Por José Antonio Viera -Gallo
Exembajador en Argentina
El peronismo ha vuelto a la Casa Rosada encabezado por Alberto Fernández de la mano de Cristina Fernández de Kirchner (CFK). Ello ocurre en un momento complejo de la Argentina, sacudida por una prolongada crisis económica y social. El Presidente saliente dejó el país con peores indicadores económicos y sociales de los existentes cuando asumió el mando. La coalición que sustentó su gobierno Cambiemos obtuvo un considerable respaldo en las últimas elecciones, en torno del 40%. Muchos analistas interpretan ese voto más como un rechazo al peronismo que como un respaldo a Macri.
El país continúa dividido. El conocido periodista Jorge Lanata le puso un nombre a esa polarización: la grieta. El nuevo Presidente se ha propuesto aminorarla o terminar con ella convocando a la unidad de los argentinos, pero ello dependerá más de la conducta que adopte su gobierno que de sus promesas.
El conocido periodista Jorge Lanata le puso un nombre a esa polarización: la grieta. El nuevo Presidente se ha propuesto aminorarla o terminar con ella convocando a la unidad de los argentinos, pero ello dependerá más de la conducta que adopte su gobierno que de sus promesas.
El gobierno de Alberto Fernández se sostiene en una coalición peronista. Sabido es que el peronismo no es sólo un partido, sino un movimiento plural con fuerte raigambre social, donde conviven en tensión permanente diversas corrientes políticas e intereses de grupos, teniendo en cuenta que la Argentina es un país Federal donde cada provincia defiende celosamente su punto de vista, lo que se refleja en el cuadro político y en el Parlamento y, por tanto, en el propio peronismo.
En el nuevo gobierno se pueden distinguir principalmente 4 sectores peronistas: los que siguen al Presidente, cuyo núcleo proviene del Centro Callao donde se agruparon quienes se distanciaron de CFK y siguieron a Alberto Fernández, representando una versión más moderada y moderna del justicialismo; el kirchnerismo que tiene como líder a CFK y cuya plataforma de operaciones era el Centro Patria, y que se estructura básicamente en torno al grupo La Cámpora dirigido por Máximo Kirchner, su hijo hombre, contando con un fuerte respaldo en las comunas populares que rodean a la ciudad de Buenos Aires; el peronismo de los Gobernadores que dirigen importantes provincias del país y que intentaron infructuosamente levantar una alternativa electoral frente al kirchnerismo, donde cada líder local defiende su provincia y su poder basado en un sistema fuerte de adhesión al mando local; y se agrega el poder de los sindicatos, principalmente la CGT, que son una de las columnas vertebrales del peronismo y que en Argentina tienen un peso significativo. Se suma el peronismo renovador de Sergio Massa, que presidirá la Cámara de Diputados y que no ha abandonado una futura pretensión presidencial.
Todos esos grupos están presentes en el nuevo gobierno: en el gabinete, en los cargos intermedios del Estado y en el Parlamento, donde CFK como Vicepresidenta y Máximo Kirchner como jefe del bloque de diputados justicialistas tendrán una palabra importante que decir al momento de aprobar las leyes. El Presidente, como todos sus antecesores peronistas, intentará fortalecer su liderazgo, ganando fuerza y hegemonía en el variopinto mosaico peronista; mientras tanto, tendrá que mediar entre las diferentes tendencias.
Todos esos grupos están presentes en el nuevo gobierno: en el gabinete, en los cargos intermedios del Estado y en el Parlamento
La inquietud que recorre la Argentina es saber si un gobierno con estas características tendrá la voluntad y reunirá la fuerza suficiente para abordar los grandes desafíos económicos y sociales del país. El nuevo mandatario asumió enviando tres proyectos de ley al Parlamento, solicitando facultades extraordinarias para legislar utilizando los llamados decretos de necesidad y urgencia (DNU), instrumento al cual han recurrido varios gobiernos anteriores que han tenido mayoría parlamentaria, como el actual. Por su parte, la oposición ha anunciado que votará en contra.
El nuevo mandatario asumió enviando tres proyectos de ley al Parlamento, solicitando facultades extraordinarias para legislar utilizando los llamados decretos de necesidad y urgencia (DNU), instrumento al cual han recurrido varios gobiernos anteriores que han tenido mayoría parlamentaria, como el actual.
