2021. El año en que viviremos en peligro

por La Nueva Mirada

La nueva opción del Partido Comunista

Es recomendable leer con atención los acuerdos del reciente congreso del Partido Comunista. Es un partido serio, que hace lo que dice. En este principal evento el PC ha notificado que no está por la unidad amplia de la oposición, sin exclusiones, sino por un frente antineoliberal (sin medias tintas). Ello marca un giro estratégico en la política seguida hasta ahora por ese partido.

A diferencia de congresos anteriores, en donde el secretario general bajaba la línea y los congresales tendían a la alineación, este parece haber sido un encuentro más polémico, en donde exponentes de las nuevas generaciones dirigentes, como Camila Vallejos y Daniel Jadue, realizaron aportes protagónicos para impulsar el giro, incluido un reconocimiento del aporte de la Primera Línea en este complejo período de movilizaciones sociales. La elección del nuevo Comité Central fue un cierto golpe para las generaciones que han conducido hasta ahora los destinos del partido, pese a lo cual se optó por reelegirlos.

Lo que el PC acuerda en su reciente congreso es una abierta disposición a competir por la hegemonía al interior de la oposición, sin reparos a si ello pone en juego el resultado del proceso constituyente o le facilita a la derecha el control de la mayoría de las alcaldías y de gobernadores regionales, con la mejor opción para mantenerse en el gobierno.

Lo que el PC acuerda en su reciente congreso es una abierta disposición a competir por la hegemonía al interior de la oposición

No es el único partido que no está por la unidad amplia y sin exclusiones en la oposición, como muchos, razonablemente, demandan. La mayoría del Frente Amplio (o lo que queda de él) ha acordado concurrir a este frente antineoliberal, optando por competir en las elecciones municipales y de gobernadores regionales. Ello parecería coherente con los fundamentos de su creación, postulándose como alternativa a los bloques mayoritarios que protagonizaron el proceso de transición.

La mayoría del Frente Amplio (o lo que queda de él) ha acordado concurrir a este frente antineoliberal, optando por competir en las elecciones municipales y de gobernadores regionales.

Ya no son los 30 años, son 47, incluyendo los 17 años del régimen militar. Es el modelo neo liberal creado en dictadura y que la Concertación de Partidos por la Democracia se habría limitado a administrar.

Tampoco la DC es una gran defensora de la unidad amplia de la oposición, aun cuando parece disponible a separar el proceso constituyente de los acuerdos electorales y las coaliciones de futuro. En el esfuerzo por recuperar parte de su identidad, la Democracia Cristiana ha privilegiado el llamado camino propio o alternativista, antes que políticas unitarias.

Tampoco la DC es una gran defensora de la unidad amplia de la oposición

Tan sólo los sectores que se identifican con el socialismo democrático parecen predicar en el desierto por una esquiva unidad, que hoy enfrenta diferencias aparentemente insalvables.

Tan sólo los sectores que se identifican con el socialismo democrático parecen predicar en el desierto por una esquiva unidad, que hoy enfrenta diferencias aparentemente insalvables.

La opción escogida por significativos sectores de la izquierda es ciertamente legítima. Qué duda cabe. Muchos, entre otros el Presidente del Partido Socialista, pueden estimar que es una opción equivocada. Como otras adoptadas por el PC en el pasado reciente. Como cuando optó por la lucha armada para derrotar a Pinochet (no se ha terminado de escribir la historia del Frente Patriótico). O su resistencia inicial a la inscripción para votar en el plebiscito de 1988 (inscripción igual traición). Sus críticas al llamado pacto de la transición. O negarse a firmar el acuerdo del 15 de noviembre que abrió camino al proceso constituyente.

El Partido Comunista actúa por convicciones y su lectura de la realidad es que el país vive una crisis mayor, con un gobierno prematuramente agotado y sin respaldo ciudadano y una movilización social en ascenso, en franca rebeldía con el modelo neoliberal. La misma que busca movilizar para transformar a la convención constituyente en una “verdadera Asamblea constituyente”, soberana para decidir acerca de su reglamento y quórums para la aprobación de sus acuerdos, en abierta contraposición con el acuerdo del pasado 15 de noviembre, que ni el Pc ni el Frente amplio suscribieran,

Y, no es un detalle menor, el PC tiene un candidato presidencial que marca en las encuestas. Daniel Jadue cuenta con las posibilidades de transformarse en el candidato presidencial del polo de izquierda, sea que Beatriz Sánchez desiste de competir para postularse como candidata a la convención constituyente o gobernadora por la quinta región, o porque compitan en una primaria del sector.

No tan sólo el proceso constituyente estaría en riesgo

Qué duda cabe. La dispersión opositora le entrega a la derecha la mejor opción de constituirse en la primera minoría, con algo más de un tercio de los miembros de la convención constituyente para defender “artículo por artículo la constitución de Jaime Guzmán” como afirmara Pablo Longueira.

