Blanes y la pandemia. Por Tomás Vio Alliende

por La Nueva Mirada

Para los que nos ha tocado vivir de cerca los letales efectos del coronavirus, es increíble pensar que se trata de una pandemia que parece no tener un final visible. En Chile ya van cerca de 17.000 muertes, entre comprobadas y no comprobadas, que en mi caso personal incluyen el deceso de personas queridas y cercanas; aislamiento, tristes hospitalizaciones, mucho dolor de cabeza, falta de aire, fatiga, confinamiento y distanciamiento social.

Tratando de entender un poco más sobre las pandemias y de aterrizar el tema en mi cabeza, llegué accidentalmente a un cuadro del pintor uruguayo Juan Manuel Blanes (1830 -1901) llamado “Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires”. En el óleo se ve a una mujer muerta que yace en el suelo. A su lado un niño de meses trata de acercarse a uno de sus pechos porque, seguramente, tiene hambre. La imagen es desoladora. La puerta está abierta: un niño de unos diez años y dos hombres observan la escena. Estos últimos son José Roque Pérez y Manuel Gregorio Argerich. El primero de ellos fue presidente de una Comisión Popular de Salud Pública, mientras que el segundo fue profesor de cirugía y como médico estuvo presente en la epidemia de cólera de 1867. Ambos también fueron víctimas de la fiebre amarilla y fallecieron tiempo después de la escena reflejada en la pintura, donde realmente nunca estuvieron.  Atrás, en el cuadro, con muy poca iluminación, en una cama, yace, apenas visible e inerte, un hombre que posiblemente podría haber sido el padre del lactante.

La obra, que parece sacada de una antigua película de ficción, está inspirada en un hecho real ocurrido el 17 de marzo de 1871 en Buenos Aires. Se trató de uno de los tantos episodios que sucedieron en los barrios pobres de la ciudad porteña, en un momento donde la fiebre amarilla era una enfermedad casi desconocida, de la que ni siquiera se sabía que era transmitida por mosquitos.

El lactante que aparece en el cuadro fue llevado por la policía a una casa de menores porque su padre nunca fue ubicado. Blanes, como buen intérprete de los hechos, quedó impactado por este suceso y accedió al parte policial para inspirarse y pintar la desgarradora escena:A la una de la madrugada de hoy, el sereno de la manzana, Manuel Domínguez, notó que la puerta de la calle Balarce número 384 estaba abierta (…) entró y encontró una mujer muerta, con una criatura de pecho mamándole (…) La casa en que ha fallecido esta mujer se halla abandonada; por tanto, tan pronto como se saque el cadáver, cerraré la puerta hasta tanto se presente el marido de esta, para ponerlo en posesión de algunas cosas que hay, si bien de poco valor”. Este documento muestra la frialdad con que era tratada la vida de las víctimas por la policía. Lamentablemente, la mujer y su hijo formaron parte de una pandemia que llegó a causar cerca de 500 muertos en un día, cuando la cifra diaria normal no alcanzaba los 20 fallecimientos.

La fiebre amarilla dio muerte en 1871, a más de 14.000 personas en Buenos Aires, un 8% de la población de ese entonces. Se estima que la enfermedad llegó a la ciudad porteña en barcos que provenían de Brasil desde donde era endémica o presumiblemente por un grupo de soldados argentinos y extranjeros que arribaron al país desde Asunción, Paraguay.

Cierto o no, fiebre amarilla o coronavirus, con muchos años de distancia, han sacado a la luz la incredulidad e ignorancia de las autoridades y la prensa. En enero de 1871, un diario local publicó en Buenos Aires “La fiebre no es un tema aún”, sin sospechar que un mes más tarde se convertiría en una pandemia de grandes proporciones. El 8 de diciembre de ese mismo año, Juan Manuel Blanes, llamado en Uruguay “el pintor de la patria” por su fama para retratar sucesos históricos, expuso su cuadro de 2.30 X 180 cms. “Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires”, en el Teatro Colón, causando gran impresión entre el público de la época. El gobierno argentino quiso comprarlo, pero no pudo porque su símil uruguayo ya lo había hecho. Actualmente se encuentra en el Museo de Artes Visuales de Montevideo.

También te puede interesar

Deja un comentario