la historia contemporánea que se despliega a través de los medios masivos que informan y a la vez desinforman y deforman”.
La mentira se convierte en el nuevo infierno, como si en el ingenuo juego del “día de los inocentes” la mentira se quedara para siempre entre nosotros. Andy Warhol acompaña a Dávalos en este difícil viaje por la palabra que nombra lo que no queremos ver:
Mientras por las carreteras iban los humanos niños
desnudos huyendo de las bombas de napalm
y los misiles hipersónicos
Había ríos y océanos de sangre, pero nadie
quería ver ni constatar la permanente existencia
de esos ríos y océanos de sangre
p.18
nadie quiere ver ni constatar la permanente existencia de esos ríos y océanos de sangre; nadie quiere ver ni constatar la permanente existencia de esos ríos y océanos de sangre; nadie.
Esta es la misma casa que acogió la palabra con el pulso del propio cuerpo, y el ajeno sin miedo, pero con la nostalgia de aquello que se extravió. Eugenio Dávalos emprende su búsqueda; Paris, La Habana, Buenos Aires, Río de la Plata, Colonia del Sacramento:
Allí te encontré a ti también sin amigos
sentado sobre una humilde piedra
angustiado entendí de alguna manera
que la soledad había hecho un nido en tu corazón
p.35

En estos versos no sólo se lee el vaticinio de la existencia individual, se alza también el sentir colectivo de un país que se duerme en el ilusorio confort que otorgan los bienes materiales adquiridos y, al mismo tiempo, el goce que confiere ser exhibidos. Son versos que matizan un interés genuino por la forma; una búsqueda estética continua hace que su texto recorra a gran velocidad, sin puntos ni comas, diversas sensaciones por “la palabra” que, a su autor, le fue ordenado buscar:
¿Dónde está Borges
para cobrarle la palabra?
p.75

El diálogo permanente con compañeros de viaje como Baudelaire, Modigliani, Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Alejandra Pizarnik, Lezama Lima o Malú Urriola es el refugio de un poeta como Eugenio Dávalos Pomareda, un lugar imaginario, donde las anécdotas y el paisaje se acopian para ahuyentar la soledad de la espera:
El poeta que vive frente al mar opta
por el verso libre que lo libera de su neurosis
p.38
En Andy Warhol y otros poemas encontramos personajes víctimas de este doble vínculo ligado a trastornos e incongruencias en nuestras relaciones afectivas más íntimas:
Oculto en el rostro que mira el rostro que desea
y el rostro del resentimiento
bebiendo en el rostro del odio
ocultando los dientes con que muerde la soledad
p.41
Habrán parido un hijo y otro hijo hasta olvidar el amor
p.51
Eugenio Dávalos Pomareda cincela el camino elegíaco diseminando pequeñas y grandes reflexiones en torno a la esencia de las cosas y el modo cómo hemos vivido nuestra humanidad:
Claro que volveremos a la edad de piedra
qué duda cabe cada vez nos acercamos más
al cero cada vez nos vamos desenvolviendo con reacciones
más primitivas y —sin entrar en discusiones
[de ninguna especie—
p.39
y cómo las nuevas generaciones, si no se les alerta, podrían pertenecer al mundo de los irrelevantes, que no servirán siquiera para que los exploten.
En poesía nos travestimos con la experiencia ajena. No siempre es el corazón de uno, la mirada de uno. Es ponerse en el lugar del otro como un otro dentro de uno. Andy Warhol y otros poemas, en mi opinión, es un gran poema visual que atraviesa la dirección del tiempo con apasionada escritura e involucra la pureza de la velocidad con la que escribe su autor. Esculpe los recuerdos y renueva el presente:
Tienes cuatro esquinas
una ciudad completa dentro de ti
Tienes
frases hermosas escritas en la piel
p.81
Un nuevo libro de poesía siempre es una incógnita, un enorme misterio. Todo poeta presume un laberinto desde el momento que traza y plantea un imaginario personal que nos corresponde, como lector, desentrañar:
No te hundas
No te hundas
Aún no termina la fiesta
p.82
Ficha Técnica:
Título: Andy Warhol y otros poemas
Año: 2024
Autor: Eugenio Dávalos Pomareda
Tamaño: 15x23cm
Editorial: Marciano Ediciones
Páginas: 88
Eugenio Dávalos Pomareda
Iquique, 1961.
Becario de la Fundación Neruda año 1989. Algunas de sus publicaciones en poesía son: La copa de Neptuno; Naturaleza muerta; El hombre sin misterio; Estación central. Actualmente es director de la revista de poesía y arte Nube cónica. Los poemas de su obra inédita Aporía están publicados en la revista AEREA, Revista Hispanoamericana de poesía. El 2023 fue traducido al estonio y publicado en la revista Looming de Estonia.