Mvlelleyiñ ta faw pu peñi, pu lamgen
Piwkan vnvlentu mvpv
eluñmaniyefiel kvllv pu tralkatufe
Neyen petu gillatuyiñ re af mvlewechi neyen
fey chi neyvn vgvmniyeel tayiñ mvpvam
Kamapu ta mvlelleyiñ, ¿alvyelley tayiñ puwam
tvfachi pu wvntu mvpv?
Estamos aquí hermanos, hermanas
Cisnes de alas extendidas
ofreciendo blanco perfecto al cazador
El aire pedimos nada más, el último aire
el respiro para el vuelo que espera
Lejos estamos, ¿mucha la distancia
para estas alas viejas?
Pero crece la bandada
¡A aletear pequeños cisnes!
el planeo, la tierra ganaremos
la tarde del retorno
(¿no es acaso la tarde como la vejez
la hora en que el día y la gente
desean morir en paz?)
Sopla el viento del mar en un país extraño
Mas nosotros no olvidamos
el olor de los canelos y arrayanes
que llenaban los pulmones
En la ciudad, canarios de verdades últimas
intentan aprehender nuestros susurros
pero en sus jaulas, resentidos, sólo gritan
gritan
Sopla el viento sur en la memoria
cuando allí –la realidad-
el viento norte golpea mis mejillas
(¿puede alguien –quién- poner la otra?)
¡Viene el Puelche!, el Viento del Este
ha llegado la hora de retornar
Beberemos muday*, de vertientes
agua beberemos
¡La cordillera! Pero dónde el verdor
del Valle y el nido, cisnes solemnes
¿y a punto de desaparecer?
*bebida cotidiana y ritual
De piñón, maíz o trigo
Por Elicura Chihuailaf
Postulado al Premio Nacional de Literatura