Como epidemia galopante trasciende los continentes, trizando los históricos alineamientos políticos de liberales y conservadores o derechas e izquierdas. Es la irrupción de un neofascismo que en las últimas décadas se ha fortalecido con inéditos procesos políticos, que encontraron en la sorprendente irrupción de Donald Trump, a fines de 2016, un soporte esencial.
pareciera cada vez más natural la tendencia de sectores conservadores a establecer un nuevo trato de coincidencias, más o menos “tácticas”, con el galopante neofascismo.
Así se acentuó la caja de resonancia de partidos de ultraderecha en la Europa occidental y oriental, con relevancia más que incidente en países como Austria, Holanda, Italia, Bélgica, Finlandia, Noruega, Hungría, con el ingrediente extendido a otros como España, donde pareciera cada vez más natural la tendencia de sectores conservadores a establecer un nuevo trato de coincidencias, más o menos “tácticas”, con el galopante neofascismo.
Retórica y práctica que, capitaliza, con su arsenal de mentiras mediáticas, el aliado estratégico Donald Trump.
Como lo sostienen Jean-Yves Camus y Nicolas Lebourg en su libro Les droites extrêmes en Europe (Las derechas extremas en Europa), la obsesión de la ultraderecha para abandonar su “folklore protestatario para participar en el poder sin renunciar a sus convicciones” fue aliarse con los conservadores. En ese camino se ha hecho cada vez más frecuente la tendencia de los partidos de la derecha conservadora a sumarse a la retórica nacionalista de los sectores neofascistas obsesionados en su afán de de terminar con el chivo expiatorio de este fin de década: la despreciable inmigración. Retórica y práctica que, capitaliza, con su arsenal de mentiras mediáticas, el aliado estratégico Donald Trump.
Otra reciente evidencia la aporta el nuevo primer ministro británico Boris Johnson. Haciendo carrera a la cima del poder como polémico niño terrible, tan admirado por Trump – con quién se resalta hasta un cierto parecido físico- por su extravagancia ofensiva resuelta a disputar el liderazgo internacional, pese a la compleja situación del país que bajo su mando emprende el abandono la Unión Europea a toda prisa.
Otra reciente evidencia la aporta el nuevo primer ministro británico Boris Johnson.
En ese sendero la estimulada extrema derecha replica el escenario histórico de casi un siglo atrás, con una renovada ideología fascista que ya no las emprende contra judíos y comunistas, apuntando ahora a inmigrantes, sin excluir a los musulmanes durante los últimos años. Al estilo insuperable del bestial Trump, que acaba de denostar al legislador demócrata, afro estadounidense, Elija Cummings, representante por el distrito que cubre gran parte de Baltimore: “el distrito de Cumming es un desastre asqueroso, infestado de ratas y roedores “
la estimulada extrema derecha replica el escenario histórico de casi un siglo atrás, con una renovada ideología fascista que ya no las emprende contra judíos y comunistas, apuntando ahora a inmigrantes, sin excluir a los musulmanes durante los últimos años. }
NO LLORES POR MÍ ARGENTINA
En el referido contexto mundial parecen propicios los momentos para fenómenos tan impensados como la irrupción de Trump, también hacia el sur nuestro Continente. Ciertamente el más relevante, el rústico y brutal Bolsonaro (con ecos chilenos en la UDI y su emulador JA Kast).
Aunque las distancias del actual debate presidencial argentino resultan más que naturales y acostumbradas en la empobrecida conversación chilena, valga una mirada al fenómeno señalado en la actual contienda allende Los Andes.
En el hermano país “el peronismo” da para todo. Al punto que el candidato a la vicepresidencia, acompañando el sueño de reelección de Macri, es uno más de la familia peronista, el senador Miguel Ángel Pichetto. El mismo que hoy acumula evidencias que lo incorporan a la marea neofascista con sus referencias a inmigrantes, al mejor estilo de su vecino Bolsonaro.
