A 37 años de la inmolación de Sebastián Acevedo. La foto y un testimonio desgarrador

por La Nueva Mirada

Sebastián Acevedo Becerra tenía 52 años cuando, el 11 de noviembre de 1983, se inmoló en la plaza frente a la Catedral de Concepción.

El médico que lo atendió hasta su muerte(foto) y realizó su autopsia fue Juan Zuchel Matamala, reconocido en la región por su destacada historia como profesional y deportista, defensor de los derechos humanos, escritor y compositor musical, calificado popularmente como “médico de los pobres” y distinguido por el municipio penquista en su calidad de “vecino ilustre.

Este es el relato de su hija, Francisca Zuchel Chovar, a partir del encuentro de la foto (de encabezado) del doctor acompañando en sus últimos minutos de vida a Sebastián Acevedo.

“Justo hoy, un día de infinita tristeza, encontró mi papá esta foto que por meses buscaba en la casa. Sebastián Acevedo tenía dos hijos secuestrados por la CNI, acusados por atacar a la dictadura. Quería saber dónde estaban sus hijos, recorrió toda Concepción, las cárceles y hospitales. Nadie le dio respuesta.

Se paró entonces frente a la catedral con un cartel que decía “No más CNI”.

Advirtió: si alguien pasaba una raya, él se prendería fuego. Un paco la cruzó y él cumplió su palabra.

Recorrió la plaza de Concepción transformado en una llama, los taxistas lo ayudaron. Llegó al hospital con 98% de su cuerpo quemado y ninguna posibilidad de sobrevivir. Mi papá, como médico, lo vio en el hospital y pidió permiso para tomar fotos y grabar sus últimas palabras. Sebastián Acevedo, que trabajaba en una empresa constructora, dijo entonces: ”No quiero que los liberen, quiero saber dónde están mis hijos y que los juzguen como corresponde si es que han cometido un error (…) al carabinero le dije confiar más en la palabra de los hombres(…) y lo que pasaría si alguien pasaba la raya..

Luego, desde su cama en el hospital(foto), habló con sus hijos por teléfono y murió.

Al día siguiente mi padre llegó al Servicio Médico Legal de Concepción para realizarle la autopsia. Estaba solo en su oficina y llegó el momento de firmar el certificado de defunción. Consistentemente escribió “inmolación” en la convicción de que “murió por todos nosotros”. Hubo una fuerte reacción oficial cuestionando el certificado (*) por no indicar “suicidio”. Se resolvió entonces la intervención del juez Guillermo Silva. Mi papá le explicó las definiciones diferentes de suicidio e inmolación y el juez la aceptó.

Mientras no haya justicia total y real, ni perdón ni olvido”

(*) En esa reacción del régimen intervino la ministra Mónica Madariaga

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