El Gabinete para el re – estallido de Los Tiempos Mejores. Columna de Luis Breull

por La Nueva Mirada

Cuando quedan poco más de 19 meses para la entrega del poder, el gobierno del Presidente Sebastián Piñera y Chile Vamos pasará a la historia por enfrentar en simultáneo la peor crisis política, social y sanitaria de los últimos cien años. La misma que acaba de forzar un quinto recambio de ministros en áreas clave, como Interior, Relaciones Exteriores, Defensa, Secretaría General de Gobierno, Secretaría de la Presidencia y Desarrollo Social.

Triunfante con el 27% de los sufragios del 100% del electorado potencial, lo que alguna vez en marzo 2018 se vislumbraba como un segundo mandato más relajado y productivo para la derecha chilena -con un país considerado un “oasis” en medio de una convulsa y decadente América Latina-, terminó de hacerse humo y llevarse consigo todo ánimo refundacional. Y de paso, también derribó la esperanza de resurrección mediática después de la caída al abismo con el estallido social del 18 de octubre del año pasado.

El 10% y el síndrome fois gras

La llegada de insignes UDI y RN de tendencias internas en tensión o franco conflicto mediático y diluidas lealtades con las iniciativas oficialistas, hace pensar que el cálculo presidencial fue acallar las críticas de sus propios partidos eje y alinear silenciosamente los apoyos en torno a un gobierno debilitado e impopular, al grado de bordear nuevamente el 10% de apoyo ciudadano.

quorum histórico de apoyo a la aprobación del retiro del 10% de los fondos de pensiones desde las AFP.

Sin duda el golpe de gracia en este proceso fue el descuelgue ampliamente mediatizado de diputados y senadores de ambos partidos que permitieron alcanzar un quorum histórico de apoyo a la aprobación del retiro del 10% de los fondos de pensiones desde las AFP. Una iniciativa que contó incluso con el voto del presidente de RN, diputado Mario Desbordes, ahora flamante nuevo ministro de Defensa. Todo en medio de intensas e inútiles negociaciones gubernamentales de los entonces ministros del Interior y de la Secretaría de la Presidencia, Gonzalo Blumel y Claudio Alvarado, más el titular de Hacienda, Gonzalo Briones.

un inusual fenómeno de mediatización y construcción de agenda que dinamitó el poco respaldo gubernamental reconquistado en los meses de pandemia tras el estallido social.

La rápida tramitación en ambas cámaras del Congreso, así como su extensa transmisión y cobertura en programas, entrevistas y debates televisivos, dan cuenta de un inusual fenómeno de mediatización y construcción de agenda que dinamitó el poco respaldo gubernamental reconquistado en los meses de pandemia tras el estallido social.

Estados Unidos hace más de 200 años que asiste al síndrome del “pato rengo” o “pato cojo” para designar a una administración gubernamental que comienza a preparar su salida. Un proceso en donde los presidentes pierden poder y foco de atención leal desde sus coaliciones de apoyo y el debate público se centra en las próximas elecciones y cómo ser más competitivos. Un período en donde se suelen alentar también acciones gubernamentales impopulares, sin importar las adhesiones que se pierdan, con la certeza de no vivir a plenitud las consecuencias que devengan de estos actos, heredados a los futuros gobernantes.

Un período en donde se suelen alentar también acciones gubernamentales impopulares

El “pato cojo” comenzó a vislumbrarse en Chile con la firma del acuerdo por la paz y una posible nueva Constitución, en noviembre pasado, patrocinado por los presidentes de múltiples partidos y sectores, dejando al gobierno en último plano. No obstante, desde hace una semana asistimos a un nuevo síndrome que podría denominarse “fois gras”, en referencia al exquisito hígado de pato -como imagen del Presidente Piñera y su administración-, servidos esta vez en bandeja a toda la ciudadanía desde el Congreso, incluidos parte de sus aliados.

Una celebración para casi el 90% de la ciudadanía consultada en distintas encuestas y estudios de opinión, y la antesala a un tenso funeral para el núcleo más duro de apoyo a la intocable estructura del modelo de desarrollo económico y de mercado de capitales que se negó consistentemente a abrir la posibilidad al retiro de parte de estos fondos desde las AFP.

