Por Tomás Vio Alliende
Crítico de arte, poeta, conferencista, traductor. Son muchas las virtudes literarias de Charles Baudelaire (1821 – 1867). Tras la muerte de su padre, cuando él tenía solo 6 años, fue internado por su padrastro en un colegio hasta los 18 años. En 1840 se inscribe en la facultad de derecho y comienza a frecuentar el barrio latino de París, donde conoce la vida literaria y bohemia. A raíz de esto tiene problemas con su familia por su adicción a los prostíbulos, el alcohol y las drogas.
Inspirado por la revolución de 1848 y la vida disipada, Baudelaire publica, inicialmente en 1857, “Las Flores del Mal”, libro que recoge toda su obra poética en verso y que moderniza la poesía francesa y mundial. A través de ella, el poeta encuentra la belleza detrás de la podredumbre y la fealdad. Censurada y repudiada en su momento, su versión definitiva será póstuma en 1868. El título flores viene de poemas (del mal) y muestra en forma definitiva que el estilo y la forma no deben necesariamente respetarse para crear una obra trascendente. Los versos de Baudelaire son potentes y directos, sin imágenes artificiales o adornos exagerados. Sus palabras tienen el valor de elevar el lenguaje vulgar o coloquial a una categoría poética. Baudelaire se da la maña de jugar con los sonidos y las distorsiones de las palabras para crear una obra contundente que no deja a nadie indiferente.
Sus palabras tienen el valor de elevar el lenguaje vulgar o coloquial a una categoría poética.
“Las Flores del Mal” aborda temas alejados de la moral, la exploración de lo distinto. Como buen adalid de la oscuridad, Baudelaire no tiene problemas en mostrar vidas marginales, el erotismo y el sexo en grados extremos, la prostitución, la droga, la delincuencia, el juego. Temas bastante censurados o escondidos en la literatura de esa época y condenados de manera pública.
Temas bastante censurados o escondidos en la literatura de esa época y condenados de manera pública.
“La necedad, el yerro, la culpa, la codicia, /ocupan nuestro espíritu, trabajan nuestro cuerpo, / y como los mendigos se nutren de miseria, nosotros nos nutrimos de los remordimientos”. Así reza el comienzo del poema “Al Lector” que forma parte de este tremendo viaje por las profundidades de lo humano y que hoy encuentra más vigencia que nunca. Es el dolor, la necesidad de vomitar del poeta, de sacar su cuerpo hacia afuera, lo que motiva a Baudelaire a expresarse para encontrar la belleza escondida, lo sublime en lo adverso, los sentimientos que redimen a un alma en pena, un hombre que constantemente se estructura a partir de los pedazos que recoge del suelo.
Admirador de la obra de Edgar Allan Poe y traductor de sus textos al francés, Baudelaire es considerado el fundador del movimiento simbolista, que nació como una reacción literaria contra el naturalismo y el realismo que exaltaban el ideal. Esta fuerza renovadora, comandada por Baudelaire, hablaba sin tapujos del uso de drogas, sexualidad, satanismo. Se trata de un inconformismo permanente, la ansiedad de no encontrar futuro, la idea de arrancar del encierro en una burbuja, el odio, el amor. Ideas que también destacaron en la obra de otros poetas simbolistas como Arthur Rimbaud (1854-1891) y Paul Verlaine (1844-1896).
Baudelaire fue muy vapuleado por “Flores del mal” en su época. La iglesia censuró su libro por satánico. Fue retirado de circulación y el autor fue obligado a extraer algunos de sus poemas para una segunda publicación. A pesar de todo supo salir adelante sin dejar de influenciarse por la política, la moral y la religión. El escritor francés logró expresarse artísticamente a través de manifestaciones oscuras, marginales. Fue un transgresor para su época al salir del confinamiento, del encierro, de la simple copia a otros poetas.
A casi 200 años de su nacimiento, el escritor francés se mantiene más actual y vigente que nunca. No hay nada más gratificante para un lector que, a la luz de un mundo extremadamente tenebroso, fluctuante y poco predecible, trascienda la figura de alguien que de verdad se atrevió a reaccionar de manera verdadera y espontánea frente al poder y la adversidad. Baudelaire fue contra la corriente con la certeza de que su arte tenía todo el derecho a expresarse. Por eso, pesar de los años, “Las Flores del Mal” sigue siendo considerada como una obra poética sólida y fundamental que mantiene su vigencia de manera esplendorosa y también rutilante.
se atrevió a reaccionar de manera verdadera y espontánea frente al poder y la adversidad.
3 comments
[…] *Este artículo fue publicado originalmente en el portal chileno La Mirada. […]
Profundo y grande Baudelaire. Increíble que su influencia se remonta al lejano siglo XIX, en su mitad. Todo un profeta, al igual que el incomprendido Edgar Allan Poe. Gracias.
[…] *Este artículo fue publicado originalmente en el portal chileno La Mirada. […]