Un repaso por su trayectoria personal y política, y sus gestiones al frente del gobierno departamental y nacional.
Publicado Originalmente en ladiaria.com.uy
La de Tabaré Vázquez es la historia de un hombre que entró a la política sin quererlo pero logró cambiarla. Abocado a la medicina y a la militancia social no se proyectaba como político, sin embargo, su fuerza política vio en él la figura del líder que el partido necesitaba.
Vázquez nació el 17 de enero de 1940 y vivió su infancia y juventud en el barrio La Teja. Fue el cuarto de cinco hijos del matrimonio entre Héctor Vázquez y Elena Rosas. Su padre fue obrero de ANCAP, despedido en 1951 e incluso detenido tras un conflicto sindical en la empresa.
“Mi padre había sido dirigente de ANCAP, destituido, preso. Mi abuelo fue fundador de [el club de fútbol] Progreso, eran españoles, anarquistas […] Me crié en La Teja, un barrio de gente trabajadora. Había una esquina donde nos reuníamos con la barra. Cuando se necesitaba salíamos a juntar alimentos para las ollas sindicales de la zona”, relató en una entrevista publicada en el libro Conversaciones con Tabaré Vázquez (2003), de Carlos Liscano. En esa entrevista también dijo que nació en un hogar “muy humilde”, en la calle Heredia, “que tenía grandes piedras en el techo para que no se volaran las chapas”.
Cursó primaria en la escuela Yugoslavia en La Teja (que luego visitaría incontables veces en sus períodos como presidente), primer año de liceo en el liceo 6 Francisco Bauzá y los siguientes años en el liceo 11 del Cerro.
“No puedo olvidar ese barrio y a esa gente. La primera vez que salí fue al liceo. Era el Bauzá viejo. Me sentía fuera de lugar en él. Venía de un barrio pobre, de la escuela Yugoslavia, la número 104, a un barrio que para mí era distinguido. Al Bauzá iba gente del Prado, que eran ricos. Era clase media baja, pero para mí insertarme ahí… Yo sentía que estaba de más. Al año inauguraron el liceo 11, en el Cerro, y me cambié. Fui a segundo, era 1953. Ahí sí me sentí en casa”, recordó Vázquez, en el libro de Liscano.
En esa época también se integró al Centro Pablo Albera, en La Teja, un grupo de ex alumnos del Colegio Divina Providencia, orientado por la comunidad salesiana, que realizaba actividades deportivas, recreativas y trabajo social. A los 16 años fue elegido secretario general de esta organización.
“Yo admiro a los salesianos. Aunque no comparto su filosofía, los admiro. Aprendí mucho de ellos. Cuando tenía 16 o 17 era secretario de los exalumnos, sin haber sido alumno de la escuela. Hasta esos años yo estaba convencido de que había un Dios”, recordaba Vázquez (Liscano, 2003).
Un par de años después, junto a otros jóvenes del barrio, fundó el club El Arbolito. El futuro presidente no se destacaría en lo deportivo del club, donde tan solo fue golero de la reserva, pero sí en el ámbito institucional. De hecho, llegó a ser el presidente. Con el tiempo, el club adquirió relieve a nivel barrial, y durante la presidencia de Vázquez inauguró una policlínica que atendía a centenares de personas diariamente en La Teja.
Cuando terminó el liceo, Vázquez debió interrumpir sus estudios para ayudar económicamente a su familia y tuvo varios trabajos: fue empleado de almacén, vendedor de diarios, aprendiz de carpintero y vidriero. Luego ingresó a la empresa de vinos Carrau y Cía., donde trabajó en la administración y luego en el laboratorio.
“Terminé el liceo en el 55. Después empecé a trabajar. Volví en el 62 a preparatorio nocturno. Trabajé en una carpintería, haciendo pisos de parqué, vendí diarios, trabajé en un almacén, después con otro carpintero haciendo vidrieras en las tiendas de La Teja. Un día el padre Garzetti, salesiano, que era hincha de Wanderers, nos dijo por qué no íbamos a Wanderers. Y fuimos, y entramos en la quinta división. Como premio el padre Garzetti me consiguió trabajo en Carrau y Cía”, recordó Vázquez.
