Por Julio Sau Aguayo
Al decidir el cierre de las embajadas chilenas en tres países miembros de la Unión Europea, Dinamarca, Grecia y Rumania, un país africano, la República Argelina Democrática y Popular y un país de Oriente Medio, Siria, sin especificar si se trata de una medida excepcional circunscrita a dichos países o del inicio de una nueva doctrina chilena de confinamiento y reduccionismo diplomático aplicable en tiempos de pandemia y pospandemia, nuestra Cancillería ha iniciado un peligroso camino que, según una breve y circunspecta declaración del Foro de Política Exterior, implica un “retroceso objetivo en nuestra implantación internacional y no tiene precedentes en la diplomacia chilena en democracia”.
“retroceso objetivo en nuestra implantación internacional y no tiene precedentes en la diplomacia chilena en democracia”.
Adoptada en base a indicadores del Banco Mundial y la Unesco, organismos especializados en áreas muy diferentes a las relaciones internacionales y buscando, al parecer, reorientar el presupuesto del Ministerio de Relaciones Exteriores hacia países y organismos internacionales más atractivos para nuestro comercio exterior, la Cancillería ha incurrido en gruesos errores de política internacional que, suele ocurrir frecuentemente, se pagan a largo plazo mucho más caro que el mezquino ahorro obtenido con este cierre múltiple de sedes diplomáticas.
se pagan a largo plazo mucho más caro que el mezquino ahorro obtenido con este cierre múltiple de sedes diplomáticas.
Conociendo bien la respetable trayectoria académica y política de varios de los miembros del flamante Consejo Asesor de Política Exterior constituido e inaugurado por el Ministerio de Relaciones Exteriores hace menos de dos meses, tiendo a pensar que la información de las redes sociales que asegura que el cierre de embajadas ni siquiera le fue informado al Consejo no es una más de las fake news, sino un hecho cierto. Si bien ello eximiría a los miembros de este Consejo de responsabilidad en este cierre diplomático, los dejaría en una incómoda posición en la definición de sus funciones futuras.
Cerrar sendas embajadas en tres países miembros de la Unión Europea para mejorar y modernizar las relaciones con… (¿?) la Unión Europea
Cerrar sendas embajadas en tres países miembros de la Unión Europea para mejorar y modernizar las relaciones con… (¿?) la Unión Europea no parece ser una posición lógica y defendible. Cerrar la embajada chilena en Grecia, país cuna de la civilización occidental y de la idea de Europa tampoco. Y ello sin mencionar la riqueza de las relaciones culturales de Chile con ese país, simbolizadas institucionalmente en el Centro de Estudios Griegos, Bizantinos y Neohelénicos, único en su género en América Latina y que funciona en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. No resulta creíble que la medida se haya adoptado en base a indicadores de la UNESCO. Ni tampoco que no se haya informado por elemental cortesía y con anticipación suficiente de esta medida a la prestigiada embajadora de la Unión Europea en Chile, Stella Zervoudaki, de nacionalidad griega.
No resulta creíble que la medida se haya adoptado en base a indicadores de la UNESCO.
Prácticamente en el caso de cada país con el que la Cancillería ha decidido cerrar nuestras sedes diplomáticas pueden hacerse consideraciones de este orden, que dejan al descubierto la ligereza de tal medida. Al cerrar nuestra embajada en Argel, por ejemplo, no se ha tenido en cuenta el tradicional rol de líder político de Argelia respecto a todos los países africanos. Apenas Argelia obtuvo su independencia, el gobierno del Presidente Jorge Alessandri Rodríguez inauguró nuestra Embajada allí enviando como embajador a Eugenio Velasco Letelier. Ahora borramos con el codo lo que escribimos con la mano políticamente sabia de otros tiempos. Y el costo lo pagaremos en África más temprano que tarde. Y será un costo exponencialmente mayor al escuálido ahorro obtenido en esta operación por la Cancillería.
Apenas Argelia obtuvo su independencia, el gobierno del Presidente Jorge Alessandri Rodríguez inauguró nuestra Embajada
Y el costo lo pagaremos en África más temprano que tarde. Y será un costo exponencialmente mayor al escuálido ahorro obtenido en esta operación por la Cancillería.
Solo cabe ahora la esperanza de que un nuevo gobierno, del color político que sea, restablezca las sedes diplomáticas en estos países, borrando esta mancha de nuestra política exterior.,