El Parlamento aprobará esa delegación de facultades, pero la duda se instala en su eficacia. Debe renegociar la deuda con el FMI y otros acreedores postergando su pago por dos años, para lo cual ha nombrado un equipo económico, encabezado por el Ministro de Hacienda Martín Guzmán, un profesor discípulo del Premio Nobel J. Stiglitz, que tiene experiencia al respecto; ha anunciado que aumentará el sueldo de los trabajadores impidiendo su despido, así como las pensiones de los jubilados: lo cual debería traducirse en mayor consumo y demanda de bienes y servicios básicos, que incidiría en una recuperación de la producción. Eso supone un cierto entendimiento con el sector industrial y de servicios para que inviertan y pongan en movimiento la capacidad ociosa, lo que requiere confianza.
El gobierno ha adoptado dos medidas económicas polémicas: ha subido las retenciones a las exportaciones agrícolas a un 33%, lo que pone en alarma a un sector clave para el ingreso de dólares, que hasta el momento no ha reaccionado con movilizaciones como lo hizo en el pasado, medida que según la prensa argentina contaría con el aval del FMI, y ha anunciado un impuesto del 30% al uso de dólares para viajes o compras en el extranjero, confirmando el llamado cepo cambiario reintroducido al final del gobierno de Macri. El dólar paralelo ha escalado rápidamente sobre los 80 pesos y pude continuar el alza.
El gobierno ha adoptado dos medidas económicas polémicas
Otro tema que todavía no se ha abordado y que siembra inquietud en los inversionistas, tiene que ver con las tarifas de los servicios básicos, principalmente en el campo energético. Argentina necesita inversión para explotar el yacimiento de gasífero de Vaca Muerta y poder exportar y contar con dólares suficientes, pero las compañías lo harán en la medida en que se les garanticen tarifas competitivas. Ello supone una difícil negociación entre el Gobierno, a través del Ministro de Desarrollo Productivo Kulfas y las compañías, que exigen que las tarifas se reajusten según suba el dólar.
Alberto Fernández ha anunciado su respaldo a la actividad minera de las provincias cordilleranas, que tradicionalmente ha tenido un fuerte rechazo, principalmente de grupos ambientalistas. Una mayor inversión minera puede ser una nueva fuente importante de divisas para el país. La delantera la han tomado las provincias del norte con la explotación del litio.
Alberto Fernández ha anunciado su respaldo a la actividad minera de las provincias cordilleranas, que tradicionalmente ha tenido un fuerte rechazo, principalmente de grupos ambientalistas. Una mayor inversión minera puede ser una nueva fuente importante de divisas para el país. La delantera la han tomado las provincias del norte con la explotación del litio.
Los sectores más carenciados están organizados, tienen interlocución con las autoridades y negocian sus beneficios.
La situación social es grave. Hay cerca de un 40% de pobres, que no alcanzan a satisfacer necesidades elementales, como la alimentación. Por eso se multiplican los comedores populares y la asistencia a los más necesitados, donde las organizaciones sociales juegan un papel significativo, varias de ellas de Iglesia, y donde los llamados punteros (operadores de base)peronistas tienen un papel esencial. Los sectores más carenciados están organizados, tienen interlocución con las autoridades y negocian sus beneficios. A través de los bancos públicos 4 millones de personas recibirán una tarjeta que les permite adquirir gratuitamente alimentos hasta por U$ 50 al mes, una medida del Plan Argentina combate el Hambre.
El Presidente ha dicho que en los próximos dos años no habrá recorte fiscal, como se comprometió el gobierno de Macri con el FMI.
El Presidente ha dicho que en los próximos dos años no habrá recorte fiscal, como se comprometió el gobierno de Macri con el FMI. Para evitar un default abierto Alberto Fernández debe contar con respaldo internacional, principalmente de Trump, para poder posponer los pagos. En casos anteriores se recurrió a las quitas a los tenedores de bonos de la deuda, es decir, a pagar sólo en parte. Esta vez se buscará una estrategia diferente: en palabras del mandatario, no se puede pagar si no se produce.
Esta vez se buscará una estrategia diferente: en palabras del mandatario, no se puede pagar si no se produce.
Si nos atenemos al nivel de las delegaciones que concurrieron a la trasmisión el mando, no será tarea sencilla renegociar la deuda. No sólo hubo un entredicho con la delegación de los EE.UU. por la presencia del Ministro Rodríguez del régimen de Maduro, además los gobiernos europeos enviaron representantes de segundo nivel. Puede ser una señal de espera a lo que Alberto Fernández resuelva sobre el rumbo de su política exterior.
Los vínculos económicos entre Argentina y Brasil son muy fuertes y a ninguno le conviene que se deterioren.
