Doce años de existencia y 2 mil millones de usuarios en el mundo hacen de Whatsapp la red de mensajería más extendida y exitosa, de acuerdo a cifras de la consultora HootSuite y su informe We Are Social 2021. En Chile se caracteriza por un uso compulsivo y por fidelizar fuertemente tanto a los públicos que van de adolescentes hasta segmentos más jóvenes de la tercera edad.
Líder por lejos
Ya en su reporte Hogares Conectados 2015 de ConsumerLab, área de estudios del consumidor de Ericsson, Chile duplicaba el promedio mundial de uso de Whatsapp con un 84% de penetración. Algo similar arrojó el 2018 la encuesta de la Corporación Latinobarómetro, en donde este servicio, a nivel continental, situaba a Costa Rica (83%), Chile (80%) y Uruguay (78%) como los tres países que encabezan el ranking de empleo de la misma.
Estamos frente a un escenario que da cuenta no solo de la predilección por esta app por sobre Messenger de Facebook, sino de su carácter imprescindible en los dispositivos móviles del target que va de los 18 a los 50 años y que a diario lo ocupa como medio de conexión, de entretención, información y de reemplazo a la tradicional comunicación telefónica.
En nuestro país, de acuerdo a HootSuite, existen 25,31 millones de conexiones móviles para los 19,2 millones de habitantes. Es decir, un 132,1% respecto de la población. De ellos, 15,78 millones de aparatos tienen posibilidades de acceso a internet y hay 16 millones de perfiles de usuarios activos en redes sociales (83,5%), de los cuales el 98,8% lo hace vía smartphone. Y salvo en el rango de edad que va de 25 a los 34 años, en el resto desde niños a adultos mayores es mayor la proporción de usuarias mujeres que hombres.
En tanto usuarios activos mensuales, este mismo reporte 2021 establece que Whatsapp es la aplicación que ocupa el primer lugar, seguida de Facebook, Instagram, Facebook Messenger, Spotify, Banco Estado, Netflix, Twitter, Mercado Libre y Ali Express.
Incondicionales a este metamedio
Hace algunas semanas la consultora Jelly divulgó su estudio Adictos al Whatsapp, una radiografía a esta popular red de mensajería, consultando a 400 chilenos –de 18 a 50 años- sus conductas como usuarios diarios de esta app.
Los resultados reflejan una arraigada adicción, donde el 45% de los encuestados lo usa más de cuatro horas al día y el 29,5% más de cinco horas, mientras que un 38% recibe entre 20 y 100 notificaciones de mensajes diarias. Esto se complementa con el 30,5% que comparte noticias con la misma frecuencia.
Esto redunda en un fuerte carácter de uso informativo de la aplicación, donde el 91% de los que reciben noticias las cliquean para leerlas antes de compartirlas. De igual forma, si el contenido es sospechoso, el 66% de los encuestados reconoce que googlean esos temas antes de reenviarlos y volver a compartirlos. Así y todo, el 48% dice haber caído en una fake news, pese a los resguardos.
Al indagar en las razones de empleo de esta app, mayoritariamente el 88,8% afirma que es para hablar con familiares, el 83,8% para hacerlo con amigos y un 59,3% para trabajar. Y poco menos de la mitad de la muestra, un 43,5% envía audios todos los días, al tiempo que un 24,5% lo hace dos a tres veces por semana.
Pero como el factor tiempo es escaso y determinante en la vida contemporánea, el 20% de quienes reciben un mensaje de audio, lo aceleran para escucharlo rápido y salir pronto de él. Y solo un 19,5% realmente los prefiere antes que recibir un mensaje de texto.
Ventajas y peligros
La población chilena, más allá del alcance de este estudio, es usuaria intensiva de redes sociales, donde la odiosidad tiene una manifestación preferente en Twitter; pero eso no deja a Whatsapp exenta de ocasionar problemas. Por ejemplo, en la encuesta de Jelly se aprecia que más de la mitad de la muestra, un 54,3% reconoce que es habitual que se generen confusiones y malos entendidos a través de los mensajes enviados o recibidos. Especialmente si se trata de usuarios intensivos.
Un 41,5% de los encuestados dice que a diario le llegan menos de 20 mensajes. Mientras que un 38% recibe entre 20 y 100 notificaciones, un 11,5% entre 100 y 200, y un 9% más de 200 mensajes diarios. Muchos de los que finalmente quedan sin leer o son pasados a la rápida, sin sopesar la importancia del contenido.
Un 43,3% también prefiere las llamadas por audio o vídeo de Whatsapp antes que las tradicionales llamadas telefónicas, que son más valoradas por un 42% de los consultados, y el 14,7% restante opta por enviar mensajes de audio.
Como forma de paliar la intranquilidad que deriva de la permanente recepción de alertas de esta aplicación, el 65,5% de las personas que se unen a grupos de Whatsapp los termina silenciando.
Y frente a la preferencia de contenidos por compartir, el ranking lo lideran los memes (39,2%), seguido por vídeos (22,5%), noticias (20,3%), Tik Toks (12,5%) y canciones (5,5%). Generacionalmente, la conducta difiere, ya que de 18 a 29 años prima compartir Tik Toks; entre los 30 y los 39 años, los vídeos, y entre los 40 y 50 años, las noticias.
Como toda red social que permite la divulgación y cocreación de contenidos, esta aplicación no escapa a los riesgos de la construcción de falsas campañas de desprestigio, de funas apresuradas y de bombardeo de noticias de dudosa procedencia, incluyendo la manipulación con fines electorales.
Por eso, y dada la adicción que parece despertarnos Whatsapp, lo mejor es dosificar su uso, no solo para evitar los daños mentales ocasionados por la sobre conexión, sino para evitar transformarnos en los contactos que más que enriquecen a los dueños de esta red –regalándoles toda nuestra data- sin recibir ni un peso a cambio.