El mundo es ancho y ajeno. Por Mario Valdivia V.

por La Nueva Mirada

Una novela conmovedora, un título inolvidable. Latinoamérica. Nosotros.

Cuando nos creemos fuertes y poderosas, es precisamente la ocasión que escogen los dioses para cegarnos con la desmesura, la hybris.  ¿Y qué mayor desmesura que olvidar la anchurosa ajenidad del mundo?

¿Y qué mayor desmesura que olvidar la anchurosa ajenidad del mundo?

¿Ajeno nuestro mundo global? Bueno, de partida, capitalista. Un universo de grandes patrimonios convertidos en capital e inversiones. Y nosotros, en una abrumadora mayoría somos asalariados, trabajadores por cuenta propia, contratistas, microempresarios. Sin embargo, necesitamos a quienes invierten. “Muevan las industrias” decían Los Prisioneros. Hasta el momento, mal les ha ido a quienes han experimentado con sistemas no capitalistas. Ajenos a nosotros o no, debemos contar con las inversionistas hasta que la historia no diga otra cosa.

en una abrumadora mayoría somos asalariados, trabajadores por cuenta propia, contratistas, microempresarios.

¿Y los chinos? Bueno, mientras una mitad crea que son comunistas y nada más, y la otra mitad que son capitalista y nada más, nos son ajenos por propia ceguera. Imposible apropiarse de lo dado por ajeno de entrada, ni aprender nada de ello.

Necesitamos inversiones de otros. Ajenas. Con los ahorros propios no alcanza. No podemos imprimir dólares o renminbis, como los gringos y los chinos. Tenemos que ganarlos exportando con el sudor de la frente. Y atrayendo a capitalistas que navegan con fluidez en su mundo amplio e indiferente, con muchos lugares donde ir.  

Un mundo ancho con lenguas ajenas como el inglés y el mandarín.

Un mundo ajeno que no sufrirá tristeza si alguien hace mejor lo que hacemos nosotros, si nos desplazan y nos dejan atrás. Sin llanto y despiadado. Con océanos ajenos navegados por marinas de guerra gigantescas y flotas pesqueras descomunales. Un mundo ancho con lenguas ajenas como el inglés y el mandarín.

Un mundo tecnológico ajeno. No tenemos pito que tocar en el universo turbulento de las nuevas tecnologías digitales y las nuevas formaciones sociales que ellas engendran. Ajeno es el mundo de las ciencias en general, de la buena educación, de las grandes universidades. Ajeno, el universo de sociedades que se educan y se forman a sí mismas en serio, que apuestan a su capacidad de crear, más que a rentabilizar la naturaleza; a actuar y poetizar más que a administrar y laborar.

Un tanto extraviados, un poco al garete, sin destino, a la suerte de la olla, a la que resulte, nada de eso funciona para navegar en el mundo ancho y ajeno. Un poquito más de empeño, menos confiados en los recursos que dios nos dio, la buena suerte y algunas ideas generales, más despabilados, todo eso sería bueno.

Un tanto extraviados, un poco al garete, sin destino, a la suerte de la olla, a la que resulte, nada de eso funciona para navegar en el mundo ancho y ajeno.

Es posible constituir un orden legal que nos permita convivir mejor; pero no nos apropiaremos del mundo ancho y ajeno con nuestras propias leyes.     

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