Por Luis Marcó
“El único resultado de su progreso –dijo- será que dentro de pocas generaciones se producirá una verdadera revolución, una revolución natural, cósmica. Ustedes están en camino de romper el equilibrio. Y al fin, la naturaleza se restablecerá. Y el proceso será muy molesto para ustedes. Su caída será tan rápida como su ascensión. Más rápida, porque caerán en la bancarrota, habrán despilfarrado su capital…”
Aldous Huxley. Contrapunto (1928)
Una nueva mentira, una disculpa tibia…todo contribuye a trivializar no tanto un espacio en sí, sino los reclamos y esperanzas que se desplegaron en todo el país tras el 18/O.
Sorpresa, indignación y rechazo generó en redes sociales el “paseo” del Presidente Piñera por Plaza Italia y su fotografía a los pies del monumento del general Baquedano. La explicación del mandatario, sobre una parada incidental para felicitar a militares y policías que custodiaban el lugar no tiene sustento a partir de la difusión de los videos que muestran el desarrollo de este episodio. Una nueva mentira, una disculpa tibia…todo contribuye a trivializar no tanto un espacio en sí, sino los reclamos y esperanzas que se desplegaron en todo el país tras el 18/O. La escena revela muchas cosas y también admite varias lecturas, pero su interpretación no puede obviar el contexto de la crisis global y los tiempos de pandemia.
Si el cambio climático ponía prácticamente una fecha de crisis irreversible, lo que advierte el cambio social en Chile y esta pandemia global es que este tipo de “disrupción” será por etapas más o menos concatenadas.
La tesis de Aldous Huxley, muy avanzada para su época, auguraba una suerte de revancha de la naturaleza por el desequilibrio provocado por el exceso de acumulación. Esta visión ha sido refinada por varios autores, como Yuval Harari quien ha proyectado muchas de las consecuencias que enfrentará el mundo. Si el cambio climático ponía prácticamente una fecha de crisis irreversible, lo que advierte el cambio social en Chile y esta pandemia global es que este tipo de “disrupción” será por etapas más o menos concatenadas. Por el momento, lo próximo que viene es la recesión económica. En este contexto, la imagen de un solitario Piñera en Plaza Italia, aunque posiblemente satisfecho, parece no advertir la magnitud de lo ocurrido desde el año pasado con el estallido social, con muertes y mutilaciones en ese mismo espacio. Asimismo, lo que puede venir, si bien ya será otra cosa, requerirá igualmente cambios muy significativos para hacer un país sustentable.
La pandemia llegó en un momento particularmente crítico para el actual gobierno. De seguir la tendencia de las movilizaciones, las posibilidades de mantener su propia base de apoyo se disolvería en forma irreversible y la presión de actores sociales y sectoriales podían terminar haciendo inviable tanto la gobernanza como la estabilidad institucional. El segundo tiempo del gobierno es ahora un nuevo partido, donde sin importar particularmente la figura presidencial, son las medidas contra el avance del Covid-19 las que definirán el término de mandato. En esto contribuye que la respuesta social fue una abrupta desmovilización y la legitimación de medidas excepcionales como toque de queda, cuarentena, suspensión de clases, etcétera. El calendario electoral se trasladó hacia fin de año en forma consensuada y los procesos, como el constituyente, le dan vida al gobierno por los próximos dos años, al menos tentativamente.
De seguir la tendencia de las movilizaciones, las posibilidades de mantener su propia base de apoyo se disolvería en forma irreversible y la presión de actores sociales y sectoriales podían terminar haciendo inviable tanto la gobernanza como la estabilidad institucional.
¿Quiere decir esto que el proceso social fracasó irremediablemente?, esa pregunta es tan aventurada como augurar la recuperación del gobierno. La situación sanitaria no ha hecho crisis en Chile, pero esta es una carrera larga que no admite éxitos transitorios y su evolución depende en buena medida de las conductas de la gente que, por cierto, en el caso de sectores ABC1 ha estado bastante al debe.
Si esto perdura, por ejemplo, aumentará la presión empresarial por una fórmula de salvataje que “estatice” empresas; algunos empresarios han planteado el generoso modelo utilizado por el régimen militar para rescatar a la banca en los ochentas.
Por otro lado, la gestión económica marcará no solo la administración de la crisis sino también la política futura. Si esto perdura, por ejemplo, aumentará la presión empresarial por una fórmula de salvataje que “estatice” empresas; algunos empresarios han planteado el generoso modelo utilizado por el régimen militar para rescatar a la banca en los ochentas. Así que la pregunta inicial, más que apuntar a las demandas sociales, debiera partir por pensar que tipo de Estado y de sociedad tendremos al final de este gobierno y fiscalizar celosamente las medidas que éste tome durante la crisis.
La imagen del Presidente Piñera caminando por Plaza Italia, rodeado de un despliegue militar y policial, no es un buen augurio para nuestra cuestionada democracia.
