Bolivia. Los retos para el nuevo gobierno. Por Elizabeth Salguero Carrillo

por La Nueva Mirada

Luego del irrefutable triunfo electoral del Movimiento al Socialismo (MAS), en las recientes elecciones nacionales, Luis Arce asumirá la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia el próximo 8 de noviembre.

Existen muchas expectativas e interrogantes sobre cómo será el gobierno de Arce y cuál será el papel de Evo Morales. El mismo adelantó que regresará a su rol de líder del partido junto a los movimientos sociales y no a la administración gubernamental.

Recordemos que, durante el denominado proceso de cambio liderado por Morales, se concretaron profundas transformaciones y logros. La recuperación de las principales empresas estratégicas y los recursos naturales para el Estado permitió una acumulación de recursos que fue clave para consolidar la economía de país, redistribuir los ingresos, mejorar las condiciones de vida de amplios sectores sociales y otros importantes logros de los cuales se benefició la mayor parte de la población boliviana. Aquello no fue suficiente para repetir una victoria holgada en las elecciones del año pasado, anuladas por un supuesto fraude denunciado prematuramente por representantes de la OEA y la UE.

Recordemos que, durante el denominado proceso de cambio liderado por Morales, se concretaron profundas transformaciones y logros.

A la hora de hacer un balance de las causas del descontento ciudadano con Morales, lo esencial fue el desconocimiento del resultado del referéndum del 2016 que rechazaba la modificación de la Constitución para su nueva postulación presidencial. Asimismo, la débil implementación de la descolonización y despatriarcalización del Estado. Este proceso debía transformar la sociedad y contribuir a superar el racismo, el machismo y la discriminación. La identidad nacional heredada de la colonia aún hoy permite mantener una serie de privilegios de sectores, basados en prejuicios y no ha contribuido a formar un horizonte dentro de los marcos del vivir bien. Al contrario, ha permitido el crecimiento de una burocracia estatal con una visión capitalista y utilitaria. Una constatación clara de esto es que muchos de estos sectores ciudadanos se sumaron al discurso racista que fue el núcleo articulador de la reacción en las movilizaciones que desencadenaron el quiebre democrático y desorden constitucional gestado en octubre y noviembre pasados.

Este proceso debía transformar la sociedad y contribuir a superar el racismo, el machismo y la discriminación.

Al contrario, ha permitido el crecimiento de una burocracia estatal con una visión capitalista y utilitaria.

Parece necesario asumir el desafío pendiente, generando condiciones para reconducir el proceso de cambios. Y en esa línea superar las mezquindades políticas y encontrar los puntos de quiebre que generaron el desgaste del gobierno posibilitando la caja de pandora que amenazó con revertir todo lo conquistado por el pueblo boliviano.

Parece necesario asumir el desafío pendiente, generando condiciones para reconducir el proceso de cambios. Y en esa línea superar las mezquindades políticas y encontrar los puntos de quiebre que generaron el desgaste del gobierno posibilitando la caja de pandora que amenazó con revertir todo lo conquistado por el pueblo boliviano.

De esa manera, se debe señalar claramente que hubo corrupción y es urgente combatirla frontalmente, que el burocratismo hizo pesada la gestión de gobierno, que se impulsaron conductas que debilitaron las organizaciones sociales potenciando la burocracia partidaria, que paulatinamente se fue convirtiendo en protagonista de las movilizaciones quitándole ese rol a las organizaciones sociales y debilitando con ello, su capacidad de organización y reacción.

Parece indispensable revisar las alianzas que se realizaron con sectores reaccionarios que no garantizaban la estabilidad del proceso, y cuyos intereses se privilegiaron aún siendo contrapuestos con los de las mayorías.

Parece indispensable revisar las alianzas que se realizaron con sectores reaccionarios que no garantizaban la estabilidad del proceso, y cuyos intereses se privilegiaron aún siendo contrapuestos con los de las mayorías. El potente discurso del respeto y la defensa de los derechos de la Madre Tierra en muchos casos se ignoró y fue avasallado ante el empuje de otras perspectivas de signo contrario. En el tema de la igualdad de género, los tímidos avances terminaron por estancarse y convertirse en una simple demagogia, cuando lo que en realidad se necesitaba era imprimirle un enérgico empuje para que su enfoque transformador antipatriarcal, permeara todas las estructuras de la sociedad, convirtiéndolo en punta de lanza del progreso social, de los derechos y de las libertades. No hay revolución social posible sin la visión feminista, no hay una sociedad civilizada moderna sin el reconocimiento de la igualdad de las mujeres en derechos y dignidades.

No hay revolución social posible sin la visión feminista, no hay una sociedad civilizada moderna sin el reconocimiento de la igualdad de las mujeres en derechos y dignidades.

Sin un análisis profundo y sincero lo más probable es que el MAS repita sus errores, uno de los cuales es imponer, alejándose de las negociaciones políticas y de la búsqueda de los consensos, en el marco de los pesos y contrapesos de la democracia.  

Otro reto es la reforma del sistema judicial ya que los operadores de justicia han demostrado que actúan de acuerdo con intereses económicos o políticos del gobierno de turno.  De igual manera, ajustar los roles de las fuerzas armadas y de la policía que se prestaron a perseguir y reprimir a los sectores sociales más desprotegidos.

El apego de los medios de comunicación al poder de turno no es un fenómeno nuevo. Sin embargo, las prebendas en forma de publicidad institucional y otros tipos de financiamiento van en desmedro de la libertad de expresión y la ética periodística.

De esa manera, el reto central es emprender un nuevo gobierno que no repita los errores pasados y no rife la acumulación política de fuerzas del campo popular que tanto sacrificio ha costado. Para ello, parafraseando al Colectivo “La Mecha Encendida” es imprescindible reconstruir un nuevo pacto social, tendiendo puentes hacia la reconciliación nacional a partir de acuerdos programáticos orientados a defender los recursos naturales, la democracia y la vida.

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2 comments

Enrique Brozovich noviembre 5, 2020 - 12:18 pm

Excelente artículo, es la realidad que vivimos en Bolivia y es necesario enfrentar los retos cotados, los bolivianos estamos esperanzados que con el nuevo gobierno así sea.

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Alvaro Zavaleta Reyles noviembre 9, 2020 - 3:19 am

Coincido en todo, es hora de la comunión de la fuerzas democráticas. El tema de Evo Morales y García Linera no debería estar en la filas de esta guía. No por que sean una mala ventura con la obsesión del poder -si no- con lo grave que está
el pueblo que no es precisamente indígena. Para gobernar bien hay que unir de alguna manera a los bolivianos y dar fuerza a la economía y no al voluntariado partidista. Saludos y felicitaciones.

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