Coyuntura Nacional. ¿El respeto a la Constitución? Un conflicto artificial

por La Nueva Mirada

El gobierno ha hecho un gran escándalo por la presentación de proyectos de ley por parte de algunos parlamentarios, presuntamente inconstitucionales, en materias muy sensibles. En particular, el que propone extender el post natal en atención a la actual emergencia, que una comisión mixta, compuesta por diputados y senadores, acaba de declarar admisible, sumando los reparos al proyecto que autoriza el retiro de hasta un 10 % de los fondos previsionales.

 Se afirma que con la presentación de estos y otros proyectos, los parlamentarios estarían sobrepasando el Estado de derecho e infringiendo la Constitución que juraron o prometieron respetar. La Presidenta del Tribunal Constitucional, María Luisa Brahm, ex jefa de asesores de Sebastián Piñera durante su primer mandato, rompiendo el deber de prescindencia política, realizó un público llamado a los parlamentarios para  respetar integralmente  la Constitución,  en tanto que el Jefe del Estado, en lo que constituye una evidente injerencia indebida y claro despropósito, proponía la creación de una comisión de “expertos” para perfeccionar los mecanismos de admisibilidad de las iniciativas legislativas,

Se trata de un conflicto completamente artificial, como sostuviera el senador Carlos Montes. Coherente con la gastada estrategia del mandatario de arremeter en contra del parlamento cuando se necesita un chivo expiatorio a quién culpar.

 El parlamento ha determinado los procedimientos para resolver la admisibilidad –un tema sujeto a interpretación- de los proyectos sometidos a su consideración en base a sus facultades y prerrogativas y el Ejecutivo cuenta con las herramientas para objetar su constitucionalidad recurriendo al Tribunal Constitucional, o simplemente ejerciendo su veto.

Pero Piñera desearía no tener que recurrir  a esos expedientes, muy impopulares tratándose de la ayuda a la clase media o la extensión del fuero maternal. No lo ha hecho en otras materias igualmente sensibles en donde  podría haber ejercido estas facultades  El mandatario aspiraría a que su propio sector resolviera el problema en el debate parlamentario. Y cargarle las responsabilidades a la oposición en caso contrario.

Y cargarle las responsabilidades a la oposición en caso contrario.

Constituye una completa exageración hablar de una crisis institucional o una Constitución sobrepasada (“cadavérica, como afirmara el abogado Fernando Atria). Existe un largo historial de proyectos declarados inadmisibles por el propio parlamento o, en última instancia por el Tribunal Constitucional como también numerosos parlamentarios, de todo el espectro político que han incurrido en estas prácticas, sin que a nadie se le ocurriera hablar de crisis institucional.

Quizás valga la pena preguntarse el por qué, dos de estos proyectos- la extensión del fuero maternal por la emergencia y la posibilidad del retiro de hasta un 10 % de los fondos previsionales- son tan sensibles y han generado todo este incordio.

En primer lugar, porque se trata de problemas reales para los cuales el gobierno aún no presenta una propuesta razonable. El marco de entendimiento alcanzado entre el gobierno y la oposición no contempla una ayuda efectiva para los sectores medios, Aquellos que tenían ingresos superiores al millón de pesos, que se han visto severamente afectados, están endeudados y han visto disminuidos sus ingresos por la crisis, quedando fuera del ingreso familiar de emergencia.

Sin lugar a dudas, la alternativa de retirar anticipadamente un 10 % de sus ahorros previsionales, como han propuesto algunos expertos y parlamentarios, presenta bemoles. Puede ser regresiva, beneficiando a quienes han acumulado mayores ahorros. Puede ser pan para hoy y hambre para mañana si no se asume como un préstamo “blando” o está vinculada a algún tipo de compensación (por ejemplo el retraso en la edad de jubilación, como propusiera el economista Josep Ramos). Pero, de alguna manera, ayuda a resolver un acuciante problema que hoy día soportan los sectores medios.

Algo parecido sucede con  el proyecto de extensión del post natal por la emergencia. Sin saber   cuando culminará la emergencia sanitaria, son miles de madres trabajadoras que se preguntan quién cuidará de sus hijos si deben volver a sus labores mientras salas cunas y jardines infantiles permanecen cerrados y sus abuelos, de alto riesgo, están impedidos para hacerse cargo de su cuidado,

Hasta el momento, el gobierno ha hecho oídos sordos a las demandas y propuestas no tan sólo de sectores de la oposición sino también del propio oficialismo, para ofrecer respuestas adecuadas a estos problemas reales, insistiendo que no existen más recursos que los comprometidos en la mesa de diálogo.

Con su clásico pragmatismo, el alcalde Joaquín Lavín, ha planteado la necesidad que el gobierno se reúna con la oposición a la brevedad para aunar posiciones y acordar fórmulas que resuelvan el impasse.