La imagen del Presidente Piñera caminando por Plaza Italia, rodeado de un despliegue militar y policial, no es un buen augurio para nuestra cuestionada democracia. ¿Qué simboliza este espacio al que el gobierno dedicó tanto esfuerzo para controlar, copar y apropiárselo? Es claro que los llamados a la paz de La Moneda siempre fueron entendidos como una condición de orden, sin asumir que la esencia de Plaza Italia es de un lugar de tránsito, la línea divisoria donde confluye la ciudad vieja con la parte pudiente de la ciudad nueva. Establecida como una frontera de clase por la propia élite, no es extraño que llegara a ser una especie de umbral y, como tal, expresión de todo lo imaginable, en especial de los marginados. Pese a ello, el interés de la derecha por apropiarse de ese espacio tiene historia; durante 2007 se hizo el intento más osado con el impulso que la UDI le dio a la instalación del memorial de Jaime Guzmán en la proximidad del teatro de la Universidad de Chile. La negativa del gobierno de Bachelet fue rotunda y el conjunto escultórico terminó siendo instalado en la comuna de Las Condes. Por cierto, la Presidenta declinó asistir a la inauguración.
Si el memorial de Guzmán hubiese estado en Plaza Italia, la derecha habría tenido sus ritos, aunque tal vez no el orden que anhelaba porque el rito debe ser previamente aceptado por la mayoría.
La apropiación siempre ha sido algo complejo en especial porque los lugares fronterizos son, desde épocas romanas, el límite del orden y la jurisdicción. En la expansión de su imperio, los romanos fundaban ciudades aledañas a ríos, siendo la ribera próxima el límite natural. La construcción de un puente, en consecuencia, invadía un territorio bárbaro y el puente mismo, aunque romano, era un espacio donde no se tenía jurisdicción. Es por ello, según cuenta Umberto Eco, que tuvieron que inventar un rito de apropiación a través de un sacerdote (pontifex) que sacralizaba la nueva construcción. El dato es curioso, pero tiene sentido: si se postula el orden a ultranza no se puede pasar por encima de las propias convicciones a través de actos arbitrarios, debe haber una cierta solemnidad. Si el memorial de Guzmán hubiese estado en Plaza Italia, la derecha habría tenido sus ritos, aunque tal vez no el orden que anhelaba porque el rito debe ser previamente aceptado por la mayoría.
A lo largo de la historia los gestos de renuncia son más trascendentes que la apropiación. En 1527, el colosal David de Miguel Ángel, asimilado como símbolo de la Segunda República, perdió su brazo izquierdo en una batahola callejera entre partidarios de los exiliados Medici y los republicanos. Restablecidos los Medici en el poder, Cosimo I entendió que el David debía representar la ciudad en su conjunto y, tras una larga restauración que recompuso los fragmentos, fue presentado al público como patrimonio común.
En tiempos recientes, durante la Guerra civil española, el éxodo desde Madrid del gobierno republicano incluyó las principales obras del Museo de El Prado, escapando de los bombardeos aéreos de la facción franquista sobre la ciudad. Las obras terminaron bajo la cautela de la Sociedad de las Naciones en Suiza y con Pablo Picasso como director de El Prado en el exilio. Una vez establecido el gobierno franquista, un delegado del régimen fue a Francia a pedirle a Picasso el retorno de las obras. El artista, pese a sus conocidas convicciones políticas, accedió considerando que era un patrimonio de los españoles; las obras debían estar en El Prado, más allá del gobierno de facto. En toda renuncia hay una cuota de dolor.
El Presidente paseando solo, observando, tanteando en Plaza Italia los vestigios borrados de meses de pugnas, es el reconocimiento de la imposibilidad de la apropiación, porque no se trata de un lugar sino de algo intangible.
El Presidente paseando solo, observando, tanteando en Plaza Italia los vestigios borrados de meses de pugnas, es el reconocimiento de la imposibilidad de la apropiación, porque no se trata de un lugar sino de algo intangible. Tal vez, hubiese sido más efectivo haber dado un paso audaz y rebautizarla como Plaza Dignidad, a estas alturas quien sabe. Jean Paul Sartre decía que el deseo es principalmente carencia y la carencia siempre incomoda.
Quizás aquí aplicaría aquello del Ulysses de James Joyce: “…no hagas exhibición pública de ti mismo”, al menos no lo hagas en momentos aciagos; aunque lo que agrega Joyce sea algo un tanto más brutal, pero eso era en su particular estilo.
Es claro que el vacío y la falta de orden es una herida para el Estado, pero particularmente para quienes siguen preocupados de defender sus privilegios. Así y todo, el viejo orden se tambalea, no sólo por la exigencia de una sociedad saturada, sino por las propias debilidades y ambiciones que ahora pasan la cuenta en la dura expresión de la pandemia y la inminente recesión económica. Quizás aquí aplicaría aquello del Ulysses de James Joyce: “…no hagas exhibición pública de ti mismo”, al menos no lo hagas en momentos aciagos; aunque lo que agrega Joyce sea algo un tanto más brutal, pero eso era en su particular estilo.