Las últimas semanas de cuarentena generalizada en el Gran Santiago y algunas ciudades de regiones -junto con los más de dos meses de encierro parcializado- dan cuenta de un país a merced de la emergencia sanitaria, cuyas tasas de contagio y muertes crecen sistemáticamente (como la potencial falta de insumos médicos clave para el salvataje de vidas). Un país en condición de urgencia por el Covid-19, donde las estadísticas mundiales lo ubican como el segundo peor en hábitos higiénicos, como el lavado de manos. Un territorio en estado de catástrofe, con interconectividad carretera reducida, toque de queda permanente y tasas de cesantía que superan el 15% en la capital… Y al mismo tiempo una nación que asiste al más grave descriterio televisivo del año, de la mano de Canal 13 y el reestreno de su estelar Bailando por un sueño (lunes a jueves, de 22:15 a 24.00 hrs.).
Entendiendo la jugada
Desde hace poco menos de un año, varias han sido las oportunidades en que los directivos de Canal 13 han expresado en la prensa escrita el valor que reporta la entretención en su oferta programática. Max Luksic (director ejecutivo) y José Miranda (director de programación), han defendido sus proyectos refundacionales de la señal para sacarla de un espiral de deudas y déficit que arrastra desde el 2014 mediante lo que denominan innovación y el arrojo.
En cifras nominales mantienen pérdidas acumuladas por 58.377 millones de pesos (2014-2019), sin contar el desastre publicitario generado este 2020 por la pandemia del coronavirus. Tan nefasto resulta también para la industria televisiva abierta este período que en su conjunto reporta un saldo negativo que asciende a -184.612 millones de pesos. De ellos, la ex señal UC hoy en manos privadas concentra el 31%, mientras que Chilevisión el 28% y TVN el 43%.
Un escenario muy crítico que se suma a su baja de audiencias, donde Canal 13 está cada vez más cerca del cuarto lugar que ocupa TVN, que del segundo en que se ubica Chilevisión. Si el 2018 ambas estaciones empataron en su rating promedio hogares anual con 6,2 puntos, el 2019 la empresa de Turner subió a 6,3, mientras que la estación de Luksic bajó a 5,6 puntos. No obstante, al poseer un perfil de público con mayor valor comercial que el de la señal estatal, su panorama de venta de publicidad debería ser mejor, a pesar de no tener grandes logros en audiencia que sean de interés de los avisadores.
En este marco de una programación 2020 débil, donde sus mejores logros vienen de los programas de Pancho Saavedra, más la versión celebrity de Master Chef, sus noticieros y el matinal Bienvenidos, surge con urgencia la necesidad de recuperar la inversión que demandó en el suspendido estelar de baile. Por eso, bajo la conducción de Martín Cárcamo -pero con cambios en el jurado y en las duplas de concursantes y bailarines-, el equipo retornó la pantalla esta semana con discretas cifras de audiencia y duras críticas en redes sociales, más reclamos ante el Consejo Nacional de Televisión. El lunes 25 promedió 11,8 puntos de rating hogar, quedando en el décimo lugar del ranking diario, y el martes bajó a 9,7 puntos, ubicándose en la vigesimoséptima posición.
El esfuerzo de producción de Canal 13 la llevó a grabar de a dos capítulos diarios del estelar en período de cuarentenas segmentadas en Santiago y finalmente en la cuarentena total, para poder asegurar la emisión continua, de haber medidas sanitarias más extremas. De este modo la administración puede enfrentar las pérdidas que originará esta apuesta programática. Esto considerando los costos de compra del formato, elenco, producción y emisión (en vivo en el primer ciclo y diferido ahora). A lo que se debe agregar el costo alternativo que genera esta apuesta programática, tanto en la posibilidad de crear o comprar otros programas o formatos.
De este modo la administración puede enfrentar las pérdidas que originará esta apuesta programática.
¿Entretención sana o miserable?