Mientras trabajaba en Carrau y Cía, Vázquez ingresó al Instituto Alfredo Vázquez Acevedo (IAVA) para hacer los preparatorios de medicina. Entró en 1963 y se recibió seis años después, a finales de 1969. En el interín, contrajo matrimonio con María Auxiliadora Delgado, con quien tuvo tres hijos: Álvaro, Javier e Ignacio, y criaron a otro más: Fabián Barbosa. Delgado trabajó en la Caja de Profesionales Universitarios, y llegó a ser el único sustento de la familia mientras Vázquez terminaba la carrera.
“Nunca en mi vida pensé hacer política (…) Me preparé toda la vida para ser médico. Jamás pensé, soñé, ni en la mayor de las locas fantasías se me ocurrió que podría ser edil ni diputado, por ejemplo”. Tabaré Vázquez en el libro Conversaciones con Tabaré Vázquez (2003), de Carlos Liscano.
La vida entre la medicina y el fútbol
“Nunca en mi vida pensé hacer política. Desde gurí de escuela me gustó la biología y la medicina. Siempre pensé ser médico y me recibí de médico. Me preparé toda la vida para ser médico. Jamás pensé, soñé, ni en la mayor de las locas fantasías se me ocurrió que podría ser edil ni diputado, por ejemplo. Y después que decidí ser médico, desde preparatorios hasta que me recibí, algunas instancias familiares me hicieron elegir la cancerología como especialidad. Perdí a mi madre, a mi hermana y a mi padre de cáncer en poquito tiempo, del 62 al 68. Entonces me dije: acá tengo un enemigo, acá voy a pelear. Entonces fui médico oncólogo para lucha contra el cáncer”, recordaba el ex mandatario (2003).
A partir de 1969, Vázquez fue médico certificador de la Jefatura de Policía de Montevideo y luego obtuvo su posgrado en radioterapia, hizo varios cursos de especialización en el exterior y llegó a grado cinco en la Facultad de Medicina en 1986. En ese mismo año compró en sociedad con Álvaro Luongo y Miguel Torres el 75% de la entonces llamada clínica Barcia, a la que renombraron Centro de Oncología y Radioterapia. A su vez, ingresó a trabajar en la Asociación Española en 1980, en Casa de Galicia y en el Hospital Británico. En 1981 ingresó por concurso a la dirección del Departamento de Radioterapia del Instituto Nacional de Oncología, hasta 1996, cuando renunció al cargo.
Años antes, en 1978 fue electo presidente de Progreso, y un año después, cuando ya estaba ejerciendo la presidencia, el club sale campeón de la B y llega por segunda vez en su historia a primera división. Luego fue electo presidente en 1984 de la Liga Universitaria.
Según una biografía publicada por el semanario Brecha en 2005, su nombre se manejó tres veces como posible presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol e incluso, en 1987, el semanario recuerda que su nombre era “una fija” pero el secreto a voces es que fue vetado por el entonces presidente Julio María Sanguinetti por razones políticas, aunque el ex presidente siempre ha negado eso. Aún así, Vázquez aseguró que había sido proscrito por ser socialista.
La huella en el Partido Socialista
El futuro mandatario a esa altura ya era parte de dicho sector frenteamplista. “Durante la etapa de la dictadura integré el núcleo de médicos del Partido Socialista. Clandestinamente. Pero no lo hacía porque yo fuera importante en esa actividad. Quería hacer algo con los compañeros de la parte política, contra la dictadura”, recordó Vázquez (Liscano, 2003).
A la salida de la dictadura, en 1986, Vázquez ya estaba incorporado al comité central del Partido Socialista. Una vez aprobada la Ley de Caducidad, se integró en la Comisión Pro Referéndum contra la norma.
En 1988 Vázquez ingresó a la logia José Artigas de la Masonería del Uruguay, según publicaron los periodistas Ernesto Tulbovitz y Edison Lanza en el libro Tabare Vázquez: misterios de un liderazgo que cambió la historia.
