Wendy Carlos. El talento de una “inexistente”

por Cristina Wormull Chiorrini

Aquellos que vivieron su juventud en la década de los setenta recuerdan La naranja mecánica, A clockwork Orange, que causó escándalo por su crudeza y la bizarra trama basada en el libro de Anthony Burguess y llevada por Stanley Kubrick a la pantalla grande.  Pocos saben que la creadora de la obertura musical de la película, una composición basada en el uso de sintetizadores que logra introducir abruptamente al espectador y auditor en el ambiente sórdido del film, fue Wendy Carlos

Wendy Carlos nació como Walter Carlos, un 14 de noviembre de 1939, en Pawtucket, Rhode Island, Estados Unidos, un país tremendamente conservador por aquellos años de preguerra y que se acentuaría precisamente durante el conflicto. Como si no fuera suficiente, nació al interior de una familia de clase trabajadora y costumbres tradicionales que se horrorizó al ver las inclinaciones femeninas que insinuaba su hijo desde la primera infancia, y no le hicieron fácil la vida en aquella sociedad asolada por el flagelo de la discriminación en todos los ámbitos, pero especialmente, en el sexual y en el de la la discriminación racial.

“Cuando tenía cinco o seis años, recuerdo estar convencida de que era una niña, prefería llevar el pelo largo y ropa de chica y no entendía por qué mis padres me trataban como a un muchacho, por lo que decidí esconder mis sentimientos” … Wendy Carlos 

Walter- Wendy no solo padeció los habituales miedos infantiles a la oscuridad, al monstruo del closet, al hombre de la bolsa o a la figura icónica del payaso. Sus terrores no eran imaginarios, eran la pesadilla de cada día. Su pavor era que sus padres dejaran de quererla si se vestía o actuaba como la mujer que ella sentía ser. 

El piano fue su refugio, un oasis en su estigmatizada existencia infantil y ya a los seis años lo tocaba perfectamente.  Al llegar a los diez, compuso su primera pieza musical, Trío para clarinete, acordeón y piano’, mientras crecía ocultando su verdadera naturaleza, en medio de una sociedad que ni siquiera mencionaba el tema de la transexualidad ni menos lo debatía públicamente, convirtiendo a personas como Walter Carlos en “inexistentes”.

“Mi vida era un infierno”. Wendy Carlos

Pese a las dificultades que tuvo que enfrentar, y a tener que ocultar permanentemente su condición, logró graduarse en Física y Música en la Universidad de Brown, en Long Island e inscribirse en la primera escuela de música electrónica de Estados Unidos, en Columbia/Princeton, donde obtuvo una maestría bajo la guía de Otto Luening y Wladimir Ussachevsky, los pioneros de la vanguardia musical electrónica.

Su extraordinario talento no se limitaba al ámbito artístico, sino que se ampliaba a campos como el de la electrónica donde sus aptitudes y conocimientos la hicieron destacarse en la tecnología y ya a los catorce años ganó su primer premio en una feria de ciencias por construir un teclado con ordenador solo con elementos que encontró en su casa.

Apenas cumplidos los 22 años, viajó a Nueva York con la cabeza perdida en la creación de sonidos electrónicos de vanguardia en aquellos años de fines de los cincuenta y conoció al ingeniero Robert Moog, que fabricaba sintetizadores. Rápidamente se convirtió en su cliente y asesor y, años después, en 1968, grabó Switched-on Bach -con un sintetizador de su marca- un álbum que fue un gran éxito, vendiendo más de un millón de copias y ganando tres Grammy, convirtiéndola así en la primera mujer transgénero en obtener este galardón y en una celebridad indiscutida, aunque poco se la veía en público, al que evitaba por sus miedos. 

A principios de los sesenta era muy difícil conseguir que la gente escuchase, ni hablemos de tomarse en serio, cualquier música que fuese producida de forma electrónica (…) El público general la consideraba vanguardista, pero en el peor sentido de la palabra, absolutamente sin ningún valor positivo o interés comercialWendy Carlos.

Hoy se puede leer que actrices transgénero como Laverne Cox (Sophia Burset en Orange ins the new black), haya sido nominada a un Emmy, además de la compositora Angela Morlay en 1990 y más recientemente, MJ Rodríguez (Blanca Evangelista en Pose) pero en los años de juventud de Carlos, nadie las habría destacado.  Trazó el camino para hacerlo posible, décadas atrás en una vida que estuvo habitada por el aislamiento y el temor y, aún así sus logros son notables.  No es que hoy la condición transgénero sea totalmente aceptada, pero indudablemente ha habido avances en la sociedad.

