El incierto presente y futuro del canal de TV público cultural

por La Nueva Mirada

Por Luis Breull

Fue una promesa de la segunda administración de Michelle Bachelet y de la que hace dos años el Congreso resolvió autorizar el aporte de recursos públicos por un total 18 millones de dólares para la concreción del proyecto y su lanzamiento, rebajando los 25 millones inicialmente proyectados. Una entelequia medial que aún no termina de decantar y que no cuenta con la confianza unánime del propio directorio de TVN.

Una entelequia medial que aún no termina de decantar y que no cuenta con la confianza unánime del propio directorio de TVN.

Se trata de la Señal 2 de la estación estatal, que tiene como función programar contenidos culturales y educativos, como forma de suplir la banalidad de la industria de televisión abierta de carácter masivo y de libre recepción. La misma que muestra una inviabilidad financiera estructural, con multimillonarias pérdidas sostenidas desde el año 2014 a la fecha y que tiene a la directiva de la Asociación de Canales de Televisión (ANATEL), presidida por el empresario Ernesto Corona Bozzo, haciendo lobby y llorando miserias ante las autoridades.

Tardía, confusa y en un entorno adverso

TVN cerró este primer semestre como el peor actor del mercado, con pérdidas financieras que alcanzaron por $4.898 millones, consagrándose como una estación incapaz de salir del cuarto lugar de audiencias y tampoco de conseguir viabilidad económica. Todo pese a la rebaja sostenida de sus costos y al despido acumulado de casi un tercio de sus funcionarios en los últimos tres años.

Un escenario desalentador y que desde mayo consolidó a su actual estructura de gerentes que encabeza Francisco Guijón en la dirección ejecutiva. Un profesional que proviene del mundo de las telecomunicaciones y de la industria de la gestión de contenidos de la TV de pago, de bajo perfil público hasta ahora y que ha evitado hacer declaraciones en torno a sus prioridades, salvo la defensa de la programación de festivales veraniegos como Olmué y Viña del Mar.

Tanto Guijón como su jefe, el abogado Bruno Baranda, presidente del Directorio, están empeñados en que fructifique el lobby ante el Congreso para que los aportes a esta nueva señal se materialicen. No obstante, los parlamentarios responsables de seguir la discusión en la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados aún esperan que los ejecutivos de TVN entreguen detalles concretos del plan de puesta en marcha y de los contenidos de la nueva señal 2 de TV (cultural y educativa).

No obstante, los parlamentarios responsables de seguir la discusión en la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados aún esperan que los ejecutivos de TVN entreguen detalles concretos del plan de puesta en marcha y de los contenidos de la nueva señal 2 de TV (cultural y educativa).

Este canal no cuenta con la confianza de todos los miembros del directorio de TVN, especialmente de los representantes del oficialismo (RN y UDI), quienes desean que el proyecto que se fragüe finalmente sea autofinanciable mediante la generación de ingresos publicitarios; o en forma contraria no son partidarios de su puesta en marcha.

Este canal no cuenta con la confianza de todos los miembros del directorio de TVN, especialmente de los representantes del oficialismo (RN y UDI), quienes desean que el proyecto que se fragüe finalmente sea autofinanciable mediante la generación de ingresos publicitarios; o en forma contraria no son partidarios de su puesta en marcha.

Así se consagra también en un documento elaborado por el instituto Libertad y Desarrollo, vinculado a la UDI, que se muestra reacio a crear un nuevo canal estatal que difunda cultura -definida esta por los redactores del informe como ”lo verdadero lo bello y lo bueno”-, porque “no cabe descartar en ello una intención más bien política, puesto que los roles de informar, entretener y educar pueden ser provistos de manera más eficiente por canales privados de televisión, con la regulación correspondiente”.

Para los miembros del directorio de TVN que representan a la oposición, este proyecto se hace necesario y urgente, y debe solventarse con financiamiento directo de fondos públicos en forma permanente (tal como operan los canales de TV culturales públicos en todo el mundo). Tema no menor, porque requeriría una nueva modificación del marco legal.

Para los miembros del directorio de TVN que representan a la oposición, este proyecto se hace necesario y urgente, y debe solventarse con financiamiento directo de fondos públicos en forma permanente (tal como operan los canales de TV culturales públicos en todo el mundo). Tema no menor, porque requeriría una nueva modificación del marco legal.

Un desafío a la actual TV digital, que en Chile está en pañales y cuyo apagón analógico se postergó para el año 2024.

Y todo lo anterior para ser resuelto en el mediano plazo, mientras que en el corto estamos ad portas del debut de las redes de telecomunicaciones inalámbricas 5G, que permitirán navegar por internet a altísimas velocidades, pudiendo ahora ver TV en tiempo real en calidad HD desde la web, y acceder a contenidos de todo el mundo. Un desafío a la actual TV digital, que en Chile está en pañales y cuyo apagón analógico se postergó para el año 2024.

¿Útil, público y competitivo para quién o para qué?

Crear una Señal 2 de TVN de corte cultural educativo puede ayudar a descomprimir la oferta de contenidos más complejos y que han sido excluidos de la oferta dominante en los canales de TV abierto de corte comercial. Un entorno en donde la estación pública ha quedado reducida a un actor indiferenciado más, obligado a financiarse vía publicidad. Por tanto, debe “bailar” al ritmo de los avisadores y del resto de la industria comercial, banalizando y reduciendo su gama de contenidos.

De este modo la programación educativa, o la infantil y juvenil no tienen cabida, y todo contenido que demande mayor esfuerzo intelectual para ser consumido por  los públicos de la pantalla masiva queda fuera. Ergo, en la práctica no existe televisión pública, sino una empresa televisiva pública –derruida en sus miserias y falta de rumbo- obligada a hacer televisión mainstream o comercial para poder capturar publicidad y tratar de volver a ser autofinanciable.

Ergo, en la práctica no existe televisión pública, sino una empresa televisiva pública –derruida en sus miserias y falta de rumbo- obligada a hacer televisión mainstream o comercial para poder capturar publicidad y tratar de volver a ser autofinanciable.

Lo peor de este entorno para consolidar un proyecto de canal de TV cultural educativo del Estado es que no existen competencias ni tiempos en la industria para formar nuevas audiencias y rentabilizar socialmente un contenido audiovisual diferenciador, que eduque de modo entretenido y con un buen estándar de producción audiovisual. Un canal que pueda abrirse también a nutrirse de la creatividad de las casas productoras independientes, ayudando así a que se solvente este espacio de creación, estimulando a los realizadores nacionales a volcar sus talentos en atender a estas audiencias televisivas hoy abandonadas a su suerte y fugadas de la TV abierta hacia las nuevas plataformas de distribución como el streaming del tipo Nétflix.

Resolver este debate requiere más que maniqueísmo ideológico o dogmatismos tecnocráticos. Se necesita desarrollar la capacidad de observar una oportunidad de fortalecer un proyecto público televisivo desde el Estado para generar valor social, mejorar el nivel que entendimiento de la población sobre la realidad y divulgar contenidos que refuercen el capital social y cultural de las audiencias.

Resolver este debate requiere más que maniqueísmo ideológico o dogmatismos tecnocráticos. Se necesita desarrollar la capacidad de observar una oportunidad de fortalecer un proyecto público televisivo desde el Estado para generar valor social, mejorar el nivel que entendimiento de la población sobre la realidad y divulgar contenidos que refuercen el capital social y cultural de las audiencias.

¿Será pedir demasiado?

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