Por Alejandro Navarro Brain, Senador de la República
Roger Ailes, mejor conocido como “el hombre que acabó con la verdad”, hizo de las Fake News un arte; consideraba que “en el éxito político pesan poco las ideas y mucho la crispación”. Despreciaba el periodismo tradicional serio y responsable acusándolo de ser una molestia, especialmente cuando se intenta demostrar que lo que cuentas es mentira. Entendió antes que nadie que lo importante no era decir la verdad, sino decir lo que tu audiencia quiere escuchar. Más aun, el lema interno de Fox News, el canal que lideró por décadas era: “la gente no quiere estar informada, quiere sentirse informada”.
Ailes murió en el olvido y acusado de abusos sexuales, pero dejó el legado de la mentira, para deshonrar a líderes como forma de hacer política. El comprobó que una noticia falsa y una falseada en el momento más impactante de la campaña, pueden acabar con el contendor.
Más aún, el lema interno de Fox News, el canal que lideró por décadas era: “la gente no quiere estar informada, quiere sentirse informada”.
Se ha comprobado que diversos candidatos, como Trump, Bolsonaro o Piñera, utilizando Big Data, es decir investigando las preferencias de los usuarios de redes sociales de Internet, han difundido mentiras acerca de sus contendores, destruyendo su reputación y disminuyendo con ello sus opciones de ganar.
Más aun, es de saber común que Cambridge Analytica fue la empresa preferida por diversos mandatarios como Mauricio Macri en Argentina o Donald Trump en Estados Unidos, que utilizó de forma ilegal datos personales de millones de usuarios, para bombardearlos con información positiva respecto a sus candidaturas, y negativa, por cierto falsa respecto, a sus contendores electorales.
En Brasil, la campaña fue aun más cruenta, pues Jair Bolsonaro pagó, mediante empresarios amigos, por la difusión de Fake News sobre la candidatura de su contendor, Fernando Haddad, tales como: la distribución de un kit gay para niños de 6 años en las escuelas; la defensa del incesto en uno de sus libros o la presentación de un proyecto de ley para legalizar la pedofilia.
Y en nuestro país, cabe recordar que el concepto de Chilezuela con el que se afectó severamente la candidatura de Alejandro Guillier, se basó en noticias falsas, adulteradas, utilizando la posverdad y el engaño, confundiendo a los electores e intoxicando sus creencias personales para que estos perdieran la confianza, lo que sin duda representa una amenaza para nuestra democracia.
En Brasil, la campaña fue aun más cruenta, pues Jair Bolsonaro pagó, mediante empresarios amigos, por la difusión de Fake News sobre la candidatura de su contendor, Fernando Haddad, tales como: la distribución de un kit gay para niños de 6 años en las escuelas; la defensa del incesto en uno de sus libros o la presentación de un proyecto de ley para legalizar la pedofilia.
Es necesario que exista confianza en el procedimiento por el cual se eligen autoridades; no basta con que el procedimiento sea estrictamente puro y transparente. Ya que si las personas creen basadas en una noticia falsa, que ese procedimiento no fue auténtico o que los candidatos tienen vicios, problemas o secretos, no va a cumplir su finalidad, que es legitimar a la autoridad electa lo cual resultaría algo muy dañino para el sistema democrático.
Es necesario que exista confianza en el procedimiento por el cual se eligen autoridades; no basta con que el procedimiento sea estrictamente puro y transparente.
Los Investigadores del Media Lab del “Massachusetts Institute of Technology”, llevaron a cabo un estudio que demostró que las noticias falsas tienen un poder preocupante, pues llegan a mucha más gente que la información verídica, retuiteándose un 70% más que las verídicas y 6 veces más rápido, alterando el criterio para distinguir entre lo que es cierto y lo que es falso.
Sin embargo, el problema no está en el instrumento, en este caso las redes sociales, sino que en las causas estructurales y políticas que generan ese terreno fértil para la desinformación y la manipulación: el ventajismo político que socava el régimen democrático y la falta de legislación que lo regule.
Como control de las nefastas consecuencias de las Fake News, en todas partes del globo se están considerando nuevas reglas: Alemania aprobó una ley para eliminar y restringir las noticias falsas, la difamación y los mensajes de odio en redes sociales, incluyendo multas a tales plataformas cuando no establezcan mecanismos eficaces de gestión, o bien cuando no se eliminen tales contenidos; en Francia, se aprobó una norma que permitirá a un candidato o a un partido recurrir a un juez para frenar la difusión deliberada de «informaciones falsas» durante los tres meses precedentes a un escrutinio nacional. México optó por el acuerdo con las principales plataformas digitales -Facebook, Twitter y Google-, para que se convirtieran en canales potenciadores de la información oficial sobre el proceso electoral (y así neutralizar las noticias falsas) e incluso transmitieron los debates presidenciales que se realizaron antes de los comicios.
Mientras que a nivel internacional se están incorporando nuevas normas para controlar Fake News en perjuicio del bien común o la democracia, en Chile no hacemos nada, permanecemos de brazos cruzados. Es nuestro deber entonces defender el derecho democrático a la información. Necesitamos identificar correctamente las fuentes, asumir la responsabilidad de no difundir noticias falsas y quien no cumpla, debe ser castigado con todo el peso de la Ley.
Mientras que a nivel internacional se están incorporando nuevas normas para controlar Fake News en perjuicio del bien común o la democracia, en Chile no hacemos nada, permanecemos de brazos cruzados.
Esta es nuestra oportunidad de hacer historia contemporánea, debemos desenmascarar a los líderes políticos que alimentan las falsedades para su propio beneficio atentando contra el equilibrio electoral y por tanto, contra el sistema democrático. Prontamente ingresaré un nuevo Proyecto de Ley a fin de castigar penalmente las Fake News. Por lo pronto, espero que la Comisión de Constitución del Senado, presidida por Felipe Harboe, ponga prontamente en discusión la moción que ingresé el año pasado: la llamada por los medios Ley Bolsonaro (Boletín 12314-07), que busca destituir a los candidatos a cargos de Presidente de la República, Senador, Diputado, Consejero Regional, Alcalde y Concejal, que difundan, promuevan o financien noticias falsas.
Prontamente ingresaré un nuevo Proyecto de Ley a fin de castigar penalmente las Fake News.
Pues debemos combatir las Fake News en las redes, en los medios, y en la sociedad. La búsqueda por la verdad y la transparencia, contribuyen a un mundo mejor y los medios de comunicación deben ser líderes en ello.
Cuando se amenaza la verdad, se amenaza la democracia, pues se profundiza la enseñanza de Joseph Goebbels, el famoso Ministro de Propaganda de Hitler: Una mentira repetida adecuadamente mil veces, se convierte en una realidad.
Cuando se amenaza la verdad, se amenaza la democracia, pues se profundiza la enseñanza de Joseph Goebbels, el famoso Ministro de Propaganda de Hitler: Una mentira repetida adecuadamente mil veces, se convierte en una realidad.
1 comment
Genial Columna.
Se deben penar las Fake News, con cárcel!!