Economía de antes por Mario Valdivia V.

por La Nueva Mirada

Recordé que poseo un título de economista. De cuando bastaba con el español para entenderse entre profesionales y conversar con las personas interesadas. No hacía falta la alta matemática.

Me dieron ganas de volver a ser un economista al descubrir, gracias a los debates actuales de cuánto gastar por el covid 19, que el estado de Chile ha acumulado más o menos treinta mil millones de dólares en las décadas recientes. Por ahí reposan ganando bajísimos intereses. 

¿Cómo ocurre algo así? Bueno, ocurre cuando, año a año, lo que se produce en el país, más lo que se importa, no se alcanza a gastar en consumir ni en invertir en el país. O sea, en comprar alimentos, lavadoras, celulares, educación, turismo, ir al médico, pagar arriendos…, y en comprar máquinas, construcciones, árboles y semillas para aumentar la producción mañana. Ese exceso se exporta a otros países, y produce un excedente de dólares que el estado acumula. Vale decir, ocurre porque se gasta poco comparado con lo que se produce e importa.

Ese exceso se exporta a otros países, y produce un excedente de dólares que el estado acumula.

Ahora, debido a que el 90 % de la población recibe ingresos por su esfuerzo productivo que son apenas suficientes para consumir lo necesario para cubrir sus necesidades básicas, ella no produce ningún excedente: consume todo lo que gana. El 10% restante, en cambo, concentra ingresos muy elevados que no puede consumir por completo, aunque trate. Esta es la población que genera excedentes en dólares, acumula patrimonio – acciones, tierras, dinero cantante y sonante – y financia inversiones en maquinarias, edificios, plantaciones… Vale decir, esos 30,000,000,000 de dólares se acumularon debido a que se consumió y se invirtió demasiado poco, comparado con lo que se produjo y se importó.

30,000,000,000 de dólares se acumularon debido a que se consumió y se invirtió demasiado poco, comparado con lo que se produjo y se importó.

Un poquito más de ingresos para el 90%, que salgan del 10%, producirá un aumento del consumo de una población que lo necesita encarecidamente, sin reducir el de una población que no alcanza a consumir todo lo que gana. Se puede ver que una parte del excedente acumulado en dólares fue generada por el reducido consumo – “las pobres condiciones de la vida material” – de una gran parte de la población, derivado de una distribución muy desigual del ingreso. 

Un poquito más de ingresos para el 90%, que salgan del 10%, producirá un aumento del consumo de una población que lo necesita encarecidamente, sin reducir el de una población que no alcanza a consumir todo lo que gana.

Y unos poquitos más proyectos de inversión para aumentar la producción futura del país, contribuiría a lo mismo: aumentar lo que se gasta de lo producido e importado, reduciendo el excedente. Se ve que la otra parte de los fondos acumulados en dólares fue generada por la baja ambición para invertir en Chile. Keynes – un economista de antes – diría que, por tibieza de la pasión acumuladora, tranquilidad con la situación presente, autocomplacencia. ¿De quién? De los que invierten: los empresarios y el estado.

Llego así a la raíz del asunto: la autocomplacencia generalizada con las condiciones materiales de la mayoría de la población y el dinamismo de la economía chilena nos hizo ciegos al hecho que el excedente que acumulábamos se basaba en el subconsumo de muchos y en una infundada tranquilización por el futuro económico de Chile.

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