El silencio de los culpables

por La Nueva Mirada

Han pasado larguísimos años, pero la historia de los crímenes de la dictadura no termina de escribirse. No son pocos los que aún sobreviven desde aquellos episodios siniestros en que cobardes con uniforme y grado no vacilaron a la hora de someter a torturas a sus propios compañeros de armas.

La Fuerza Aérea de Chile (FACH), bajo el mando del general Gustavo Leigh– artífice esencial del golpe de Estado y del bombardeo de La Moneda – marcó un liderazgo en la represión criminal de los primeros años de la dictadura. En esa línea quedó en la historia la prisión, tortura y sometimiento a una vergonzante Consejo de Guerra, caratulado “Contra Bachelet y otros”, de centenares de oficiales y suboficiales que manifestaron su lealtad al orden constitucional avasallado por el golpe de Estado.

Con los años las ambiciones de Pinochet terminaron con las pretensiones de Leigh y marcaron su destitución y paso a retiro. Con todos los derivados de aquel conflicto por el poder militar, ello no borró las huellas siniestras de la represión contra uniformados de la FACH que pagaron con la muerte, prisión, tortura, exilio forzado y discriminación durante largas décadas, su lealtad al juramento realizado frente a la bandera patria.

Entre las víctimas de aquella “ejemplar” represión estuvo el general Alberto Bachelet Martínez que murió en prisión (la antigua Cárcel Pública) el 12 de marzo de 1974, como consecuencia de las reiteradas torturas a que fue sometido en interrogatorios ordenados por el fiscal general Orlando Gutiérrez y practicadas por una decena de oficiales de la institución, entre los que destacaron – por su crueldad y ensañamiento contra quienes habían sido sus superiores, pares y subordinados compañeros de armas – los comandantes Edgar Ceballos y Ramón Cáceres.

Pese a los incuestionables testimonios, ya sometidos a proceso, Ceballos y Cáceres se refugiaron en supuestas inhabilidades de salud y ausencia de memoria, simulando patologías cognitivas, para eludir sus responsabilidades criminales que se extendieron hasta el período del siniestro “Comando Conjunto”, donde ambos prolongaron su actividad represiva y criminal.

Despreciado por sus ex camaradas de armas, el denominado “Inspector Cabezas” (Ceballos), fue condenado tardíamente (noviembre 2014) a 4 años de presidio, pero en abril de 2017, el ministro Mario Carroza le otorgó la libertad luego que El Servicio Médico Legal diagnosticara su “demencia senil”. Falleció en los últimos días de febrero de 2019.

Continuando la huella de su par en el aniquilamiento de camaradas de armas, Cáceres – denominado el pico Cáceres – cumplió mínima condena, abandonando Punta Peuco en enero del presente año y falleciendo al atardecer del pasado 11 de octubre.

Se fueron negando sus crímenes, como lo hiciera el exdictador, refugiados en su demencia senil. Los que sobrevivieron a sus torturas no han perdido la memoria. Solo sus familiares íntimos y los condenados en Punta Peuco les rindieron los honores que habían perdido abusando cobardemente con ex camaradas de armas amarrados y vendados.

También te puede interesar

1 comment

Jorge Silva octubre 22, 2020 - 5:21 pm

Excelente reminiscencia de lo pasado hace mas de cuarenta años atras. Esta nota hace revivir lo pasado hace tantos años y revitaliza un recuerdo que para muchos ha quedado atrás para no decir que en un total olvido. Es bueno recordar a estos criminales de uniforme y también recordar a quienes cayeron en sus sucias manos y sufrieron las peores torturas porque pensaban diferente. Gloria para unos y Oprobio para otros

Reply

Deja un comentario