Es muy raro, por decir lo menos, que diversos sectores de oposición piensen en un tercer retiro de los fondos previsionales como la manera más rápida y eficiente de socorrer a los sectores afectados por la emergencia social.
Más discutible aún, luego que el Tribunal Constitucional determinara que ello corresponde a una iniciativa exclusiva del Ejecutivo, cuando cerca de tres millones de cotizantes agotan sus ahorros y que ello implica que sean los propios trabajadores los que deban financiar la crisis con sus limitados ahorros para la vejez. Y cuando existen mejores alternativas en los momentos en que el país se beneficia con un alto precio del cobre y está en condiciones de hacer un esfuerzo mayor para atender la emergencia social.
Sería muy relevante transparentar cómo ha funcionado el fondo para la emergencia y la reactivación económica acordado entre el gobierno y la oposición y ver la manera de suplementarlo para ir en ayuda de los sectores mas afectados, asumiendo que no todos han sufrido iguales impactos e incluso algunos, como el financiero o el retail, han mantenido o incluso incrementado sus ganancias, en abierto contraste con otros que están en riesgo de subsistencia, como la cultura, la gastronomía o el turismo y más en general las PYMES.
Diversos países en la región han establecido un impuesto extraordinario que grava por única vez a las grandes fortunas. Una propuesta que no ha sido debatida en profundidad en nuestro país pese a su racionalidad ética y factual.
Por su parte, parlamentarios de oposición han propuesto una reforma tributaria exprés que permita que las rentas extraordinarias (o utilidades excesivas) obtenidas por el alto precio del cobre sean de beneficio fiscal. Al igual de lo que sucede con el retiro de los fondos previsionales, esta reforma es de iniciativa exclusiva del Presidente de la Republica, pero aparece como de mayor justicia social y debería sumar el apoyo del conjunto de la oposición. Y la apertura del gobierno a considerarlo.
El país está en condiciones de hacer un esfuerzo mayor para ir en apoyo de los sectores mas necesitados recurriendo a sus fondos soberanos, a un mayor endeudamiento a bajas tasas de interés y diversas fuentes de financiamiento, tanto públicas como privadas, sin necesidad de que más chilenos y chilenas recurran y agoten sus escuálidos ahorros previsionales, que los condena a una vejez en precarias condiciones económicas. Por mas popular que la medida pueda aparecer.
Otra cosa muy distinta es la reforma del sistema previsional, largamente dilatada por serias diferencias entre el ejecutivo y los parlamentarios de oposición. Las diferencias no tan solo apuntan a como distribuir el 6 % de cotización adicional, de cargo patronal, que la oposición propone vaya a un fondo solidario que permita ampliar la cobertura y mejorar las pensiones mínimas, en tanto que el Ejecutivo parece abierto a distribuir este incremento de cotizaciones entre las cuentas individuales y el fondo solidario. El problema principal es que el proyecto gubernamental no toca al actual sistema previsional y las administradoras privadas de pensiones. No asegura un incremento de las actuales pensiones, no introduce mayor competencia al sistema y no se orienta a un auténtico sistema de seguridad social.
Ofreciendo incrementar el aporte estatal al fondo solidario, financiado con el fin de algunas exenciones tributarias que han perdido su sentido original, el gobierno insiste en precipitar una votación desechando los esfuerzos por llegar a un acuerdo con la oposición para introducir modificaciones de fondo al actual sistema previsional.
Este será uno de los muchos pendientes que dejará el actual gobierno y que refuerza la necesidad de que los chilenos y chilenas piensen muy bien a la hora de elegir a sus representantes, tanto a la próxima convención constituyente, en donde se juega la posibilidad de tener una nueva Constitución redactada en una hoja en blanco, como para elegir a sus autoridades asumiendo que no da lo mismo quien gobierna y mucho menos los proyectos que encarnan. Tanto en las próximas elecciones del mes de abril como en las elecciones parlamentarias y presidenciales de noviembre el país estará decidiendo acerca de su futuro.