“Alguno habló en el silencio, alguno calló, alguno se fue por su camino” (Paul Celan)
Los muertos hablaron en el silencio. Los muertos callaron. Los muertos se fueron por su camino.
El tiempo en silencio. El tiempo en. El tiempo. El. E. (————)
¡Shhhit! ¡Silencio! Comienza el segundo acto. Una obra digital. ¡El relato de CHILE! ¡Enciendan los celulares! ¡No! ¡Apáguenlos!
Es una tragedia. Con coro griego y todo. Siempre está el coro. Pero, de la “voz del poeta”, no tiene nada. Tampoco hacen “sentencias religiosas ni morales”. Tampoco danzan. Ni reflexiones críticas.
Parecen un eco con megáfono. Silencioso.
Obra de Teatro sólo con números. Reemplazaron al actor principal y ya se contagió con la autoridad de Chile (“Autoridad Sanitaria”).
“¡No hay cogobierno!” (Pánico en los ojos, que sí se ven. Sobre las mascarillas).
Todos los días se repite, con un pésimo guion. A los actores no se les ve la cara. El final es incierto. Lo construye cada espectador en silencio.
Los parlamentos no se los creen ni ellos mismos.
La culpa del final la tienen los espectadores y protagonistas. Son los que pagan. Es la única obra. Los otros teatros están cerrados. Y en silencio.
El director guarda silencio. El guionista principal es el dueño de la productora.
Si no le gustó, no hay derecho a reclamo. Ni a devolución de platas (Es que no hay). Se agotó.
La realidad. Por cada espectador, hay una obra. Millones y millones de obras.
Bastó una semana para que el abismo comenzar a mirarlo con sus ojillos malignos y burlones. Habla en silencio.
Silencio proscrito. Tiempo perdido
¡Guarden silencio!
Por los muertos y los cesantes. Por las empresas perdidas.
“Proscritos y perdidos, en casa”.
Se necesita una escalera para llegar al cielo (UCI).
“Y muchos de ellos no van a alcanzar a subir. Se van a morir en Urgencia” (Tomás Regueira, presidente de la Sochimi el día 23)
¿Alguien del pueblo sabe lo que es la Sochimi?
¡Joder que no!
En la “última cama” hospitalizaron el silencio. Como no había ventilador, está en “ECMO”. Otra vez con las malditas siglas.
Hay que googlearlo. Texto (-en silencio-) que no aparece en la obra.
Guardan silencio. Están preocupados de trabajar y comer.
“Ay, catedrales.
Ay catedrales no vistas,
ay, aguas no escuchadas,
ay, relojes bien adentro de nosotros.”
Relojes pendulares de tiempo, digitales.
Relojes perdidos.
No hay “años perdidos”. Bueno, depende de lo que se considere una pérdida. Sí se puede perder dinero o la vida misma. También es posible perder a una persona que uno ama. Perder un objeto físico. Perder una votación política. Perder un órgano
Perder un diente. Una muela picada. (Mamá me duele un diente, y me lo quiero sacar).
Perder un bombo. Fue confiscado.
Perder un brazo. Perder un diente. Perder la cabeza, en un ataúd abierto. Perder el cerebro. Perder una lágrima. Perder a Dios.
Perder la razón.
¿Alguien las ha visto? ¿Alguien los ha encontrado?
Qué avise, con un WA.
Hoy se pierde el trabajo por ZOOM. Se va a la cárcel por Zoom. Se divorcia por ZOOM. Se hospitaliza por ZOOM. Se va al baño por ZOOM. ¿Se tiene sexo por ZOOM? Quizás un “rapidito” Zooooom y ya está. Internet encarnado. Carne interneteada.
Hoy se pierde el trabajo por ZOOM. Se va a la cárcel por Zoom. Se divorcia por ZOOM. Se hospitaliza por ZOOM. Se va al baño por ZOOM. ¿Se tiene sexo por ZOOM? Quizás un “rapidito” Zooooom y ya está.
Le cuento. Como la realidad de ZOOM acontece en un mundo digital, nunca sucedió. Sólo habita en el ciber espacio. En la realidad digital. Donde falta el silencio. Pero se habla en silencio.
El día del padre, tampoco nunca existió. Pasó casi en silencio, digital consumidor. No había nada que vender.
Lo que no se vende, no existe.
Lo que no se consume, no existe.
Soy lo que vendo. Soy lo que compro.
Soy un billete de cinco lucas.
Soy una tarjeta de crédito
Soy una tarjeta de Redbank.
(Repítalo como un mantra, cuando esté deprimido)
Namasté.
Reflexión final dramática: (Medítela, Mientras ora en silencio frente a un cajero automático)
Han bastado tres meses para darnos cuenta (en silencio), qué si uno no va al Mall, no pasa nada. Qué si no compra como antes, se le desgarra el alma. Otros se dieron cuenta, que simplemente no tienen nada que comer. Nada que comprar. Nada que vender. Que simplemente, son pobres. Que ahora son más pobres. Y algunos, que hasta los pueden “dejar” morir. De viejos.
Reflexión positiva para realizar en silencio: (mientras mira en silencio amoroso a quienes tiene en frente, a una buena distancia social, con mascarilla y todo lo demás que aparece en la maldita obra diaria de la TV)
“Tus manos son mi caricia/ mis acordes cotidianos/te quiero porque tus manos/trabajan por la justicia/. Si te quiero es porque eres / mi amor, mi cómplice y todo / y en la calle codo a codo / somos mucho más que dos” (Benedetti)
El amor habla en silencio, calla en silencio, y sigue su camino.