En el hermano país “el peronismo” da para todo. Al punto que el candidato a la vicepresidencia, acompañando el sueño de reelección de Macri, es uno más de la familia peronista, el senador Miguel Ángel Pichetto. El mismo que hoy acumula evidencias que lo incorporan a la marea neofascista con sus referencias a inmigrantes, al mejor estilo de su vecino Bolsonaro.
Como pruebas al canto
De labios del hoy macrista, se ha escuchado, entre otros asertos: “Hay que echar a patadas a los extranjeros que delinquen”, …. “El 30% de las cárceles están llenas de delincuentes extranjeros”….. ¿Cuánta miseria puede aguantar Argentina recibiendo inmigrantes pobres”?
¿Cuánta miseria puede aguantar Argentina recibiendo inmigrantes pobres”?
Pichetto ha sido inclemente con las comunidades vecinas: “Perú resolvió su problema de seguridad y transfirió todo el esquema narcotraficante a las principales villas de la Argentina que están tomadas por peruanos. La Argentina incorpora toda esa resaca”. Joyitas como éstas abundan en su elocuencia: «Tenemos que dejar de ser tontos. El problema es que siempre funcionamos como ajuste social de Bolivia y ajuste delictivo de Perú«.
“Perú resolvió su problema de seguridad y transfirió todo el esquema narcotraficante a las principales villas de la Argentina que están tomadas por peruanos. La Argentina incorpora toda esa resaca”.
La fobia de Pichetto hizo pasar un momento más que incómodo al embajador peruano en Argentina, John Peter Camino Cannock, durante un evento en el Rotary Club de Buenos Aires, cuando reiterando su envenenado verbo culminó sus palabras señalando: “ son peruanos los que venden veneno a los chicos en las villas, muchos delincuentes son peruanos”. Al percatarse de la presencia del diplomático intentó una tardía justificación «Señor embajador, no lo digo por todos los peruanos, hay muchos muy trabajadores en Argentina«.
La elocuencia del descendiente de migrantes italianos ciertamente ha encontrado todo tipo de respuestas en la polarizada campaña electoral argentina.
La elocuencia del descendiente de migrantes italianos ciertamente ha encontrado todo tipo de respuestas en la polarizada campaña electoral argentina. Desde los que aluden a los propios orígenes de Pichetto: “Como tantos italianos hicieron todo por salarios miserables, viviendo muy mal, pero finalmente encontraron un camino dentro de esta sociedad (del periodista Víctor Hugo Morales), hasta los más moderadas como el filósofo Ricardo Forster que certifican lo que está a la vista: “Son declaraciones impresentables. Operan bajo la lógica del prejuicio y la discriminación”.
Los más entusiastas oficialistas llegan a mencionar un “Efecto Pichetto”. Mientras no decrecen los agudos cuestionamientos opositores a la intromisión del FMI (no han faltado quienes pronostican que Argentina deberá empeñar hasta El Obelisco por tamaña deuda)
En cualquier caso no sólo dolores de cabeza aporta el desafiante compañero de Mauricio Macri. A la par de su galopante xenofobia, se le asigna incidencia en la moderación de la crisis financiera y económica argentina de las últimas semanas –con evidente incidencia del FMI – coincidente con un alza en bonos y acciones y baja del precio del dólar. Los más entusiastas oficialistas llegan a mencionar un “Efecto Pichetto”. Mientras no decrecen los agudos cuestionamientos opositores a la intromisión del FMI (no han faltado quienes pronostican que Argentina deberá empeñar hasta El Obelisco por tamaña deuda)
Mientras Pichetto no deja de apuntar a los indeseables inmigrantes, con una xenofobia en sintonía con el mundo en tiempos de Trump.
Un efecto que Macri exagera en potenciar, alagándolo como un gran “patriota” y que el provocador peronista, ex amigo de Kirchner, responde valorando la “valentía y audacia” del mandatario por haberlo elegido de compañía en su aventura para mantenerse en la Casa Rosada.
Mientras Pichetto no deja de apuntar a los indeseables inmigrantes, con una xenofobia en sintonía con el mundo en tiempos de Trump.