Caligrafía. Por Jorge Ragal

por La Nueva Mirada

Había que escribir con un alto grado de perfección.

No se permitía una lapicera con tinta roja.

Las letras debían estamparse con elegancia.

No se podía borrar ni subrayar.

O confundir un punto con una coma.

Tampoco usar el signo de exclamación.

En cierto modo, había que plagiar a los antiguos dioses.

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