No sé si es posible equivocarse completamente sobre un acontecimiento. Este es siempre relativo a otros, múltiples otros. No se presenta solo, en sí mismo, sin conexiones con el mundo, una aparición en un portal inesperado. Por eso no es posible darle una sola explicación. Lo que es depende siempre de múltiples condicionamientos, nunca completamente claros. Atendiendo a una u otra de sus posibles relaciones, los hechos adquieren diferente cariz. Para muestra, las variadas e interminables explicaciones que definen el resultado del plebiscito reciente. Comentaristas sesudos y expertos no terminan de acordar qué fue lo que realmente ocurrió. ¿Fue un texto, fue una convención, fue un gobierno, fue una indolencia, fue un dictador inmortal, fue una mala vocería, fue una red de fake news?
Siempre se puede ampliar, o parchar, una explicación aludiendo a nuevas relaciones, y dejarla tiqui taca. Al hacerlo, se produce un verdadero quipu de parches que tironean y redefinen múltiples relaciones en el mundo, en diversas direcciones. Un caso clásico es el de los epiciclos, esas pequeñas órbitas dentro de las órbitas alrededor de la tierra, a las que se obligaba a cada uno de los planetas en el sistema ptolemaico. Con ellos se parchaban los movimientos planetarios para hacerlos consistentes con las observaciones. De lujo. La Santa Madre Católica le agregaba certidumbre, por si la necesitara.
Estoy seguro de que ese procedimiento de agregar parchecitos para sostener una explicación muy querida podría haber seguido al infinito después de que las lunas de los planetas fueron dejadas a la vista por el telescopio. Solamente era cosa de sumar más, y cada vez más elaborados, seguramente, para sostener la idea de que la tierra es el centro de todo. No creo que, estrictamente, pudiera demostrarse lo contrario. Más tarde, con la idea de fuerza, y de fuerza de gravedad, la cosa se puso más complicada, aunque seguro que no imposible. Pero, de pronto, el evento – Copérnico, Galileo, Newton, el protestantismo que sacó a la Santa Madre del centro de la tierra/universo -, se impuso finalmente por simple, fácil de calcular y mecánico, como arma del nuevo poder de la subjetividad racional de individuos autónomos.
¿Era posible seguir parchando, agregando más y más relaciones, para preservar la verdad del geocentrismo? Seguro. Siempre es posible salvar una verdad enrollándose en un quipu cada vez más convoluto, con más relaciones y parches. Es imposible equivocarse por completo, es cuestión de no querer. Pero es perfectamente posible quedar fuera de tiesto. Muy fácil, en realidad. Cuando las cosas giran y cambian los esquemas interpretativos, más vale saber atinarle. Puede ser complicado, normalmente hay que cargarse a alguna Santa Madre, o Santo Padre, que no quiere dar el brazo a torcer. Es que no todo consiste en saberes, también hay poderes.
Equivocarse puede ser difícil, pero es fácil andar perdido.