Columna de Luis Breull. Paradójico ocaso de una teleserie commodity

por La Nueva Mirada

Con 936 capítulos emitidos y seis temporadas al aire, Verdades Ocultas es una de las ficciones nacionales de sobremesa más largas de la historia y paradigma del éxito refundacional de Mega a manos del grupo Bethia. Desde su estreno, el 24 de julio de 2017, la mayoría del tiempo hasta hoy ha estado dentro del ranking diario de los diez programas más vistos en rating hogares. No obstante, los sucesivos cambios de trama y época, muertes de personajes, enroques de roles y foco, la tienen en sus peores niveles de audiencia, promediando menos de la mitad de telespectadores que en sus mejores años.

Sin temor a equívocos, esta telenovela encarna no solo un drama “jugoso” por su ductilidad para ser extendida como si fuera un mecano o un puzzle eterno, sino también por un cúmulo de estrategias programáticas propias de la gestión televisiva actual, en el marco de la prolongada e irreversible crisis de esta industria medial generalista.

Viejos e infames secretos

La historia, creada por el guionista Carlos Oporto y desarrollada en sus primeros años por la productora AGTV del exejecutivo del área dramática de TVN de las décadas 90 y 2000, Pablo Ávila, parte al viejo estilo de los melodramas latinoamericanos: Una madre joven y pobre, Laura Flores (Marcela Medel), se resuelve a vender a un millonario a la menor de sus dos hijas, Rosita, de cuatro años. Todo por ser incapaz de solventar la crianza de ambas hermanas, quedándose con la mayor, Rocío Verdugo (Camila Hirane), a quien logra sacar adelante. De este modo aseguró también para la segunda un hogar, una infancia y una vida llena de comodidades bajo el nombre de Agustina Mackenna (Carmen Zabala).

Desde el primer capítulo se vieron los recursos clásicos de los guionistas locales, como celebrar el cumpleaños de Agustina –evento masivo que permite reunir y mostrar rápidamente a los personajes-, que tiene lugar en un restaurante/picada que su padre, Rodolfo Mackenna (Osvaldo Silva), le obsequia como regalo. Esto es justo al lado de un clásico cité del Barrio Yungay, llamado Pasaje Nueva Esperanza. Un lugar que será clave para el despliegue de la historia y los conflictos, ya que ella administrará ese local con su novio, Tomás Valencia (Matías Oviedo), y un chef amigo de ambos y su amante furtivo, Nicolás Walker (Emilio Edwards).

Para enredar aún más la historia desde el inicio, ambas hermanas –sin saber que lo son- se reencuentran en esta fiesta, donde la mayor acude a reclamar por los ruidos molestos. Allí conoce a Tomás, produciéndose una química inmediata entre ellos y gatillándose parte del conflicto, debido a que terminarán en un romance, ignorando que le está levantando el novio la desaparecida Rosita Verdugo, quien había sido raptada por un desconocido en un automóvil, décadas atrás, y que ella juró encontrar algún día. Todo a vista a y paciencia de Laura, la madre de ambas, que estaba al tanto del trasfondo del vínculo y que callaba presa de sus propios remordimientos y de haber jurado nunca romper el secreto.

Exitoso cementerio tipo mecano

Como suele pasar con los culebrones o tiras de ficción de sobremesa, están diseñadas para tantear a un público preferentemente femenino y adulto mayor. En España, por ejemplo, se caracterizan por ser proyectos de largo aliento, llegando a los mil o dos mil episodios, sin problemas. Tal es el caso de historias como Amar en tiempos revueltos (TVE, 2005-2012) y después llamada Amar es para siempre(Antena 3, en emisión desde el 2013), El secreto de Puente Viejo(Antena 3, 2011-2020), Servir y proteger(TVE, en emisión desde el 2017). También, otras de menor suerte como Gran Reserva El Origen (TVE, mayo a agosto 2013), un spin off de la exitosa y premiada serie prime time de Bambú producciones, Gran Reserva(TVE, 2010-2013).

Verdades Ocultas comenzó como exitoso un drama de secretos de familia, lazos y miserables acciones por descubrir, promediando con frecuencia entre 20 y 23 puntos de rating promedio en su horario, con capítulos de 28 a 29 minutos. Poco a poco se fueron desatando los nudos de carácter coral (simultáneos), por la multiplicidad de actores y actrices que ingresan al elenco de manera sucesiva.