Un botón de muestra será el rumbo que tomen las avanzadas negociaciones de un tratado de libre comercio del MERCOSUR con la UE.
El otro desafío en el campo internacional es el deterioro de las relaciones políticas con Brasil, que se ha traducido en públicas controversias con Bolsonaro y en declaraciones destempladas de su Ministro de RR.EE. Sin embargo, la presencia del Vicepresidente en el cambio de mando puede ser una señal que más allá de los dimes y diretes públicos, termine por imponerse el realismo de los hechos: los vínculos económicos entre Argentina y Brasil son muy fuertes y a ninguno le conviene que se deterioren. Un potencial conflicto es el MERCOSUR y su renovación, que supone rebajar el arancel común que protege a la economía de los cuatro países fundadores. Brasil quiere flexibilizarlo y buscar una inserción más moderna en la globalización. Argentina, por el momento, no parece dispuesta a acompañarlo. Un botón de muestra será el rumbo que tomen las avanzadas negociaciones de un tratado de libre comercio del MERCOSUR con la UE.
Está por verse cual será la apertura del Gobierno hacia el PRO y la UCR para aprobar ciertas leyes, aproximación que quizás no todos los parlamentarios peronistas quieran respaldar en un futuro.
Ciertamente existen dudas sobre el futuro de la oposición, o sea de la alianza Cambiemos formada por el PRO, partido de Macri, los radicales de la UCR y la Unión Cívica de Lilita Carrió. El PRO está afectado por la pérdida de la Gobernación de Buenos Aires, liderada por la figura emergente de María Eugenia Vidal. Las banderas del PRO hoy están en manos de Horacio Rodríguez Larreta quien dirige la ciudad de Buenos Aires. En la UCR hay latente una tensión sobre su mayor peso en el frente opositor, que proviene de una cierta incomodidad de sus sectores más progresistas con la alianza con el PRO. Está por verse cual será la apertura del Gobierno hacia el PRO y la UCR para aprobar ciertas leyes, aproximación que quizás no todos los parlamentarios peronistas quieran respaldar en un futuro.
Alberto Fernández, que es profesor de Derecho Penal, ha anunciado una reforma de fondo a la Justicia sin intervenir en los procesos judiciales en curso
Por último, pero no menos importante, está el capítulo de la relación del nuevo gobierno con la Magistratura, que tiene en sus manos procesos judiciales contra CFK y connotados dirigentes del kirchnerismo, algunos de los cuales han abandonado recientemente la prisión preventiva, como el ex Ministro Julio De Vido. Alberto Fernández, que es profesor de Derecho Penal, ha anunciado una reforma de fondo a la Justicia sin intervenir en los procesos judiciales en curso, y ha criticado reiteradamente el uso de la prisión preventiva como parte de lo que se ha dado en llamar lawfare (guerra o persecución legal), concepto que también ha sido cuestionado en varias ocasiones por el papa Francisco. El Presidente ha vaticinado que ahora Macri y su gente podría sufrir el mismo trato judicial injusto que, a su juicio, han tenido CFK y varios de sus colaboradores.
El Presidente ha vaticinado que ahora Macri y su gente podría sufrir el mismo trato judicial injusto que, a su juicio, han tenido CFK y varios de sus colaboradores.
Las relaciones del nuevo Gobierno con el Papa pueden ser mejores que las del período de Macri, lo que podría facilitar una visita de Francisco a la Argentina, inexplicablemente pospuesta. Sin embargo, el nuevo protocolo para implementar la legalización del aborto impulsado por el Ministro de Salud Ginés González, exembajador en Chile, ha producido un primer cortocircuito.
Respecto a las relaciones con Chile, todo indica que continuarán en un plano positivo, donde las diferencias políticas entre ambos Gobiernos no incidirán en la alianza estratégica ya existente.
Respecto a las relaciones con Chile, todo indica que continuarán en un plano positivo, donde las diferencias políticas entre ambos Gobiernos no incidirán en la alianza estratégica ya existente. Incluso es posible que algunos proyectos de integración pospuestos, como el Túnel de Agua Negra que uniría la Provincia de San Juan con la Región de Coquimbo recobren su prioridad inicial. Aunque no haya un marco de referencia compartido en muchos aspectos de la política exterior entre los Gobiernos de Fernández y Piñera, hay suficiente interés en mantener e incrementar los vínculos y la integración como para evitar cualquier mal entendido. Ambos países han aprendido que no pueden llevar adelante una política exterior con fronteras ideológicas.