La idea, aún vaga, de “cercar” la convención constituyente con una masiva movilización social para presionar por convertirla en una verdadera Asamblea Constituyente soberana anticipa más de un riesgo para minar los consensos esenciales que abrieron el camino al proceso constituyente. Tal como ocurre con la pretensión de sectores mayoritarios de la derecha para ejercer un poder de veto sobre este proceso.

La interrogante crucial es qué puede pasar en el país si, finalmente, el proceso constituyente, en el que se han cifrado tantas expectativas, termina frustrado por estos vetos cruzados y la imposibilidad de construir consensos mayoritarios en torno a un nuevo orden constitucional.

La interrogante crucial es qué puede pasar en el país si, finalmente, el proceso constituyente, en el que se han cifrado tantas expectativas, termina frustrado por estos vetos cruzados y la imposibilidad de construir consensos mayoritarios en torno a un nuevo orden constitucional.

La acelerada carrera presidencial

Es más que evidente que la salida del gabinete de Mario Desbordes, así como la renuncia de Sebastián Sichel a la presidencia del BancoEstado, adelantó la carrera presidencial al interior del oficialismo, aunque no sea del todo evidente que Desbordes logre la nominación de su partido en el Consejo General programado para mediados de enero. Allí se anticipa una tensión mayor entre los sectores más duros del partido y la llamada derecha social, que bien pudiera culminar con una ruptura. La duda es si la derecha dura levantará su propio precandidato u optará por apoyar a Sichel, buscando cerrarle el camino a Desbordes.

En la UDI, más allá de las buenas palabras, Evelyn Matthei deberá enfrentar a Joaquín Lavín y su controvertida propuesta de un gobierno de convivencia nacional, para convertirse en la aspirante presidencial del gremialismo. Pese a los guiños evidentes es difícil pronosticar la inclusión de José Antonio Kast en unas primarias para designar al candidato (a) único del sector.

En la oposición, pese a evidentes señales de diverso origen, el escenario presidencial no termina por configurarse. La Democracia Cristiana resolverá – entre las opciones de Rincón y Undurraga -un candidato (a) presidencial durante el próximo mes de enero, con la clara disposición de llevarlo (a) a primera vuelta, tal como sucediera en la anterior elección (con los resultados conocidos).

Aún está pendiente la decisión de Beatriz Sánchez de asumir nuevamente una candidatura presidencial en representación del Frente Amplio, que debería disputar con Daniel Jadue en unas primarias del llamado polo de izquierda,  o postularse como candidata a la convención constituyente, consagrando la candidatura del actual alcalde de Recoleta como el candidato del polo de izquierda. 

En el denominado espacio socialista y democrático, constituido por el PS, el PPD y el PRSD, al que podrían integrarse sectores desgajados del Frente Amplio, incluido el Partido Liberal y eventualmente el PRO las opciones no terminan de decantar. Carlos Maldonado, presidente del PRSD ha sido proclamado oficialmente, aunque no es claro que esté dispuesto a competir en unas elecciones primarias con el PS y el PPD, que sí enfrentarán decisiones en su interior. En enero tendrán lugar las elecciones internas en el PPD para dirimir la competencia entre su presidente Heraldo Muñoz y el vicepresidente Francisco
Vidal.

El PS ha postergado la decisión, tanto respecto de los procedimientos para designar su abanderado, como la nominación de los precandidatos, dejando claro que levantará una opción. Una buena parte de su bancada parlamentaria le ha solicitado al presidente del partido que asuma esa responsabilidad, en tanto que ha surgido el nombre de la exministra Paula Narváez como una potencial precandidata que, con evidente efecto mediático, ha recibido el apoyo de la expresidenta Michelle Bachelet.

Y debe registrarse la mediática postulación de Pamela Jiles, de proyecciones inciertas e inquietantes en el ámbito opositor.

Probablemente no llegaremos a las 24 postulaciones presidenciales registradas en Perú, pero es más que evidente – con las tendencias actuales – que la oposición llegaría fragmentada a la contiende presidencial de noviembre y muy difícilmente con un pacto de apoyo recíproco para el candidato que obtenga la primera mayoría relativa.

En esas condiciones la derecha mantendría la opción de proyectarse a futuro, pese a no representar las demandas de cambios y transformaciones levantadas durante el estallido social y manifestadas con evidencia en el plebiscito constitucional, en contraste al rotundo fracaso del actual gobierno y las diferencias en su interior.

En esas condiciones la derecha mantendría la opción de proyectarse a futuro, pese a no representar las demandas de cambios y transformaciones levantadas durante el estallido social y manifestadas con evidencia en el plebiscito constitucional, en contraste al rotundo fracaso del actual gobierno y las diferencias en su interior.

Sin lugar a dudas, una gran paradoja y un complejo escenario que no garantizaría la futura estabilidad política y paz social en el país.

Sin lugar a dudas, una gran paradoja y un complejo escenario que no garantizaría la futura estabilidad política y paz social en el país.

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