La arriesgada apuesta de Andrés Allamand

 Por el contrario, Andrés Allamand, adalid de la opción de rechazo al proceso constituyente, ha aprovechado la actual coyuntura para arremeter en contra de Mario Desbordes, actual timonel de Renovación Nacional que ha expresado su decisión de ir a la reelección, acusándolo de deslealtad con el gobierno, al igual que al grupo de diputados que lo respalda (entre ellos al diputado Francisco Eguiguren, al que Allamand acusó de hablar “huevadas” al defender la admisibilidad  del proyecto de extensión del fuero maternal).

En su esfuerzo por recuperar liderazgo y posicionarse como la carta presidencial de su sector, Andrés Allamand está patrocinando una lista alternativa a la de Mario Desbordes en las elecciones internas de su partido, afirmando que el actual timonel ha fracasado y divide a la derecha. Su cónyuge, la exministra Marcela Cubillos fue más lejos, afirmando que no se sentía interpretada por los dirigentes de la derecha que se compraban ideas de izquierda. Algo parecido a lo que sostuviera Carlos Larraín, afirmando que Desbordes “se pasó a la izquierda”.

La idea de los cuestionadores del timonel de RN es “poner orden en el sector”, unir a la derecha en la defensa de sus propias ideas, intentando “salvar lo que queda de gobierno” y asegurar la sucesión con un representado de su sector. El problema evidente es que la figura mejor posicionada de la derecha es Joaquín Lavín, que hasta ahora se ha mostrado partidario del proceso constituyente y bastante crítico de la gestión del gobierno.

La apuesta de Allamand es más que arriesgada. En el actual contexto del país es más que dudoso que las ideas tradicionales de la derecha – libre mercado, defensa de la iniciativa privada, de la actual institucionalidad con “restauración” del orden anterior a la crisis social-, constituyan una plataforma ganadora.

Mario Desbordes expolicía y típico representante de la clase media, asumió el liderazgo de RN con un discurso no tradicional y más bien distante del gran empresariado. Con una postura abierta al diálogo y la búsqueda de acuerdos más que a la confrontación. Ello se leyó como un éxito para que su partido se convirtiera en la primera fuerza electoral del país, desplazando a la UDI, que tradicionalmente ostentaba la hegemonía de su sector. Su respuesta a Allamand es clara. Más que unir a la derecha su desafío es potenciar a RN. Y los resultados hablan por sí solos. Es cierto que está en minoría en su apoyo al proceso constituyente pero representa una franja bastante mayor que los parlamentarios que lo apoyan. Y el verdadero dilema que enfrenta RN en sus próximas elecciones internas es diferenciarse de la UDI o ser “mortalmente parecidos”.

Sebastián Piñera no ganó dos elecciones presidenciales por representar las ideas más tradicionales de la derecha. Con ancestros demócratas cristianos, desde la lejanía de sus postgrados en USA, Piñera se pronunció por el NO en el plebiscito y tan sólo ingreso a RN para configurar la entonces afamada “patrulla juvenil”, que buscaba renovar a la derecha, cuando le aseguraron un cupo senatorial que la DC no le garantizaba.

Mucha agua ha pasado bajo los puentes desde entonces. Andrés Allamand, después de reconocidos vaivenes, dejó muy atrás sus arrestos de liberalismo para abrazar los ideales de la vieja derecha, tal como lo hicieran Evelyn Matthei y Alberto Espina. Mantiene un pacto de convivencia con Sebastián Piñera, luego de estrechas complicidades como rupturas y se habla de un pacto- explícito o implícito- para sucederlo en el poder.

Pero no la tiene fácil. Por más que hoy intente hacer “buena letra” con sus aliados de la UDI, con los cuales ha protagonizado no pocas confrontaciones, prometiendo “poner orden” en su partido y constituirse en factor de unidad de la derecha (que no necesariamente incluye a José Antonio Kast y sus republicanos). Para ello debe defenestrar a Desbordes, someter a los “díscolos”, dejar en el camino a Manuel José Ossandón, esperando que todo aquello sea suficiente para disolver las resistencias que aún genera en la UDI.

 El tema de Lavín es un problema que deberá resolver el gremialismo.

Tampoco parece una tarea fácil salvar lo que queda de mandato para un gobierno que escucha tan sólo lo que quiere oír con un Presidente que parece haber perdido el rumbo, con una muy deficiente gestión política de la crisis, como anotaba el senador de la UDI Juan Antonio Coloma.

Tampoco parece una tarea fácil salvar lo que queda de mandato para un gobierno que escucha tan sólo lo que quiere oír con un Presidente que parece haber perdido el rumbo, con una muy deficiente gestión política de la crisis, como anotaba el senador de la UDI Juan Antonio Coloma.

Andrés Allamand no quiere un plebiscito de entrada al proceso constituyente, postulando expresas facultades constituyentes al futuro Congreso para introducir reformas no precisadas a la gastada actual carta magna.

Y menos quiere un nuevo pacto social y fiscal como el que proponen transversalmente muchos sectores. Su apuesta es entregar la principal iniciativa para empujar la reactivación económica a los empresarios y emprendedores, reservando al Estado su fatigado “rol subsidiario”. La apuesta a que todo cambie para que todo siga igual.

Algo más que aventurada y riesgosa en el actual contexto de crisis acentuada por la omnipresente pandemia.

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