¿Cómo gobernar con un parlamento esquivo y errático?

por La Nueva Mirada

Sebastián Piñera no está contento con el desempeño de su equipo ministerial, tal como quedara en evidencia en la última reunión de su gabinete, en donde llamó a sus ministros no tan sólo a “meter goles” sino también a actuar con honestidad y humildad para destacar los logros, reconociendo y enmendando errores.

Algo más que evidente en el desprolijo y zigzagueante manejo de la polémica instalación de los “medidores inteligentes” que las grandes empresas eléctricas impulsan con rentables expectativas. Primero se dijo que el cambio sería obligatorio y el propio Piñera reconoció que el costo sería cargado a los usuarios (como efectivamente está sucediendo), luego se afirmó que las empresas deberían compensar a los usuarios que eran propietarios de los medidores antiguos, con la suma de $10.000 pesos, para finalmente dictaminar que el cambio sería voluntario, aunque las empresas ya han empezado a incluir sus costos en las cuentas mensuales. Una verdadera comedia de equivocaciones y errores no forzados.

Algo más que evidente en el desprolijo y zigzagueante manejo de la polémica instalación de los “medidores inteligentes” que las grandes empresas eléctricas impulsan con rentables expectativas.

Las proyecciones económicas continúan proyectándose a la baja, lejos del 3,5 % estimado por el ministerio de Hacienda. De las 19 instituciones consultadas por Consensus Forecast, 17 se inclinaron por proyectar un crecimiento entre 3 y 3,6 %, en tanto que dos de ellas (incluida Larraín Vial), la situaron en torno a 2,5 %. El consenso la ubicó en 3,2 %. En verdad cifras decepcionantes, que siguen en línea con la tendencia iniciada en el último trimestre de 2017 y primero de 2018, que no deja de inquietar a empresarios, el gobierno y dirigentes de Chile Vamos, que asumen que la vara principal para medir  el éxito o fracaso de la actual administración, se juega en el terreno económico, teniendo en la memoria su promesa de recuperar un acelerado ritmo de crecimiento para alcanzar la condición de un país desarrollado en los próximos años.

Una verdadera comedia de equivocaciones y errores no forzados.

Las encuestas no son buenas para el gobierno que, semana a semana, ve disminuido el apoyo e incrementado el rechazo a su gestión. No son pocos los dirigentes políticos del oficialismo, así como dirigentes empresariales, que estiman que el gobierno debiera concentrar sus esfuerzos en mejorar el funcionamiento del Estado e impulsar el crecimiento económico, antes que empeñarse en impulsar anunciadas reformas o contra reformas estructurales para las que no cuenta con suficiente respaldo político y parlamentario.

Su proyecto de “modernización” o simplificación tributaria, si bien salvó una valla importante con el avance en la idea de legislar, con los votos de la Democracia Cristiana, no tiene asegurada su aprobación final, toda vez que varios de los diputados de la DC sostienen no estar disponibles para rebajar los impuestos de los sectores de mayores ingresos. En concreto, refiere a la propuesta de reintegración tributaria que, tal como sostiene el Ejecutivo, constituye el corazón del proyecto, sin márgenes mayores para hacer concesiones a la oposición.

Las encuestas no son buenas para el gobierno que, semana a semana, ve disminuido el apoyo e incrementado el rechazo a su gestión. No son pocos los dirigentes políticos del oficialismo, así como dirigentes empresariales, que estiman que el gobierno debiera concentrar sus esfuerzos en mejorar el funcionamiento del Estado e impulsar el crecimiento económico, antes que empeñarse en impulsar anunciadas reformas o contra reformas estructurales para las que no cuenta con suficiente respaldo político y parlamentario.

Algo similar ocurre con el proyecto de reforma del sistema previsional, en donde la oposición ha propuesto separar el reajuste a las pensiones mínimas propuesto por el gobierno, que contaría con su respaldo, del proyecto de reforma del sistema de pensiones, en donde aún persisten importantes diferencias.

El propio proyecto de reforma integral del sistema de salud, incluyendo a ISAPRES y FONASA, ha generado más de una duda y controversia entre el oficialismo y la oposición. Esencialmente por la cobertura que incluiría el llamado Plan de Salud Universal que, al menos debiera igualar lo que hoy cubre FONASA, sino mejorarlo. Y si bien las propuestas sobre las ISAPRES implican avances en términos de eliminar las preexistencias y termina con las diferencias de precios por sexo (sin precisar si incluye a las mujeres en edad fértil), se mantienen las diferencias por edad y enfermedades, manteniendo la libertad de las aseguradoras privadas para fijar sus valores.

Tanto el proyecto de Admisión Justa, como el que extiende el control preventivo de identidad a menores de edad, encuentran fuertes resistencias de la oposición. Y todo apunta a que el anunciado proyecto de reforma o contra reforma laboral, no correrá mejor suerte.

Su proyecto de “modernización” o simplificación tributaria, si bien salvó una valla importante con el avance en la idea de legislar, con los votos de la Democracia Cristiana, no tiene asegurada su aprobación final, toda vez que varios de los diputados de la DC sostienen no estar disponibles para rebajar los impuestos de los sectores de mayores ingresos. En concreto, refiere a la propuesta de reintegración tributaria que, tal como sostiene el Ejecutivo, constituye el corazón del proyecto, sin márgenes mayores para hacer concesiones a la oposición.

Sin lugar a dudas no es una tarea fácil gobernar sin mayoría parlamentaria pero es lo que enfrentaron sucesivos gobiernos de centro izquierda en los últimos 25 años y no demasiado distinto a lo que ocurre con la mayoría de los gobiernos de la región y a nivel global.

