Las ciudades se oscurecieron completamente
como cuando una joven tímida apaga la luz
antes de hacer el amor con su pareja.
No era un anunciado eclipse de sol.
Se perdieron las señales de radio y televisión.
En las calles solo circulaban ambulancias
y bomberos que apagaban los últimos incendios.
Los aviones debieron aterrizar de emergencia
y los barcos retornar a los puertos.
La policía se declaró en estado de alerta.
Tampoco era un fantástico eclipse de luna.
El cielo se transformó en una gran bóveda negra.
Combatientes debieron hacer una tregua.
Fieles huyeron de sus templos de oración.
Comerciantes abandonaron sus tiendas.
Jugadores de ajedrez botaron los reyes.
Amantes se despidieron hasta siempre.
Y los niños fueron los únicos que visualizaron
cómo los desaparecidos comenzaron a resucitar
sobre la faz de la tierra.
Eclipse. Por Jorge Ragal
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1 comment
Excelente, todo un juego con las sensaciones de misterio y catástrofe.