Era un momento muy crítico para el Reino Unido. Al asumir el cargo de primer ministro, en plena guerra mundial, Winston Churchill, el polémico y cuestionado líder británico, tan sólo ofrecía a sus ciudadanos “sangre, sudor y lágrimas”. Una frase que pasó a la historia, en ese hito, como ejemplo de un liderazgo valiente, franco y descarnado, que podría llamar a la reflexión a nuestras autoridades
No deja de ser lamentable que, en medio de la crisis sanitaria que vive el país, se generen conflictos y tensiones absurdas, inconvenientes e innecesarias, entre las autoridades de gobierno y los alcaldes, en su mayoría de partidos oficialistas, no sólo por diferencias de fondo, que de hecho existen, sino además por afanes protagónicos.
Como tampoco parece razonable que el mandatario del país descalifique la acción fiscalizadora del parlamento, argumentando, por ejemplo, que el arriendo del espacio Riesco le cuesta mensualmente al país lo mismo que el financiamiento de un diputado o senador (algo menos de lo que le cuesta el financiamiento del Presidente).
Desde luego no es el rol de los alcaldes anticiparse a las autoridades sanitarias para anunciar un deceso, sin las necesarias verificaciones de sus reales causas. O buscar notoriedad exigiendo medidas más drásticas a nivel local o nacional para enfrentar la emergencia. Sobre todo cuando el gobierno se decidiera convocar a una mesa social, que incorpora a representantes de los municipios, para socializar la información disponible, debatir las propuestas y puntos de vista, para adoptar decisiones consensuadas y compartidas.
Tampoco parece adecuado asumir iniciativas legislativas, sin duda inspiradas en los mejores propósitos de contribuir a aliviar la carga de las personas durante la actual crisis, sin consultar a los sectores involucrados. Y menos intentar sacar pequeños dividendos de ello o farandulizar el problema, como lo han hecho en algunos matinales de televisión.
Ello no necesariamente implica cerrar filas en torno al gobierno o acatar sus directrices sin mayor discusión.
El país espera que la crisis sanitaria sea enfrentada con claridad, altura de miras, firmeza y unidad, por todos los sectores sociales y políticos. Ello no necesariamente implica cerrar filas en torno al gobierno o acatar sus directrices sin mayor discusión. O renunciar a toda deliberación y acción fiscalizadora que puede y debe ejercer el poder legislativo, los medios de comunicación, los partidos políticos y la propia sociedad civil.
Hay buenos argumentos para decretar una cuarentena total, como lo han hecho varios países en la región y como lo demandan muchos alcaldes, representando un extendido sentir ciudadano.
Hay buenos argumentos para decretar una cuarentena total, como lo han hecho varios países en la región y como lo demandan muchos alcaldes, representando un extendido sentir ciudadano.
Pero también existen argumentos para defender la estrategia progresiva del gobierno, toda vez que existe un amplio consenso que la emergencia se prolongará varios meses y que lo peor está por venir. Ningún país puede darse el lujo de paralizar sus actividades y decretar medidas de aislamiento social por períodos tan prolongados sin afectar gravemente la vida cotidiana de su población, la economía y la subsistencia de los sectores más vulnerables.
Al igual de lo que sucede a nivel planetario, hoy el país enfrenta una pandemia que amenaza con una cantidad creciente de infectados y fallecidos.
Y pese a que algunos científicos, basados en sólidas estadísticas, sostienen que sus efectos no serán más graves que la influenza o la gripe común, que año a año cobra un muy relevante número de víctimas, las cifras de infectados y fallecidos por el corona virus no termina de crecer en países desarrollados de Europa y el propio EE.UU que hoy aparece como un epicentro de la epidemia.
Y aún no existe una vacuna o un tratamiento eficaz para enfrentar la pandemia.
Una respuesta proporcional a la magnitud de la crisis que enfrenta el país.
Al término del mes de marzo, el país ha superado la barrera de los tres mil infectados (3031) y 16 fallecidos (una tasa relativamente baja de mortalidad) pero recientes estimaciones de la autoridad sanitaria internacional proyectan su peack para el mes de junio y no a fines de abril, como lo habían estimado las autoridades en nuestro país.
Es más que obvio que la estrategia progresiva que ha adoptado el gobierno para enfrentar el coronavirus, deberá considerar medidas cada vez más drásticas al aproximarse al punto más alto de la curva de contagio, con fuerte impacto en la vida cotidiana de la población y en la actividad económica del país.
Es más que obvio que la estrategia progresiva que ha adoptado el gobierno para enfrentar el coronavirus, deberá considerar medidas cada vez más drásticas al aproximarse al punto más alto de la curva de contagio, con fuerte impacto en la vida cotidiana de la población y en la actividad económica del país.
La primera prioridad del país, sin duda, es la emergencia sanitaria. La lucha por contener y mitigar la enfermedad. Resulta imperioso intentar “aplanar” la curva del contagio y fortalecer la capacidad del sistema público de salud para evitar que pueda colapsar en el mediano plazo, usando todas y cada una de las atribuciones de que dispone la autoridad en este estado de emergencia potenciando toda la capacidad pública y privada para enfrentar la crisis. Y ello incluye a las clínicas privadas, la industria farmacéutica, así como los seguros privados de la salud, para colaborar en este esfuerzo país.
Tanto o más relevante que la singular colaboración financiera ofrecida por la Confederación de la Producción y el Comercio, a la que se ha sumado la industria minera, es que exista la misma disposición para contener alzas de precios de los productos esenciales, otorgar facilidades para cumplir obligaciones financieras, mantener las remuneraciones de sus trabajadores y sumarse al esfuerzo por fortalecer el sistema público del país.