No se imaginaba que iba a tener un rol protagónico en la política partidaria. En el libro de Liscano, Vázquez cuenta que cuando militó en la Comisión Pro Referéndum contra la ley de caducidad e integró el área de finanzas de la campaña le “costaba” integrarse políticamente. “El relacionamiento político no era lo mío. Yo trabajaba para hacer. Para fijar los objetivos y hacer, llevar las cosas adelante […]. No me interesaban los cargos políticos. Tanto es así que alguna vez se habló de que fuera candidato a senador. Me negué. Yo no serviría”.
En 1989, el Partido Socialista resolvió impulsar a Mariano Arana a que se presente como candidato a la Intendencia de Montevideo nuevamente. “Yo estaba con Mónica Xavier tomando mate. Pasa un rato y vuelve la delegación. Le digo a Mónica que vaya a ver qué pasa. Vuelve y dice: ‘Mariano te propuso a vos’”. Vázquez cuenta en el libro que una vez que aceptó la propuesta no pensó que fuera a ganar. “Me dije: trabajo tres o cuatro meses en la campaña electoral, vamos a las elecciones, perdemos, y yo sigo con la medicina. De esa forma daba una mano en aquel momento. Después el Frente tendría cinco años para buscar otro candidato”.
Pero eso no sucedió. Vázquez ganó las elecciones departamentales y llevó al FA al gobierno por primera vez. En la campaña había realizado numerosas recorridas a pie por los barrios, en contacto directo con la gente, y sus apariciones en los medios de comunicación convocaron a muchas personas que no se habían sentido identificadas antes con la izquierda. Después del alejamiento de Hugo Batalla y la derrota del referéndum contra la Ley de Caducidad, en el marco de la crisis internacional del “socialismo real”, el FA encontraba una forma de avanzar.
“Festejen, festejen, que esta es la noche en la cual comienzan los tiempos donde los más necesitados serán los más privilegiados. Festejen, que es tiempo de pueblo. Es tiempo de ustedes”, dijo la noche del 26 de noviembre de 1989. Luego de ese día, el FA ganó ininterrumpidamente en Montevideo. En su gestión comenzó el proceso de descentralización de Montevideo, dividiendo la capital en 18 zonas, impulsó el funcionamiento de policlínicas, y redujo el precio del boleto, como había prometido durante la campaña electoral.
Para las elecciones de 1994, Vázquez se presentó como candidato junto al ex intendente de Cerro Largo, Rodolfo Nin Novoa, por el Encuentro Progresista (EP)-Frente Amplio. En la noche del 27 de noviembre estaban muy parejos el Partido Colorado, el Partido Nacional y EP-FA. Finalmente ganó la fórmula colorada integrada por Julio María Sanguinetti y Hugo Batalla.
La reforma constitucional de 1996, que instauró el candidato único a la presidencia por partido y el balotaje, demoró la llegada del FA al gobierno nacional. En las elecciones de 1999, la fórmula Tabaré Vázquez-Nin Novoa fue la más votada, con 40%, pero no alcanzó la mayoría requerida para ganar en primera vuelta. Jorge Batlle y Vázquez pasaron a la segunda, y la fórmula colorada ganó.
El liderazgo de Vázquez en el FA estaba consolidado. Las negociaciones por la reforma de 1996 habían implicado un quiebre en la conducción de la coalición de izquierda. Vázquez había marcado la cancha oponiéndose a apoyarla, mientras que el líder histórico del FA, Liber Seregni, se había mostrado proclive a acompañarla. La mayoría de la dirección frenteamplista se alineó con Vázquez y Seregni renunció a la presidencia del FA. La reforma fue aprobada por escasa mayoría, y Vázquez quedó como representante de casi la mitad de la ciudadanía. En diciembre de 1996, Vázquez fue votado por unanimidad por el Congreso del FA para ocupar la presidencia.
El primer mandato con Vázquez al frente del país
“La victoria es de ustedes”. El doctor Tabaré Vázquez saludaba a una multitud en la plaza del Entrevero el 31 de octubre de 2004. El FA había llegado por primera vez al gobierno, y Vázquez había ganado en primera vuelta con 50,45% de los votos. “Festejen, uruguayos, festejen”.
