Estamos preocupados y cansados. Por Sergio Canals Lambarri

por La Nueva Mirada

Estamos preocupados.

Ya nadie menciona estar “muy preocupados”, o frente a “situaciones graves”.

Sí, estamos preocupados, como dice diariamente el ministro y su equipo de salud.

A lo más, las situaciones son calificadas de “complejas”, término que al no explicitar su sentido finalmente no dice nada.

Nosotros sí estamos preocupados por ver y escuchar, sólo “preocupaciones”.

Muy preocupados, pero también cansados, de ver como el país sigue abriendo sus fronteras y activando la economía, -con las correspondientes medidas preventivas y de “regulación, control y seguimiento”-, mientras se lanza la gente a la calle con una endemia alta de cerca de 1.400 casos, alrededor de un 30% de asintomáticos y 40 muertos diarios, más una probable y cercana “segunda ola”.

cerca de 1.400 casos, alrededor de un 30% de asintomáticos y 40 muertos diarios, más una probable y cercana “segunda ola”.

Muy cansados de autoridades y ex autoridades de la salud que no respondan las preguntas que se les hacen en las rondas de prensa (o interrogatorios), dicen lo que quieren y repiten como un mantra “…hemos hechos tantos exámenes y las cifras de contagio bajan en…pero…estamos preocupados por las zonas de…”, para culminar con la misma frase: “la vacuna actual es el autocuidado, la mascarilla, el distanciamiento social y el alcohol gel…”

Demasiado cansados de ver como de forma creciente las personas emplean las mascarillas debajo de la nariz o colgando de una oreja, -aunque no sirven de esa manera-, o simplemente eluden usarlas, evidenciando una indolencia absoluta con ellos mismos y los otros, una ausencia de la percepción de riesgo -generada política comunicacionalmente- frente a una posibilidad cierta de contagio.

Gravemente preocupados y cansados de ver cómo la participación de los independientes es sistemáticamente intervenida e impedida por un mundo político económico que aún no interioriza la realidad y alcances del 80/20.

Fuertemente preocupados y cansados de percibir como se bloquea la participación de los pueblos originarios en la Convención Constituyente.

Intensamente preocupados por el aumento de la violencia implícita sistémica estructural, y de la explícita, con los riesgos, sufrimiento, y daños colaterales que conlleva

Muy preocupados y cansados de escuchar cómo se repiten las monsergas sobre “parlamentarismo de facto”, “populismo desatado”, “malas políticas públicas” y “elusiones constitucionales”, que aludidas sólo como tácticas comunicacionales de combate en confrontaciones políticas ante iniciativas como los retiros del 10%, vacían su realidad de significado y sentido.

Al respecto, Peter Sloterdijk, a fines del 2018, calificó la expresión sospechosa de “populismo”, como una “censura permanente a través de la policía lingüística inquisitiva”, en un debate público y político, bajo la forma de “encuentro entre los más merecedores, los más educados y los más sensiblemente formados, agrupados bajo el término engañoso de las elites”.

(Al respecto, basta ver programas como el actual “A esta hora se improvisa”.)

Extremadamente preocupados y cansados de la sistemática incapacidad para reconocer la presencia fundante de una grave destrucción individualista neoliberal de la solidaridad, junto a un impacto devastador personal y socio económico de un capitalismo en extremo desregulado, “financiarizado y sobre concentrado”, que “ya no permiten gestionar nuestras (profundas) desigualdades”. Para el presidente Macron, autor de las citas anteriores, “sólo cabe refundarlo”.

Un prestigiado economista chileno, escribió recientemente sobre los posibles escenarios venideros en el país:

 “En el tercer escenario, muy pesimista, lo seguimos haciendo mal, y peor. Siguen creciendo el terrorismo narco-extremista y la delincuencia. El Estado fallido se generaliza a más territorio. Se aprueba una constitución de corte argentino venezolano. Asume el 2022 (¿o antes?) un gobierno populista y extremista, inspirado por un peronismo chavista. Nuestro crecimiento continúa por una senda negativa, sobre la cual convergemos pronto al PIB por habitante de argentina, y más delante de Venezuela”.

En cambio, el Ceo Nestlé Zona América, declara: “Chile es uno de los países más estables y seguros de Latinoamérica, y apostamos por él. Yo veo el vaso medio lleno. Chile tiene la fortaleza y capacidad de soportar su economía, y una agenda social a la vez, y no existen tantos países en la región para hacerlo”.

Que digieran esto los voceros de la catástrofe venidera.

Sí, es posible una nueva Constitución, modificar el modelo neoliberal hacia uno regulado social comunitario para poder “gestionar nuestras profundas desigualdades” y seguir creciendo con un mejor desarrollo y oportunidades para todos y todas.

Sí, es posible una nueva Constitución, modificar el modelo neoliberal hacia uno regulado social comunitario para poder “gestionar nuestras profundas desigualdades” y seguir creciendo con un mejor desarrollo y oportunidades para todos y todas.

Para eso hay que luchar contra los fantasmas y resistencias al cambio que nos asedian, de forma disruptiva, crítica y creativa.

Si los fantasmas y las resistencias no las enfrentas, se hacen más grandes.

Si los fantasmas y las resistencias no las enfrentas, se hacen más grandes.

Después de lo anterior, aún permanecemos profundamente preocupados de la ausencia en las discusiones de lo esencialmente fundante que nos llevará (como aparece en la columna anterior) a un imprescindible y necesario espíritu ético común[MDC1]  para los cambios.

Un debate primero, sobre “el humanismo del otro hombre y la otra mujer” ( Levinas).

“El silencio sobre lo esencial, (…) pone en peligro el núcleo mismo de lo esencial” (Jean Guitton).


 [MDC1]

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