Walter llegó a la cima, y en ese momento su vida comenzó a dar un giro con su decisión de aceptar quien era e iniciar su transformación a Wendy. Su existencia empezó a transcurrir entre excusas para no aparecer en público mientras iniciaba su tratamiento hormonal.  Algunos de sus amigos estaban enterados, pero Wendy, para evitar que otros se dieran cuenta, se aplicaba patillas falsas, se pintaba vello facial y usaba pelucas que mantuvieran su apariencia masculina. Hasta que finalmente, el año 1972, se realizó la intervención quirúrgica definitiva de cambio de sexo y se atrevió a mostrarse ante la sociedad como lo que siempre había sido:  una mujer.

Tenía mucho miedo, estaba aterrorizada, no sabía qué efectos podría traer esta decisión, y tenía miedo por mis amigos, que se pudieran convertir en blanco de agresiones de gente prejuiciosa, que viera lo que yo había hecho como algo inmoral, demoníaco en términos médicos, enfermizo, un asalto al cuerpo humano. Y a nivel personal, temí que el ambiente de la música ya no me tomara en serio y me rechazara.Wendy Carlos, entrevista en Revista Playboy.

En el intertanto, trabajó en 1971, con Stanley Kubrick  que le solicitó componer la música para La naranja mecánica (A Clockwork Orange),un film donde la música era central logrando perturbadoras e inolvidables melodías clásicas electrónicas que solo algunos saben fueron compuestas por Wendy Carlos y donde Kubrick, maniáticamente exigente como siempre, le exigió una versión acelerada del final de la obertura de Guillermo Tell de Rossini para acompañar la escena del trío sexual, pero sin embargo, descartó varias composiciones originales de Walter que en lugar de eliminarlas, las compiló en un álbum que lanzó tres meses después del estreno de la película enfatizando en que era  su versión personal de la banda sonora.

Pionero ya de la música electrónica, le imprimió al film el tono futurista que necesitaba. El Funeral de la Reina Mary, de Purcell, se popularizó en los setenta como el tema principal de la película, y la Marcha de La Naranja Mecánica, basada en la Novena Sinfonía de Beethoven, fue la primera canción en la historia con voces grabadas con vocoder, sintetizador de voz que más tarde utilizaron grupos como Kraftwerk y Daft Punk.

La originalidad de Carlos se encuentra en la combinación de tecnología y arte, en juntar lo moderno con lo clásico con una naturalidad que es comparable a aquella en la que un hombre y una mujer se descubren, como una transformación evolución que no termina de nacer.  

Con Kubrick, a pesar de su muy mala experiencia, volvió a trabajar en la banda sonora de El Resplandor(The Shinning), y también tuvo una importante participación en la cinta futurista Tron de Disney, la primera en usar imágenes generadas por un ordenador.  

Wendy Carlos puede lucir grandes logros artísticos y destacar su aporte pionero a la música electrónica, pero más allá de ello, es su testimonio personal, su valor y su honestidad para asumirse como transgénero, lo que la diferencia de los demás compositores de su tiempo.  Ella sembró la semilla para que otros/as que no se atrevían a vencer los miedos y el prejuicio, pudieran también sentirse dueños de sus vidas.

El público resultó ser increíblemente tolerante o, si lo prefiere, indiferente…, Wendy Carlos refiriéndose a la repercusión generada por su confesada condición de transexual.

Wendy Carlos fue una verdadera pionera y tuvo un rol clave popularizando tanto la música clásica como la electrónica y hoy, a sus 84 años, sigue viviendo muy recluida en su hogar de Nueva York y trabajando intensamente. En su discografía cuenta con 20 álbumes, algunos remasterizados y otros originales.

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2 comments

Albina Sabater Villalba diciembre 21, 2023 - 4:49 pm

Muy interesante el caso de Wendy Carlos. Su música, a mi juicio, fue fundamental para darle a la película «La naranja mecánica» ese tono extraño e inquietante.
Gracias por tu aporte, Cristina, y por ilustrarnos.

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Rafael diciembre 23, 2023 - 7:03 pm

Gracias por tan interesante historia, en la que podemos aprender mucho más de la música y la condición humana. Voy a investigar un poco más en la discografía de Wendy.

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