De Chilezuela al País de Alicia y…

El potente fake news de miedo frente a una posible instauración de Chilezuela, que sirvió de potenciador del triunfo de Los Tiempos Mejores en diciembre 2017, pasó a mejor vida en medio de la crisis social y sanitaria. La misma que derrumbó el relato del “oasis” y que privó a Chile de ser el anfitrión de importantes reuniones cumbre medioambientales y de negocios.

La anterior fobia al fantasmagórico remedo criollo del chavismo venezolano de Nicolás Maduro -que podría aterrizar en Chile de la mano de la ex Nueva Mayoría-, quedó relegada por nuevas agendas más urgentes y reales en el país, como la necesidad de refundar el sistema de paupérrimas pensiones en medio de la pandemia por covid-19 y los estragos económicos, así como los millones de nuevos cesantes.

Una serie de episodios que arrasaron los pilares de apoyo que estaba empleando el Gobierno para poder revertir la fuerte caída de imagen y adhesión desde el estallido social. Principalmente, las acciones sanitarias de atención de enfermos y la sucesión de iniciativas crediticias y fondos dispuestos para apoyar a parte de la población. Todo lo que finalmente resultó insuficiente y débil frente a la oferta de abrirse a un rescate de fondos desde las cuentas de capitalización individual en las AFP.

La nueva hora cero

La proximidad al cumplimiento del primer año del estallido social implicará un proceso político complejo de creciente desconfinamiento –en la medida que la pandemia ceda y bajen los casos de contagios-, y de tensión por la campaña electoral para el plebiscito por el sí o no a una nueva Constitución.

Cual palimsesto de una tragicomedia, el Gobierno deberá confrontar sus diferencias internas respecto de los partidarios por el apruebo o rechazo, más un previsible resurgimiento de protestas masivas y violentas por la crisis social agudizada por la cesantía.

Es de esperar que se haya aprendido la lección y no repetir errores como pensar que la gente enferma va a los Centros Familiares de Salud (CESFAM) a hacer vida social. O que el Museo de la Memoria es un montaje. O que un ministro de Economía recomiende a los chilenos invertir fuera del país porque es más rentable. O tal vez, aprovechar de comprar flores si su precio baja, aunque el IPC suba. O si vuelve a incrementarse la tarifa del TranSantiago, levantarse más temprano para tomar el metro antes del horario punta.  O referirse a las creaciones culturales como meras cuestiones. O matar a un comunero mapuche y deslindar responsabilidades. O en plena alza de casos de enfermos por covid-19 invitar a una nueva normalidad con cafecitos o empanadas y cerveza, celebrando la reapertura del algún mall.

Es de esperar que se haya aprendido la lección y no repetir errores como pensar que la gente enferma va a los Centros Familiares de Salud (CESFAM) a hacer vida social. O que el Museo de la Memoria es un montaje.

Sin dudas este nuevo cambio de gabinete representa expectativas de un respiro para el Gobierno en medio de la crisis y la debacle de sus apoyos. Un reordenamiento donde la carta clave de Interior –en un tercer cambio- quedó en manos de un UDI histórico, el exsenador Víctor Pérez. Un exalcalde del régimen de Augusto Pinochet y parlamentario por treinta años, desde 1990.

Pérez es un personaje duro, de esos que tildó la crisis social como una escalada de violencia de unos pocos, pero que obliga a la clase política a un diálogo franco y de cara a la ciudadanía. El mismo que en un principio descartó cualquier intento por cambiar la Constitución y que negó la ocurrencia de violaciones a los derechos humanos por parte de Carabineros al contener a los manifestantes del estallido.

También, él fue uno de los votos por negar a los cotizantes el retiro del 10% de los fondos de las AFP. Y quien por extraña coincidencia celebrará su cumpleaños 65 el próximo 18 de octubre.

También, él fue uno de los votos por negar a los cotizantes el retiro del 10% de los fondos de las AFP. Y quien por extraña coincidencia celebrará su cumpleaños 65 el próximo 18 de octubre.

Ojalá que ese día no quiera irse a comer torta con sus familiares si el país esa tarde se vuelve a incendiar…

Ojalá que ese día no quiera irse a comer torta con sus familiares si el país esa tarde se vuelve a incendiar…

También te puede interesar

Deja un comentario