Entrando unos y saliendo otros a medida que transcurren las temporadas, la trama original comienza a desintegrarse para dar paso a nuevas historias –ya no melodramáticas, sino policiales y criminales tipo thriller– que se desprenden y distancian de modo impúdico del gatillante inicial. Así mueren decenas de personajes, sea en accidentes o asesinatos, mientras el resto va desapareciendo mediante viajes que marcan cambios de vida radicales. Esto implica la sustitución del conflicto inicial entre Agustina y Rocío, por la intervención de criminales de turno que se volverán casi eternos, como Leonardo Sanmartín (Carlos Díaz) y su media hermana, Eliana Zapata (Francisca Gavilán y Mabel Farías).

Lo freak como paradigma

Tanto descansó Mega en la fidelización de la audiencia horaria de Verdades Ocultas que esta teleserie podría pasar a la historia de la televisión chilena no solo por lo extenso, sino por el creciente desapego a cuidar las formas o el arte en su ambientación, la verosimilitud de las tramas y experiencias de los personajes, más el respeto al valor de la evolución cronológica.

Por ejemplo, una de sus historias de los primeros años, la protagonista, Rocío, debe viajar a Turquía a buscar a un personaje, donde sin mayor cuidado se aprecian recreaciones de sus calles con taxis negros y amarillos con patentes chilenas. Lo que pudo ser un detalle menor para viralizarse en memes, termina anticipando otras situaciones de escasa credibilidad.

Uno de estos hechos es la cirugía estética a la que Agustina Mackenna se somete en Suiza para borrar su cara, adoptando una nueva apariencia que obliga a cambiar de actriz y reemplazar a Carmen Zabala -entonces embarazada en la vida real y uno de los personajes mejor logrados e imprescindibles de la telenovela-, por Javiera Díaz de Valdés. Un cambio que al pasar los años en la trama será reversado mediante otra operación para que Agustina vuelva a recuperar la cara que originalmente tenía (lo que marca el reingreso de Zabala al elenco).

Luego vendrán otros cambios, donde el más trascendental se dio desde marzo de este año, implicando un salto de 25 años adelante en la historia. Es decir, los giros de vida de los personajes principales implicaron sustituir a elenco protagónico por nombres como Solange Lackington, Cristián Campos, Cecilia Cucurella, Remigio Remedy, Catalina Guerra y Alejandra Fosalba entre otros. Pero se mantuvieron en otros roles como “hijos de” Matías Oviedo, Carmen Zabala, Javiera Días de Valdés, Cristián Arriagada y Camila Hirane, generando a ratos una confusión visual tanto como en la trama, especialmente cuando se realizan flashback.

Cuesta arriba en fase final

Más que pregonar o presagiar un pronto final, Verdades Ocultas atraviesa hoy un complejo escenario de audiencia. El mes previo a su receso de emisión el 8 de mayo del 2020, en plena pandemia y debido a la imposibilidad de seguir grabando por razones sanitarias, promediaba 20,5 puntos de rating (abril y mayo 2020).

Al regresar el 19 de octubre del año pasado promedió 16 puntos en su primera semana. Luego los últimos cinco episodios emitidos a fines de diciembre marcaron 14,2 puntos.

Pero al transcurrir el cambio de época la tendencia ha sido oscilante y a la baja. Sus primeros cinco capítulos en marzo 2021 marcaron 15,2 puntos. Luego, los cinco primeros episodios de mayo ya estaban en 14,6 puntos y los cinco primeros de junio en 13,6 puntos. Así, al finalizar julio ya promediaba 12,7 puntos y en los últimos cinco episodios de agosto iba en 11,8 puntos.

Un factor adicional a la fuga de audiencias es la estrategia programática de su emisión con la repetición todos los días del capítulo anterior, para luego dar paso al capítulo fresco. A lo que se debe sumar una exasperante táctica de cortes comerciales que extienden la franja desde el final del noticiero a las 15:35 horas aproximadamente, hasta las 16:50 horas. Es decir 75 a 80 minutos en total donde solo 22 a 24 minutos corresponden al capítulo fresco, otro tanto al repetido y el resto a publicidad y autopromociones. Algo que solo está cambiando en las últimas semanas.

La paradoja de este evidente declive -donde claramente el salto de época comenzó a cansar a sus antiguos fieles espectadores-, es que aún se mantiene entre los diez programas más vistos de lunes a viernes, de acuerdo a los datos difundidos por Kantar Ibope. Ha trascendido que se mantendría al aire el próximo año, pero de mantenerse este desgaste, la historia podría acelerar su final. Aunque con este equipo ejecutivo y realizador nunca se sabe hasta cuándo se estirará el elástico con tal de no correr riesgos programáticos o introducir cambios inciertos en un bloque en que aún son líderes, pero con la mitad del público de antaño.

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