La crisis económica de 2002 golpeó al país: los depósitos bancarios cayeron estrepitosamente, se dispuso la libre flotación del dólar, la pobreza llegó al 40% al finalizar el período. Con ese escenario de fondo, Vázquez llegó a la presidencia en 2005. Una de las primeras medidas fue lanzar el Plan Nacional de Atención a la Emergencia, para revertir impactos de la crisis en la sociedad. Luego se convirtió en el Plan de Equidad, una política que continúa hasta la actualidad y otorga prestaciones económicas a familias de contexto crítico.
Era previsible que un gobierno nacional del FA priorizara la atención de los problemas sociales; lo que estaba en duda era su capacidad de manejar con acierto el conjunto de la política económica, y hasta el final de la campaña electoral de 2004 hubo quienes sembraban el temor de que se adoptaran medidas insensatas que causarían graves desequilibrios, ahuyentarían la inversión y agravarían la crisis. Los resultados reales fueron muy distintos, y comenzó un prolongado período de crecimiento con redistribución. El equipo conducido por Danilo Astori cuidó los equilibrios macroeconómicos, reformó el sistema tributario en forma claramente progresista, modernizó numerosos aspectos de la administración y obtuvo amplio reconocimiento internacional.
Otra de las reformas estructurales impulsadas fue el Sistema Nacional Integrado de Salud. Su financiamiento se organizó mediante un Fondo Nacional de Salud, que estableció criterios progresivos para los aportes de la ciudadanía. A partir de su implementación en 2008, el SNIS permitió lograr la cobertura universal, y aumentó en forma considerable tanto los servicios en general como el acceso a estos por parte de los sectores más vulnerables, con mayor énfasis en la atención primaria y participación de trabajadores y usuarios en organismos centrales.
Entre las políticas públicas por las cuales ha sido destacado Vázquez estuvo la puesta en marcha del Plan Ceibal, que garantizó el acceso a computadoras a los niños y adolescentes de todo el sistema educativo del país, en lo que Vázquez llamó “una revolución irreversible”. El ex presidente José Mujica destacó ayer que lo que más le emociona al pensar en Vázquez es esta política. “Se dio cuenta a tiempo de que la etapa que venía era de un mundo digital y que probablemente a los más pobres, los más olvidados, les iba a costar”. Mujica destacó que la política se “desparramó” por todo el interior, llegando a los “niños más postergados”. “Siempre queda como un mensaje, como una herencia y acicate de lo que puede hacer la humanidad por un mundo mejor”, acotó.
Además, Vázquez fue reconocido mundialmente por las políticas antitabaco que impulsó al inicio de su primer gobierno. Durante su primer año de gestión firmó un decreto que declaró 100% libre de humo de tabaco locales públicos, comerciales y laborales. Las medidas antitabaco llevaron al Estado uruguayo a enfrentar un juicio contra la tabacalera Philip Morris ante el Centro de Arreglo de las Diferencias Relativas a Inversiones. El país ganó el juicio y en 2018 Vázquez fue distinguido con el premio Héroes de la Salud Pública de la Organización Panamericana de la Salud.
Uno de los puntos polémicos de su primera gestión fue el veto a los artículos de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva que habilitaban a las mujeres a interrumpir embarazos en las primeras 12 semanas. Ya lo había anunciado: si se votaban esos artículos en el Parlamento, él los vetaría, por motivos “filosóficos” y “biológicos”.
Otro de los temas que atravesaron su primera presidencia fue el conflicto con Argentina por la instalación de Botnia en Fray Bentos. Al comenzar su mandato, el gobierno uruguayo autorizó la construcción de la pastera. Eso llevó al gobierno argentino a presentar una demanda ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en La Haya, por violar el acuerdo del Estatuto del Río Uruguay entre ambos países, sin previo aviso. Finalmente, la CIJ desestimó la demanda y la pastera continuó operando.