Así como el anuncio de fabricación de ventiladores mecánicos en nuestro país se puede valorar como auspicioso (asumiendo el evidente déficit para momentos críticos, acentuada aquella percepción tras las equívocas declaraciones del Presidente Piñera) parece relevante analizar qué otros sectores de la producción pueden colaborar más esencialmente para enfrentar la emergencia en su temido peack.
Así como el anuncio de fabricación de ventiladores mecánicos en nuestro país se puede valorar como auspicioso (asumiendo el evidente déficit para momentos críticos, acentuada aquella percepción tras las equívocas declaraciones del Presidente Piñera) parece relevante analizar qué otros sectores de la producción pueden colaborar más esencialmente para enfrentar la emergencia en su temido peack.
Algo relevante en la expectativa de asegurar la subsistencia de los sectores más vulnerables, proteger los empleos y preservar la economía
Asumiendo que la prioridad número uno en la hora presente es contener y mitigar la enfermedad, intentado salvar el máximo de vidas, resulta indispensable asumir el impacto económico que inevitablemente conlleva la crisis sanitaria a nivel planetario y del propio país,
Autoridades del Banco Central advierten que la economía entró en fase de contracción severa, mientras que el titular de Hacienda admite la alternativa de un crecimiento negativo en torno al 2,5 a 3 %. Por su parte, diversos expertos prevén que el desempleo subirá a 10 % en los meses de invierno como efecto del coronavirus y la estacionalidad.
Sin lugar a dudas ello amenaza la viabilidad de sectores clave de la economía, como el turismo, comercio o servicios, con impacto en el trabajo, los ingresos y la propia subsistencia de los sectores más vulnerables del país.
Sin lugar a dudas ello amenaza la viabilidad de sectores clave de la economía, como el turismo, comercio o servicios, con impacto en el trabajo, los ingresos y la propia subsistencia de los sectores más vulnerables del país.
Ello obliga a adoptar medidas acordes a la gravedad de la situación. El gobierno ha anunciado un importante paquete de medidas financieras, más de 11 mil millones de dólares, para reforzar el sistema público de salud, proteger el empleo e inyectar liquidez a la economía.
Pero todo aquello, siendo muy relevante no es suficiente. Desde luego no considera a los sectores informales de la economía (vendedores ambulantes, lustrabotas, empaquetadores de supermercados, etc.) ni a los trabajadores independientes o por cuenta propia, para no mencionar a los mendigos o personas en situación de calle.
Tampoco asegura una renta básica razonable para los miles de trabajadores amenazados con el desempleo, recortes salariales o incluso suspensión de los mismos. Por ello diversos sectores han propuesto una renta mínima universal durante la emergencia.
Tampoco asegura una renta básica razonable para los miles de trabajadores amenazados con el desempleo, recortes salariales o incluso suspensión de los mismos. Por ello diversos sectores han propuesto una renta mínima universal durante la emergencia.
Es indispensable un esfuerzo mayor.
Otro tema es cómo se impide o mitiga la destrucción permanente de fuentes de trabajos y empleos. Cómo se facilita el acceso a un crédito razonable y expedito, La decisión de rebajar la tasa de interés al 0,5 % adoptada por el Banco Central contribuye a este propósito, Falta por conocer la disposición de la banca comercial y estatal, así como de las entidades financieras para contribuir a este esfuerzo.
No estaría demás que tanto el gobierno como los diversos actores sociales y políticos reforzaran, con el propio ejemplo, un llamado a la solidaridad nacional. La próxima Teletón, programada para este fin de semana en condiciones muy adversas, dará una pauta de la disposición de los chilenos a realizar un aporte solidario que puede expresarse de muy diversas maneras. Manteniendo las remuneraciones de las asesoras del hogar y personal de servicio en los hogares impedidos de concurrir a sus trabajos, pagando puntualmente sus impuestos quienes estén en condiciones de hacerlo, contribuyendo con un aporte mensual solidario, considerando la alternativa de un nuevo impuesto para enfrentar la emergencia, etc.
El país, incluyendo al gobierno, el parlamento, empresarios, trabajadores, debe tomarse muy en serio que hoy vivimos una emergencia inédita, que requiere del compromiso, responsabilidad y solidaridad de todos, buscando respuestas de fondo y no meramente cosméticas o de mínimos.
No es la hora para pequeñas rencillas o vanos afanes de protagonismos. La ciudadanía percibe dónde se concentra el poder efectivo para asumir lo que, claramente, marca un cambio de época y escenario nacional e internacional. Asimismo, repele la búsqueda de pequeños dividendos políticos o lucro en la emergencia. Ello requiere de liderazgos fuertes que, con grandeza y generosidad, sumen esfuerzos para superar la emergencia, asumiendo que enfrentamos grandes desafíos y que nada será igual que antes de esta pandemia.
La ciudadanía percibe dónde se concentra el poder efectivo para asumir lo que, claramente, marca un cambio de época y escenario nacional e internacional. Asimismo, repele la búsqueda de pequeños dividendos políticos o lucro en la emergencia.
Más allá de las palabras reiteradas hasta el cansancio y cierta sordera de autoridades autocomplacientes la emergencia requiere de liderazgos transparentes. Puede ser mucho pedir, pero en el planeta, pese a todo, los hay Garay….
Quizás sea mucho esperar conductas como la de Churchill en aquella pretérita coyuntura histórica, pero, al menos, vale el esfuerzo de tenerlas presente.
No denigra reconocer las propias debilidades cuando están muy a la vista. Quizás sea mucho esperar conductas como la de Churchill en aquella pretérita coyuntura histórica, pero, al menos, vale el esfuerzo de tenerlas presente.