En tiempos del pandemonium viral, político y económico (más bien, comercial).
Por fin cuarentena total en Santiago. La única decisión racional llega muy tarde, como siempre.
Primero la economía política y después la vida (aunque el presidente y un ministro aseveren lo contrario públicamente).
Camino de la vida hacia la muerte, y de muerte hacia la vida.
“Un viejo dijo: ¿Qué es un virus?, trayéndome un puñado.
Todavía pienso.
Todavía no sé si la pregunta no era más que “el sonido de los vientos” en el país del polvo, las cenizas y los contagios. País de ricos, campamentos y pobres.
El 25 de marzo pandémico se celebró el día del “Niño por Nacer” y de la Adopción”.
Felicitaciones a todos los que creen y luchan por la vida desde su concepción hasta la muerte.
La ley del aborto actual y, la propuesta sobre la eutanasia, creo que muestran la levedad ética de algunos legisladores.
En el fin de Semana Santa, se celebrará al Cristo que sufre y perdona. El Cristo Jesús eterno y resucitado qué lloró sangre y agua. El Cristo del amor eterno.
“¡Padre! ¿Por qué me has abandonado? En tus manos encomiendo mi Espíritu”.
La pasión del mundo en dos frases.
Hace días que se lamenta un saxo a pocas cuadras de mi casa.
Banda de ladrones de joyas, huye en un Jeep nuevo de 180 millones de pesos. (Auto de la elite desconectada del pueblo ciudadano). Podrían haberlo robado definitivamente. Era más fácil. ¡Fracasados! El mall del robo en fase dos, lleno de gente comprando. ¡Consumidores!
Delincuentes tan fracasados como las autoridades al tratar de atajar la “segunda ola” viral pronosticada hace mucho tiempo, sólo con incentivar la economía…(4.7 millones de solicitudes de “permiso de contagio vacacional”) y las vacunas. El retraso timorato de la cuarentena total costó muchos, muchos muertos (Llevamos 30.000) ¡Mojigatos! ¡Pusilánimes!
Apareció el candidato Gabriel Boric. Planteó la democratización de los directorios de empresa con la respuesta empresarial prevista ¡Soñador bien intencionado! En un modelo neoliberal individualista y competitivo, es imposible. Olvida que para que esto pueda tener visos de realidad, se necesita un modelo social de mercado. Es decir, de una revolución socioeconómica y cultural, general y laboral.
Es decir, un nuevo plano de inmanencia y trascendencia. (Leer a Deleuze, si le interesa).
En Las Condes, la publicidad en la calle de una candidata -con un muy buen sueldo de varios millones-, dice DANIELA Peñaloza (apenas se lee su apellido). La de otro candidato, GONZALO DE LA CARRERA. ¡Clasistas!
Hoy, frente a la casa, alguien cantó por horas. Más bien parecían gritos desafinados. ¡Qué suerte la mía!
El viernes, antes de la cuarentena total metropolitana, fui a comprar a un almacén pequeño. Una persona mal encarada, de rostro adusto, pelado al seco, vestido de negro, pequeño y obeso me dijo al llegar: ¡Esta es la fila! (donde estaba esperando sólo él por el aforo). Después de mirarlo en la cara, molesto, le hice ver con voz seca que su mascarilla no le tapaba la nariz, y me respondió cortante que se la subiría sólo al entrar, mientras yo me alejaba desconfiado, dos metros más de su gruesa humanidad.
Adentro, estaba comprando una señora canosa de la tercera edad, con un niño de 10 a 11 años que se movía inquieto por todo el lugar ¡sin mascarilla! Cuando salió, y antes de entrar junto al rapado (qué, debo reconocerlo, se cubrió la nariz cumpliendo con su compromiso), sin poder contenerme, le dije: -Señora, el niño está sin mascarilla y se enferman ¡y se pueden morir! con voz sarcástica.
Me miró, y después de algunas palabras ininteligibles (posiblemente un ¡qué te importa a ti! seguido de un garabato propio de la vejez), se retiró a paso lento. Ninguno de los tres habían oído de los contagios por aerosoles. ¡Ignorantes! pensé mientras pagaba ¡Cuatro mil pesos por dos paltas grandes Hass!
Definitivamente, la gran cuarentena comenzaba mal.
El día siguiente, ya cuarentenados, como todos los fines de semana salí a pasear mi perra a las 7.40 A.M. en las áreas verdes frente al parque Hurtado. Pasaron más autos que nunca. La vereda perimetral estaba llena de bolsas plásticas, latas de cerveza, mascarillas sucias, y envases de comida chatarra que Aiko olisqueaba una por uno con la secreta esperanza de comer algún resto olvidado. Los ciclistas pasaban en medio de plantas, malezas, y promesas descuidadas y olvidadas de un alcalde candidato. Los de la cuarta edad intentaban – muy adoloridos- hacer algún ejercicio porque dijeron que se podía desde la 7 hasta las 9 A.M. ¡Imprudentes! Alguno murió de infarto. (Puede ser) ¡Insensatos! ¡Crédulos!
EL domingo, en mi paseo temprano, me crucé con una señora de polerón rojo, sin mascarilla (la suerte mía), que, sin levantar la cabeza de su prolongación celular, me preguntó con algo de temor si mordía. Le dije que no, pero deseé haberle dicho que sí, y que ya tenía tres yugulares marcadas en su correa ¡vieja preguntona! (con todo respeto).
Hoy, no hay saxo, ni cantos. Sólo fútbol y ruido de motos que pasan “Rappi”- das y ruidosas.
¡Santo delivery!
Cada uno que cargue su virus (además de su cruz) y camine (si puede).
Un niño sabio dijo que la pandemia era igual a aburrimiento. Le faltaron los muertos.
No queda más que ver la serie coreana “Kingdom (de zombies) y el documental “Yo Soy” en Netflix. Escuchar “The Bandit “del último disco de Kings of Leon, y leer “Yoga” de Emmanuel Carrére. Ah, se me olvidaba, si le gusta la poesía, relea “Canto de Mi Mismo” de Walt Whitman, y “La Tierra Yerma” de T.S.Elliot.
Le enseñarán mucho sobre la pandemia. Si ya no es un cadáver.
¡Olvidadizo!
Por si acaso.
Paso a paso.
El ruido agudo de una cortadora de pasto desgarra el aire.
El ladrido ronco de un perro.
Ladran todos.
¡Silencio, malditos!
¡Qué estamos (por fin) en la gran y santa cuarentena!
¡Sonó nuevamente el saxo!
Contemplación.
No olvide orar, que no es lo mismo que rezar.
Salvación.
Pandemia-demonium.
Oremos.
“Curiosos por lo que pronto ocurrirá. Dentro y fuera del juego, observándolo y asombrándome”.
“Un niño me dijo: ¿Qué es la hierba? Trayéndomela a puñados”.
Quizás un puente de la Muerte hacia la Vida, sobre el aire nocturno.
“Todo comenzó en Emaús”.