Brasil. Bolsonaro y la crisis de la Institución Presidencial

por La Nueva Mirada

Por Jaime Gazmuri Mujica

 La alianza política que ha sustentado al Gobierno de Jair Bolsonaro se ha constituido en base a tres ejes: su electorado incondicional de orientación nacionalista, evangélica integrista, homofóbica y racista cuyo referente intelectual es el filósofo Oliveira de Carvalho, y político los tres hijos del mandatario; un grupo significativo de altos mandos militares articulados inicialmente por el ex Comandante del Ejército durante los Gobiernos de Dilma Rousseff y Michel Temer, general Eduardo Vilas Boas y cuyo principal exponente en el Gobierno era el Ministro de Seguridad Institucional general Augusto Heleno; y un equipo de economistas dogmáticamente neoliberales encabezados por el Ministro de Hacienda Eduardo Guedes. El Gobierno contó en sus inicios con el apoyo sustantivo de los principales grupos económicos y con la mayoría de los principales medios de comunicación social, particularmente de la cadena Globo, que tuvo un papel destacado en la caída del Gobierno de Dilma y en la demoledora campaña de desprestigio del PT y del Presidente Lula. Sin mayoría en el parlamento el Gobierno se ha visto obligado a negociar con las fuerzas de centro derecha que le han permitido aprobar algunas de sus iniciativas más importantes, como la reforma previsional, aunque con significativas concesiones por parte de los sectores ultraneoliberales.

De constituir un actor significativo en la escena regional y global, Bolsonaro ha convertido a Brasil en un país incondicional de la política exterior de Trump.

La convivencia de esta configuración heterogénea de fuerzas no ha sido fácil y los resultados de la gestión del Gobierno francamente mediocres en el plano interno y severamente negativas en lo internacional. De constituir un actor significativo en la escena regional y global, Bolsonaro ha convertido a Brasil en un país incondicional de la política exterior de Trump.

Bolsonaro busca permanente la confrontación con sus adversarios reales e imaginarios; transmite una concepción del mundo y del país que reniega de los principales valores democráticos; y, a semejanza de su mentor Trump, utiliza la difamación y la mentira sin límites.

Sin embargo, lo más complicado ha sido el estilo personal de conducción y las convicciones políticas del mismo mandatario. Bolsonaro busca permanente la confrontación con sus adversarios reales e imaginarios; transmite una concepción del mundo y del país que reniega de los principales valores democráticos; y, a semejanza de su mentor Trump, utiliza la difamación y la mentira sin límites. Todo ello debilita las instituciones, genera un clima de enervamiento de la connivencia social, agudiza las contradicciones propias de una sociedad compleja, y en la medida que ese estilo de conducción se normaliza socava profundamente las bases materiales, culturales y éticas del régimen democrático del mayor país de América Latina. Esta conducta política completamente errática, encierra sin embargo una lógica: fidelizar la masa de los adherentes incondicionales, que, aunque no sean la mayoría del país, pueden constituir una base suficiente para asegurar su reelección, dada la ausencia de alternativas de centro derecha y el antipetismo de una parte importante del electorado

aunque no sean la mayoría del país, pueden constituir una base suficiente para asegurar su reelección, dada la ausencia de alternativas de centro derecha y el antipetismo de una parte importante del electorado

En febrero el provocador mandatario dio un paso más en el reforzamiento de la presencia militar en el Gobierno, al nombrar a un general en servicio activo, Walter Braga Neto, como Ministro de la Casa Civil, que en Brasil es equivalente al de Jefe de Gabinete. Reemplazó al diputado Onix Lorenzoni, importante artífice de la campaña presidencial de Bolsonaro y el único civil de los cuatro Ministerios que funcionan en el Palacio de Planalto, la sede de la Presidencia, y que constituyen el núcleo político el Gobierno.

un general en servicio activo, Walter Braga Neto, como Ministro de la Casa Civil, que en Brasil es equivalente al de Jefe de Gabinete.

Simultáneamente se produjo una aguda confrontación entre el Gobierno y el Congreso y el Poder Judicial. El Ministro Heleno califico de “chantaje inadmisible” la actitud del Congreso de preservar para sí atribuciones históricas en la administración presupuestaria. A su vez Bolsonaro afirmó que hubo fraude en la elección presidencial y que el habría ganado en primera vuelta. La Justicia Electoral retrucó que en treinta años nunca hubo una queja sobre el sistema de cómputo electrónico. Los partidarios del Gobierno, con el apoyo del Presidente y varios de sus Ministros convocaron a manifestaciones masivas en todo el país en repudio del Congreso y del Tribunal Superior de Justicia, las que se realizaron a pesar de que el Ministro de Salud ya había desaconsejado la realización de reuniones masivas

Los partidarios del Gobierno, con el apoyo del Presidente y varios de sus Ministros convocaron a manifestaciones masivas en todo el país en repudio del Congreso y del Tribunal Superior de Justicia, las que se realizaron a pesar de que el Ministro de Salud ya había desaconsejado la realización de reuniones masivas

Crece en el país la preocupación sobre la capacidad de Bolsonaro para conducir el Estado. Desde los más amplios sectores se cuestiona la posibilidad de que sea capaz de terminar su mandato. Entre las opiniones que señalan que Bolsonaro no tiene las condiciones políticas ni personales para desempañar su cargo, sorprende la del columnista   Herval Pereira, que oficia como portavoz del poderoso grupo Globo.

El desencadenamiento de la crisis del Coronavirus ha tenido un efecto inicial contradictorio sobre la estabilidad de la posición de Bolsonaro. Por una parte, han arreciado las críticas sobre su actitud completamente irresponsable frente a la crisis sanitaria. Al comienzo la calificó de “fantasía”, luego acusó a sus opositores y a Gobernadores que comenzaban a tomar medidas preventivas como alarmistas. Incluso una vez que el Ministro de Salud comenzó a implementar y coordinar una política nacional y a restringir los encuentros sociales, el Presidente sostuvo que su eventual contagio era un asunto personal y que pensaba realizar una “festinha” (fiestecita) en Palacio para celebrar el cumpleaños de su señora la próxima semana. Pero al mismo tiempo se impone el criterio de que los efectos sanitarios, económicos y sociales de la crisis pueden ser tan graves que un eventual impeachment no haría sino agravarlos.

El desencadenamiento de la crisis del Coronavirus ha tenido un efecto inicial contradictorio sobre la estabilidad de la posición de Bolsonaro.

Esta ha sido la categórica posición del diputado Rodrigo Maia, Presidente de la Cámara de Diputados, quien tiene la facultad constitucional de iniciar el proceso de acusación constitucional. Afirmó a comienzos de semana: “por más que lo que ocurrió el domingo sea gravísimo, tenemos que tener paciencia para decir lo siguiente: necesitamos al piloto del avión en el lugar correcto”.

Hasta nuevo aviso, Brasil tendrá que enfrentar una crisis de magnitudes desconocidas con un Presidente manifiestamente incompetente

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La pandemia, el derrumbre de las bolsas y la impotencia de los Estados | www.LAXATEA.com || Radio ONLINE || Musica || Noticias || Deportes || Actualidad || marzo 23, 2020 - 5:02 am

[…] a implementar y coordinar una política nacional y a restringir los encuentros sociales, el mandatario sostuvo que su eventual contagio era un asunto personal y que pensaba realizar una &ld…. La grave situación que enfrenta Italia tiene mucho que ver con la tardía respuesta […]

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