Una novela sobre la resistencia vital de un escritor.

por Rafa Ruiz Moscatelli

Mario Lanzarotti nos entrega un libro de quinientas ochenta y tres páginas, sin ni una demás.  “La Vida de Medio Lado” subtitulada como “Un escritor marrano bajo la Inquisición”, es una novela elaborada con gracia y conocimiento sobre la resistencia vital de un escritor y de su familia, judíos conversos, ante la eterna sospecha y bárbara persecución de la Inquisición en el siglo XVII.

Mario Lanzarotti es un escritor que vive en París hace poco más de cuarenta años. Es Doctor en Economía de la Universidad de París y profesor de la Sorbona. Profesiones que ejerció a cabalidad, mientras también ansiaba sentarse a leer, escribir, narrar y novelar, sobre las insondables pasiones del alma humana, sus noblezas y traiciones.

Ya en el título –más de alguno recordará el estribillo “Así así de medio lado” de ese pegajoso merengue ritmo muy bailado por nuestros padres– Lanzarotti nos muestra su capacidad narrativa con humor, imaginación y documentación para recrear traviesa y verazmente la vida de una época contemporánea a la de Cervantes, cuya obra el autor conoce bien. El autor del Quijote ya grande, famoso y maltratado, incluso por la Inquisición, parece ser el inspirador vecino y mentor del escritor Alonso de Mora; personaje entrañable de esta novela al igual que la tentadora y valerosa Isabel.

En esta historia los perseguidos no se victimizan, como uno podría imaginar, aunque muchos de los judíos conversos resistentes terminaban enjuiciados, expropiados, torturados, desaparecidos por años en las prisiones religiosas y calcinados en los quemaderos públicos de la Inquisión. Para desafiar ese poder sin contrapeso, al menos en España, había que tener valor.

 Alonso de Mora, sus familiares y conocidos cambian de ciudades en España, van a Francia y en esos trances de ocultamiento y resguardo de su integridad física y patrimonial el autor va recreando los lugares y ciudades, mostrando las actividades que se desarrollaban en esa época, incluyendo las costumbres culinarias y amatorias.  Como sabemos bien los que llegamos al siglo XXI; no hay persecución ni crueldad que logre erradicar totalmente los placeres terrenales.

En este libro los sospechosos y perseguidos van y vienen, cambian sus nombres, viven del comercio, de sus relaciones, y de talleres de telas y tejidos de apreciada calidad. Dependiendo del país mantienen vínculos con el poder político mientras la Inquisición los sigue y persigue ignorando fronteras y poderes mediante redes de espías de las órdenes religiosas vigentes en esos años.

En ese ir y venir, el autor se despliega con un castellano rico y equilibrado. Sin empalagarse. Sin simplificar la redacción hasta dejarla seca sin los giros que requiere el lenguaje para vivir y no cosificarse. Lanzarotti nos pasea con su prosa por rincones de Madrid, donde actores, autores, y comerciantes de espectáculos artísticos, se baten a viva voz – y vivas espadas- por sus pensamientos y obras sin que ni la Inquisición logre frenar este torrente creativo. Tambien el libro nos narra la vida de sus protagonistas en Sevilla, donde Alonso de Mora conoce a una actriz desinhibida y misteriosa; en Ruan, Paris y muchos otros lugares visitados por el judío converso Mora o de Mora. Sin faltar las pequeñas historias, con las que el autor nos revela curiosidades; como lo que pensaban del amor marital esas nobles señoras de la corte francesa en sus encuentros sociales en Rambouillet.

Mientras a pincelazos de un sinnúmero de personajes ficticios y reales del poder, las artes, los oficios y de las monarquías, nos muestra sucesos que le dan sabor y contorno a la trama. La historia desnuda y fría de la Inquisición es conocida, la gracia de Lanzarotti es que la ambienta con ironía y observación revelando la tragedia de los que tuvieron que adaptarse, aunque nunca dejaran de rebelarse. Estos resueltos personajes ilustrados se agradecen ante un medio oscurantista y conformista. Sin ser unos zafados, estos escritores, medios comerciantes, medios combatientes, medios paladines, con discurso, letra y retorica, resisten la opresión y se las ingenian para vivir en la amistad, el sexo, la familia, la fiesta y la ocupación.

El temperamento de los personajes, un lenguaje atractivo y un ambiente conocido a fondo, es lo que se agradece de este libro que pone a la vista el desafío planteado por el maestro en las cercanías del centro de Madrid a su discípulo Alonso de Mora, cuando este le mostró sus primeros relatos. ¿Y que más? ¡Y que más muchacho! insistía siempre el maestro.

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1 comment

Toti enero 15, 2023 - 3:32 pm

Excelente comentario. Leí y disfruté la novela con todo lo que describe Rafael y además impactada por el uso del lenguaje que sin ser ladino se siente antiguo y sin ser moderno se siente actual. Felicitaciines!!!!

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