Se acabaron las ganas de improvisar y probar fórmulas de salvataje. Bienvenidos, el matinal de Canal 13, se acaba en los próximos meses y se cierra la era de la modelo Tonka Tomicic a cargo del formato magacín de actualidad, en compañía de los periodistas Amaro Gómez-Pablos y Sergio Lagos.
En enero de este año planteé en mi columna El limbo de Bienvenidos que el escenario para el programa era complejo, estaba en cuarto lugar de audiencia con ratings históricamente bajos –triplicado por la competencia-, con una identidad difusa con contenidos y roles constantemente cambiantes, sin visos de mejorar. Una posición que podía costarle caro a la estación de Max Luksic, en donde advertí que “seguir experimentando cambios en pantalla o pensando que el problema es solo la conformación del equipo no resolverá la crisis. Se requiere justificar en su parrilla completa por qué hoy Canal 13 quiere y debe tener un matinal. Si no, es mejor reemplazar este formato por otros programas…”.
Y así fue. En estos seis meses se produjeron nuevas modificaciones en secciones temáticas, en el equipo de editores y de responsables de los contenidos, cuya última apuesta fue el periodista Guillermo Muñoz, junto al recambio de Paulo “Polo” Ramírez por Sergio Lagos en el pool de conductores.
Nada sirvió para alcanzar nuevamente el liderazgo que Bienvenidos obtuvo por primera vez en enero del 2012, post accidente de Juan Fernández donde falleció Felipe Camiroaga con otros miembros de Buenos Días a Todos y del proyecto Levantemos Chile. Entonces, Tomicic y Martín Cárcamo fueron la pareja que consolidó este proyecto nacido el 2011 en reemplazo de Viva la Mañana y que supo aprovechar la crisis profunda que produjo en el matinal de TVN esta tragedia aérea. La dupla supo afiatarse en el tiempo y construir un programa más dinámico que su competencia, con un tono de conducción amable, pero informada y a ratos inquisidora. Pero sobre todo un espacio con secciones claras y un estilo reconocible que invitaba a quedarse en sus conversaciones (consolidando entonces a ambos rostros como dos de los más cotizados de la pantalla abierta).
Después de una década de altibajos, hace pocos días se comunicó al equipo realizador y a sus conductores actuales que el programa llegará a su fin en los próximos meses. Cesarán en sus funciones y el espacio será reemplazado por un formato periodístico más informativo, a cargo de Mariano Gallardo, productor ejecutivo del área de realidad de la estación, y de las periodistas Mirna Schindler –actualmente en radio ADN y en La Red- y Ángeles Araya, conductora del franjeado vespertino de ayuda social, Aquí somos todos.
De este modo, Canal 13 se sumará a la tendencia de ampliar la cobertura de temáticas duras, en un contexto país de pandemia, post estallido social y de alta incertidumbre política en torno a la carrera presidencial de noviembre, más los avances y propuestas en curso de la Convención Constitucional.
Muerte anunciada
En el campo de la gestión de organizaciones, en general, y de medios de comunicación, en particular, es un error profundo anunciar con meses de antelación el término de un proyecto. Peor si se trata de un programa franjeado en directo, porque introduce un profundo desánimo en el equipo realizador, más si en el mediano plazo una parte de ellos no tiene otro destino que el despido. Y también resulta muy incómodo para los conductores o rostros anclas, porque los coloca en situación de ser como la orquesta del Titanic, que debe seguir tocando hasta el final, mientras el barco se hunde irremediablemente y los pasajeros de clases inferiores se ahogan.
Y si se mira este hecho desde la perspectiva del público, lejos de empatizar con un programa que cae en desgracia y vive su lento tránsito a la nada, es una invitación a la fuga y el zapping, porque la esencia de los matinales y formatos franjeados es construir una relación de costumbre. Algo así como una conversación diaria mediatizada por la pantalla, donde los rostros de los programas son una extensión de sus propias familias, encargadas de ponerlas al día en torno a la realidad que se enfrenta saliendo a la calle. Sumado también a la animadversión que puede despertar la estación televisiva por esta suerte de “castigo” a esos equipos que pese a saberse no deseados, deben mantenerse dando la cara.
Con frecuencia, sumado a lo anterior, en una industria televisiva que atraviesa una aguda crisis publicitaria donde los recursos no alcanzan para que los canales sean rentables, los conductores o rostros de programas que se acaban, pronto terminan sin contrato. Esta vez se informó que Lagos proseguirá con proyectos en la señal de pago 13C, mientras que Gómez-Pablos lo hará con reportajes internacionales y Tomicic deberá buscar un acuerdo para finiquitar el suyo o mantenerse en otras condiciones.
Mientras tanto, tiene la opción de seguir en pantalla con un programa de refritos de noticias que ya está grabado junto a Emilio Sutherland, llamado Los 2.000. Un formato que fue recuperado junto con toda su biblioteca de programas, luego del ciberataque que sufrió el canal en junio y por el que tuvo que transar un rescate al ser secuestrados sus contenidos (como también le sucedió al Banco de Chile, del propio dueño de la estación).
Desafío abierto
Tal como Bienvenidos muere fruto de su propio sinsentido, de su reconfiguración permanente, de su desgaste a costa de bufonadas, conflictos de sus panelistas y desaciertos editoriales, los caminos de salida y recambio no serán fáciles.
Un factor central radica en asumir que la televisión franjeada requiere tiempos largos de instalación y espera en torno a cómo consolidar un formato. Porque no se trata de cambiarse un par de zapatos por otro, sino de entender que en el campo de las comunicaciones sociales se deben construir relaciones conversacionales de confianza y con proyecciones de largo aliento. Procesos de diálogo con las audiencias, en donde no se puede estar a cada rato cambiando de fórmula, porque es como cambiar de idioma cada vez que se cree que las cosas no resultan como uno espera.
Ergo, cultivar aplomo para asumir que la sucesión de su matinal requerirá de un proceso de instalación, de rodaje, de puesta a punto, donde la paciencia es clave en medio de una industria televisiva de estilo cortoplacista y exitista.
Y especialmente sensible es afinar la identidad del proyecto. Pero no en el papel ni en una presentación en abstracto, sino en la puesta en marcha en el set por las temáticas a cubrir, la libertad editorial a exhibir por sus conductoras, la sinceridad para tratar los conflictos de interés con las empresas del dueño de Canal 13, el tono conversacional –con los tiempos, las pausas y silencios-, y el peso general del formato en armonía con los estilos personales de cada nueva conductora.Algo no menor, si se tiene en cuenta cuántas veces se quiso refundar erradamente Bienvenidos bajo la actual administración de la señal.