Durante su primer mandato pidió a las Fuerzas Armadas información sobre los detenidos desaparecidos en la última dictadura y el ingreso a los batallones para iniciar las excavaciones. En 2005 se encontraron los restos de Ubagésner Chaves y de Fernando Miranda. Durante el mandato de José Mujica se encontraron también los restos de Julio Castro y Ricardo Blanco. En agosto de 2019, sobre el final del segundo período de Vázquez, fueron encontrados los restos de Eduardo Bleier.
En marzo de 2005, en una de las primeras medidas de su primer gobierno, Vázquez convocó a los Consejos de Salarios del sector privado y al Consejo Tripartito Rural. La negociación tripartita articulada por el Estado había dejado de convocarse en 1991. La reinstalación de esta herramienta contribuyó a la recuperación del salario real de los trabajadores en general, que durante tres décadas acumuló un crecimiento promedio del 50%.
La segunda presidencia
Durante su segunda presidencia, Vázquez continuó con varias políticas públicas que se habían iniciado en su gobierno y en el de su antecesor, José Mujica, e impulsó otras reformas, como la creación del Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC). La implementación del SNIC determinó que los cuidados, que han recaído históricamente en los hombres de las mujeres, se convirtieran en una política de Estado. A través del sistema se logró la cobertura de cuidados de niños de 0 a 3 años, mayores de 65 en situación de dependencia y atención a personas con discapacidad severa.
Durante esta segunda presidencia también impulsó el Plan Ibirapitá, que continuó con la línea del Plan Ceibal y promovió el acceso de una tableta para jubilados y jubiladas de todo el país.
Esta administración tuvo momentos turbulentos, como la declaración de la esencialidad de la educación; la renuncia del entonces vicepresidente, Raúl Sendic, tras la denuncia por el uso irregular de las tarjetas corporativas mientras estuvo al frente de la petrolera estatal; la destitución del comandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, tras sus cuestionamientos a la Justicia por las sentencias de represores de la dictadura y a la cúpula del Ministerio de Defensa por el proceso vinculado al Tribunal de Honor de José Gavazzo.
Luego de su último período de gobierno, Vázquez siguió participando activamente en la política partidaria. De hecho, el 17 de octubre, en el último Plenario Nacional, en el marco del inicio del proceso de autocrítica, Vázquez envió un video en el que enumeró los asuntos “ineludibles” que debía encarar el FA: la autocrítica, las líneas de acción como oposición, la actualización del FA como “proyecto estratégico” y las elecciones de la conducción del FA. “Las elecciones no se ganan o se pierden en cuatro meses de campaña electoral, se gana o se pierde también por los cuatro años que hay entre una elección y otra y lo que se haga durante ese período de tiempo. El ciclo electoral 2024-2025 está lejos, pero su resultado se empieza a definir desde ahora”.
La enfermedad
“Hoy, a la hora 3.00, mientras descansaba en su hogar, acompañado de algunos familiares y amigos, por causa de su enfermedad, falleció Tabaré. En nombre de la familia, queremos agradecer a todos los uruguayos el cariño recibido por él a lo largo de tantos años”, comunicó este domingo vía Twitter Álvaro Vázquez, hijo del ex presidente.
Desde la semana pasada la situación del ex presidente era compleja. Tuvo “un evento agudo por una trombosis profunda del miembro inferior izquierdo”, según había comunicado su hijo, eso lo obligó a estar en internación domiciliaria y pasó esos primeros días “estable y sin dolor”.
La salud del ex presidente comenzó a deteriorarse con mayor gravedad hace poco más de un año. El 20 de agosto de 2019 Vázquez informó que le habían encontrado “un nódulo pulmonar derecho”, y ya adelantaba que había “características muy firmes de que se puede tratar de un proceso maligno” y así lo confirmaron los estudios que le realizaron posteriormente.
En ese momento el ex mandatario se sometió a radioterapia y para diciembre del año pasado los resultados eran alentadores y los médicos informaron que no había “evidencia de la enfermedad”. Sin embargo, este año la salud de Vázquez tuvo un nuevo traspié, ya que en junio tuvo que ser operado para extraer un tumor benigno en la prostata.