La mayor controversia en torno al regreso de Bailando por un sueño radica en que coincide con la fase más crítica de contagios y muertes por Covid-19, en el marco de una intensa campaña mediática para que la población se resguarde y respete la cuarentena a fin de evitar que esta pandemia se vuelva incontrolable. Algo que para Canal 13 no impide –según aclaran sus ejecutivos- ofrecer entretención familiar para que la población se relaje, se distraiga y baje los niveles de tensión generados por el encierro. Como medidas de prevención el programa se registra sin público, en un set de gran tamaño; los concursantes ensayan por video llamada y en el set las coreografías se realizan en formato espejo, sin tocarse con sus parejas de baile. Además, el jurado tiene micas de separación entre sí. No obstante, nadie de quienes salen en pantalla usa mascarilla.
La mayor controversia en torno al regreso de Bailando por un sueño radica en que coincide con la fase más crítica de contagios y muertes por Covid-19. No obstante, nadie de quienes salen en pantalla usa mascarilla.
La reacción de la audiencia en redes sociales resultó adversa y llena de críticas al doble estándar de Canal 13 por ofrecer un estelar que desafía la distancia física de los concursantes -quienes saltan y se mueven en un mismo espacio-, jurados, animador, productores y técnicos en el set (que generalmente tiene un mismo sistema de ventilación integrado), mientras en sus noticieros y otros programas de conversación se denuncian con esmero los casos de ciudadanos que no respetan las normas de higiene, cuidado y seguridad en cuarentena. Entre estos casos se encuentran las fiestas clandestinas en condominios y edificios, viajes en avión rompiendo los cercos sanitarios de seguridad, transeúntes fiscalizados por circular sin mascarillas o sin permisos, empresarios que vuelan en helicópteros privados sin autorización, etc.
La reacción de la audiencia en redes sociales resultó adversa y llena de críticas al doble estándar de Canal 13
Otro foco de crítica lo puso el diputado del PDC, Gabriel Ascencio, al pedir de oficio a la Secretaría Regional Ministerial de Salud Metropolitana que fiscalice e inicie un sumario sanitario a Canal 13, junto con los restantes canales de televisión abierta para ver si se respetan las normas mínimas de prevención del contagio de coronavirus en los programas que se están grabando o produciendo internamente. La visita a la estación ya se realizó y se está a la espera de la resolución. En su reclamo en redes sociales, Ascencio también informó que ofició a la Dirección del Trabajo fiscalizar qué función esencial cumple este programa.
Otro foco de crítica lo puso el diputado del PDC, Gabriel Ascencio, al pedir de oficio a la Secretaría Regional Ministerial de Salud Metropolitana que fiscalice e inicie un sumario sanitario a Canal 13
Por eso ya se formalizaron denuncias ante el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) que piden sancionar a la señal de Luksic por no ser pertinente este contenido en el instante país que se vive
La reacción del parlamentario se sumó a la ola de críticas por transmitir un programa que en su dinámica interna comunica una suerte de “normalidad” que no existe en el país. Por eso ya se formalizaron denuncias ante el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) que piden sancionar a la señal de Luksic por no ser pertinente este contenido en el instante país que se vive, incurriendo en conductas riesgosas para la salud de todos los participantes del formato. Una cuestión compleja porque si bien el ente regulador fiscaliza la pantalla en tanto respeto de las normas vigentes, esta situación es nueva y remite al ámbito del criterio programático del canal y los mensajes que se pueden interpretar del estelar en medio de la pandemia.
la industria televisiva que requiere conseguir a toda costa audiencias para poder vender publicidad y generar ingresos.
Sea cual fuere el resultado del sumario sanitario, nos encontramos en un dilema frecuente de la industria televisiva que requiere conseguir a toda costa audiencias para poder vender publicidad y generar ingresos. La defensa de Canal 13 se sustenta en un principio simple y básico de entretener en tiempos complejos con un estelar que relaje. La arremetida ciudadana en redes sociales responde también a criterios de mínima coherencia programática en tiempos de “anormalidad”, de máximo cuidado y resguardo sanitario para no acelerar la agudización de la pandemia. Un contexto en donde los canales prediquen con el ejemplo y se hagan cargo de ser no solo empresas privadas o públicas que buscan aminorar sus pérdidas, sino que se hagan cargo de su indefectible rol social y de responsabilidad por el impacto en las conductas cívicas que devienen de sus contenidos, mensajes e impacto cultural.