El arte en la calle o la poética de la rebeldía Somos+. Por Cristina Wormull

por La Nueva Mirada

“Casas de 40 pisos
muchedumbres de color
millones de circuncisos
y dolor dolor dolor
Adiós Lotty Rosenfeld”

Raúl Zurita (versos para la despedida de Lotty Rosenfeld)

Y, un dos tres, se muere Pedro, Miguel, Manuela y Cecilia.  Y vas viendo que todos aquellos que circulan en torno a ti, se van yendo de este mundo, pero no te inmutas parodiando a Bertolt Brecht. De pronto, alguien que fue referente, que inspiró tu quehacer durante la temprana adultez, se va.  Te sorprendes, se te mueve el piso, te abruma un sentimiento de pánico porque ya estás en primera línea, ya no quedan muchos que te precedan… pero en este caso particular, ese alguien se anticipó a los tiempos, porque aún hoy su quehacer es vanguardista para las generaciones actuales y… no lo puedes creer… Carlota Eugenia Rosenfeld , conocida por todos como Lotty Rosenfeld artista visionaria y comprometida socialmente, con un sentido  ético altísimo respecto al  arte y la vida, nos ha abandonado quizás por mejores espacios que intervenir, con su sello de adelantarse y abrirnos el camino. 

De pronto, alguien que fue referente, que inspiró tu quehacer durante la temprana adultez, se va. 

nos ha abandonado quizás por mejores espacios que intervenir, con su sello de adelantarse y abrirnos el camino. 

Titulada como Artífice en la Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad de Chile, sus inicios fueron en un taller compartido en la casa de Delia del Carril, en Michoacán, donde desarrolló un gran trabajo en la técnica del grabado hasta finales de la década de 1970.  Fue entonces que se replanteó su rol social como artista, ligando para siempre su quehacer al espacio público, y desarrollando a partir de Una milla de cruces en el pavimento (1979), un trabajo vinculado a las intervenciones, acciones de arte y la performance. Una milla que se replicó durante años en distintos países y siempre asociada a un lugar lleno de simbolismo como la frontera entre Chile y Argentina, el muro de Berlín, en Alemania o frente a la Casa Blanca, en Estados Unidos, entre tantas otras con las que no quiero latear, pero que en todas esas ocasiones ella quiso entregar el mensaje de no acatar, sino ir más allá de lo que el sistema, una señal de tránsito nos quieren imponer.

Y aquí quiero dejar la seriedad de la academia guardada en un bolsillo y me voy a permitir llamarla Lotty a secas, aunque nunca fuimos amigas, pero sus acciones de arte, sus audiovisuales, sus performances artísticas valientemente contestatarias a la dictadura hicieron que la sintiera muy cercana entonces, y más que nunca hoy que ya no está.

Cómo no recordar que en forma paralela a su trabajo individual cofundó el Colectivo Acciones de Arte (CADA) junto a artistas conceptuales y poéticos tan destacados como Diamela Eltit, Raúl Zurita, Juan Castillo y Fernando Balcells. Juntos desarrollaron aquella primera acción notable Para no morir de hambre en el arte, con cuatro acciones paralelas donde, usando bolsas de leche que repartieron como colectivo en una población de la Granja y los ocho camiones que se estacionaron frente al Museo de Bellas Artes, ante un lienzo blanco que simbolizaba que el arte estaba en la calle y no dentro del museo, dirigido entonces por un súbdito de la dictadura.  En esta acción reivindicó, una de las más recordadas y nunca eliminada de las medidas del gobierno de Salvador Allende:  el medio litro de leche que ayudó a sacar a los niños y a las madres de Chile de la desnutrición crónica que vivían. Los elementos vinculados a esta emblemática intervención fueron donados por Lotty al Museo de la Memoria y hoy forman parte del acervo histórico de la entidad.

En conjunto con CADA realizó Ay Sudamérica (1981), lanzando 400 mil volantes desde avionetas que sobrevolaron Santiago; desarrollaron la acción artística No+, que tomó gran relevancia política desafiando al público a completar la acción, para trascender después hacia diversas organizaciones como Mujeres por la Vida y la frase Somos+.  Lotty sacó una voz fuerte y vigorosa en una época en que no había voz y desde el arte, estableció la denuncia en medio de esa catástrofe mayor que fue la dictadura.

en una época en que no había voz y desde el arte, estableció la denuncia en medio de esa catástrofe mayor que fue la dictadura.

Sus intervenciones, videos y performances son múltiples y difíciles de enumerar en pocas líneas, pero entre las más recordadas está la intervención del hospital de Salesianos, ese inmenso proyecto del gobierno de la UP que permanecía abandonado y desvalijado de todo aquello que podría tener alguna utilidad.  Ahí vimos el video Cautivoscon imágenes constituidas que ella deconstruye para luego reconstruir. Así proyectaba compromiso constante con desafíos mayores, cuestionando, a través de su obra, el estatuto político y la rigidez institucional mediante la intervención de sus símbolos.

Fueron constituyendo así un gran archivo feminista que, finalmente donaron a la Universidad Católica.

A través de los años siguió trabajando en conjunto con Diamela Eltit y, entre ambas, realizaron el libro Crónica del sufragio femenino, también documentales y entrevistas a figuras como Elena Caffarena y aquella gran maestra que fue Olga Poblete. Fueron constituyendo así un gran archivo feminista que, finalmente donaron a la Universidad Católica.

Indudablemente, su obra es magnífica y el tiempo irá demostrando el gran aporte que significó Lotty para el desarrollo del arte en Chile. Su creación se agranda y se expande a través del mundo.  No en vano representó a Chile en el Pabellón Nacional de la 56° Bienal de Venecia junto a la fotógrafa Paz Errázuriz en la muestra Poéticas de la disidencia (2015) y fue galardonada con importantes premios nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Especial del Jurado, otorgado en 1982 por la First Tokyo International Video, Biennal de Japón y el Premio Altazor de las Artes Nacionales en 2001 y 2003.

representó a Chile en el Pabellón Nacional de la 56° Bienal de Venecia junto a la fotógrafa Paz Errázuriz en la muestra Poéticas de la disidencia (2015)

Se necesitaría mucho tiempo e innumerables palabras para hacer un recuento completo de su obra. Pero, en esta despedida, tendremos que conformarnos con esta breve pincelada de un legado que será motivo de estudios y análisis mayores. Lotty Rosenfeld no ha partido, ha iniciado una nueva intervención de la realidad que llevará muchos años y a muchos estudiosos analizar y ponderar en su real valía. Pero el estado de Chile le quedará debiendo por siempre el Premio Nacional de Arte que nunca le concedió.

Lotty Rosenfeld no ha partido, ha iniciado una nueva intervención de la realidad

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1 comment

Carmen Tornero Silva julio 30, 2020 - 3:30 pm

Muchas gracias Cristina Wormull por darnos más información de la obra y conocer más de esta grandiosa artista Lotty.

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