Aquello apela al necesario realismo y una adecuada gestión política para posibilitar el diálogo y negociaciones buscando acuerdos en donde ambas partes deben ceder. Y hasta ahora el gobierno no ha mostrado la suficiente habilidad y destreza (como señalan las encuestas) para construir acuerdos. Por el contrario, su apuesta ha sido dividir a la oposición entre los sectores más proclives a los acuerdos y los llamados “sectores obstruccionistas” (patriotas y antipatriotas) con resultados bastante modestos hasta ahora.

La propia iniciativa asumida por el Presidente de convocar a los jefes de los partidos de oposición a un diálogo en torno a la reforma tributaria, terminó en un verdadero “portazo”, luego que el mandatario escuchara y tomara nota de las observaciones y propuestas formuladas sin acoger ninguna de ellas.

La propia iniciativa asumida por el Presidente de convocar a los jefes de los partidos de oposición a un diálogo en torno a la reforma tributaria, terminó en un verdadero “portazo”, luego que el mandatario escuchara y tomara nota de las observaciones y propuestas formuladas sin acoger ninguna de ellas.

Así el ya aludido triunfo al lograr que la Democracia Cristiana votara a favor de la idea de legislar la reforma tributaria podría terminar revirtiéndose en contra de los afanes del Ejecutivo.

Así el ya aludido triunfo al lograr que la Democracia Cristiana votara a favor de la idea de legislar la reforma tributaria podría terminar revirtiéndose en contra de los afanes del Ejecutivo.

En esa perspectiva, el gobierno de Sebastián Piñera arriesga enfrascarse en una improductiva e inconducente refriega legislativa en torno a la agenda más controversial de su programa, que no tan sólo apunta a retrotraer las reformas del gobierno anterior, sino perfeccionar el actual sistema previsional y de salud, sin contar con mayor legitimidad ciudadana.

La unidad es una urgente necesidad para el conjunto de las oposiciones

Es más que evidente la existencia de varias oposiciones. Con profundas diferencias entre sí, tal como quedara demostrado en el tema tributario. Pero claramente el gobierno no ha sumado ni ganado a la DC, que sigue definiéndose como una fuerza opositora.

En esa perspectiva, el gobierno de Sebastián Piñera arriesga enfrascarse en una improductiva e inconducente refriega legislativa en torno a la agenda más controversial de su programa, que no tan sólo apunta a retrotraer las reformas del gobierno anterior, sino perfeccionar el actual sistema previsional y de salud, sin contar con mayor legitimidad ciudadana.

Pero no es menos cierto que la unidad  representa una necesidad para el conjunto de la oposición, sino quiere ser avasallada por la derecha en su propósito de permanecer y proyectarse en el poder por los próximos ocho, doce o veinte años, como ha proclamado.

Las elecciones municipales y de gobernadores regionales del año próximo reafirman la necesidad de buscar caminos de unidad para la oposición. La Democracia Cristiana no puede repetir el grueso error político al enfrentar la anterior elección presidencial y parlamentaria en solitario, corriendo el riesgo de marginalidad e intrascendencia.

La denominada unidad en la diversidad exige de una confluencia de propósitos para enfrentar la agenda gubernamental en temas tan sensibles como las ya mencionadas reformas (tributaria, del sistema previsional, salud y laboral).

La denominada unidad en la diversidad exige de una confluencia de propósitos para enfrentar la agenda gubernamental en temas tan sensibles como las ya mencionadas reformas (tributaria, del sistema previsional, salud y laboral).

El documento suscrito (algunos dicen que olvidado) por el conjunto de las bancadas opositoras, define buena parte de estos llamados “mínimos comunes”, que permitirían una mejor coordinación política. Y aún cuando la decisión de la DC de votar favorablemente la idea de legislar la reforma tributaria propuesta por el gobierno, tiende a relativizar su importancia y significación, es más que evidente que representa un problema mayor para el gobierno.

¿Un ajuste ministerial?

Sebastián Piñera está plenamente consciente que este es un año decisivo no tan sólo para su gobierno sino también para su propia coalición en el intento de desplegar y viabilizar su agenda. No es descartable que a su retorno de China se decida por un ajuste ministerial, con el que tanto se ha especulado pese a los reiterados desmentidos oficiales.

El documento suscrito (algunos dicen que olvidado) por el conjunto de las bancadas opositoras, define buena parte de estos llamados “mínimos comunes”, que permitirían una mejor coordinación política. Y aún cuando la decisión de la DC de votar favorablemente la idea de legislar la reforma tributaria propuesta por el gobierno, tiende a relativizar su importancia y significación, es más que evidente que representa un problema mayor para el gobierno.

Por de pronto, ya anunció a sus ministros que sostendría reuniones bilaterales con cada uno de ellos para hacer balance de su gestión. No se puede descartar que en ese contexto resuelva cambiar a algunos de sus ministros, tanto en el área política, como económica y sectorial. Sin descartar enroques en las carteras.

Más allá de esos eventuales ajustes, Piñera debe resolver una seria disyuntiva. En términos pretéritos, intentar “avanzar sin transar” ó transar para seguir avanzando. Insistir en sus propuestas re fundacionales  o administrar de mejor manera el aparato del Estado, reforzando la gestión del equipo político del gobierno y concentrando esfuerzos en dinamizar el crecimiento.

Más allá de esos eventuales ajustes, Piñera debe resolver una seria disyuntiva. En términos pretéritos, intentar “avanzar sin transar” o transar para seguir avanzando. Insistir en sus propuestas re fundacionales  o administrar de mejor manera el aparato del Estado, reforzando la gestión del equipo político del gobierno y concentrando esfuerzos en dinamizar el crecimiento.

Y no pareciera posible compatibilizar ambos objetivos.

Y no pareciera posible compatibilizar ambos objetivos. 

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