Los valores representados en la futura Constitución del Estado a través de normas, principios, derechos y deberes en las relaciones de las personas con el estado, los otros el ecosistema vital, no cabe duda, reflejarán una visión determinada del ser humano y su humanidad, como partes indisociables de una realidad histórica, sociocultural, política, económica, técnica, científica de la vida y el mundo. Reflejarán el espíritu de esta realidad, los fundamentos (si quedan algunos) de nuestra época.
El problema radica en que hoy sólo hay pedazos y restos de los fundamentos para conformar una “carta fundamental”. Fácilmente derivará hacia un racionalismo materialista “post” pragmático. Des fundamentada.
Sin fundamentos absolutos, hoy adquieren categorías ontológicas (referida al “ser”) la relación, el movimiento, el cambio y la transformación constante como un de venir, donde emerge (acontece) y desaparece una subjetividad intersubjetiva, la identidad y la creación de sentido. Estos múltiples instantes vectoriales, serían parte de un flujo permanente de novedad temporal socio cultural e histórica, que ha disuelto lo sagrado como absoluto.
¿Habrá religiosos y religiosas constituyentes? ¿Teólogos y teólogas?
Un hombre que ha modificado radicalmente su ecosistema tecnológico digital, mientras este lo modifica a él, en una danza adaptativa de crecimiento exponencial.
“La condición “dual” que ha emergido entrelaza espíritus humanos y maquínicos (…) entre organismos biológicos y potencias computacionales (…) El Homo Sapiens atrapado entre el animal y la máquina, entre la carne y las matemáticas (…) en una odisea incierta e híbrida “antropo maquínica”.
¿Habrá antropólogos y antropólogas constituyentes? ¿Científicos, científicas, ingenieros, e ingenieras constituyentes?
El autor de la cita anterior, filósofo y ensayista, Eric Sadin, entrevistado sobre su último libro habla de la inteligencia artificial y la automatización, de un “leviatán algorítmico”, de una “organización algorítmica apolítica de la sociedad”, que puede llegar a ser intensamente deshumanizadora.
Heidegger en su célebre Carta sobre el Humanismo, refiriéndose a la estancia- como el ámbito abierto-, donde mora el hombre y aparece su esencia, citó e interpretó a Heráclito:
“El hombre, en la medida que es hombre, mora en la proximidad de dios”.
¿Habrá constituyentes filósofos y filósofas que dialoguen en el lenguaje del “logos”?
“El lenguaje es la casa del ser, y sus guardianes filósofos y poetas” (Otra vez Heidegger).
¿Habrá constituyentes escritores, escritoras, poetas y poetisas? ¿Cineastas constituyentes?
Volvamos a Heidegger y a su carta.
“El humanismo es meditar y cuidarse que el hombre sea humano en lugar de no-humano, “inhumano”, esto es, ajeno a su esencia. La humanidad del hombre reside en su esencia”.
¿Será una constitución que preserve y conduzca hacia lo humano o hacia lo “inhumano”?
“El humanismo es el esfuerzo para que el hombre se torne libre para su humanidad y encuentre en ella su dignidad. Variará en función del concepto que se tenga de “libertad” de “naturaleza del hombre” (…) y de los caminos que conduzcan a su realización”.
Ya estamos en el núcleo de un debate que sí es fundamental.
Se refiere al humanismo marxista como aquel que encuentra al ser humano en la sociedad. “Para él, el hombre “social”, es el hombre “natural”. Su “naturaleza”, conjunto de “necesidades naturales” (alimento, vestido, reproducción y sustento económico) se aseguran de modo regular y homogéneo en la “sociedad”. Tiene una dignidad socio material existencial.
¿Habrá políticos, políticas, abogados y abogados constituyentes?
Bien podría hablarse de esta manera de un humanismo de mercado, donde es éste, quien satisface la naturaleza del hombre, quien tendría una dignidad como objeto de consumo productivo.
¿Habrá economistas constituyentes?
Reconoce además un humanismo cristiano que “ve la humanidad del hombre, en la delimitación frente a la deidad. Desde la perspectiva de la redención, el hombre es hombre en cuanto a “hijo de Dios” que oye en cristo el reclamo del padre y lo asume”. Tiene una dignidad sagrada.
¿Habrá hombres y mujeres constituyentes de las etnias y las tierras ancestrales?
¿Habrá ciudadanos ciudadanas comunes y corrientes, del pueblo, constituyentes?
¿Será finalmente una Constitución inteligente adaptativa, un cuerpo orgánico lleno de sentido, que nucleada en fundamentos y una visión humanista, privilegie y permita a su vez, una humanidad dirigida hacia una personalización y humanización permanentes?
¿O terminaremos con una Constitución post pragmática, “sin atributos”, vacía, hecha de un bricolaje lleno de pedazos y fragmentos de “inhumanidad”?
La respuesta yace en una comunidad ciudadana responsable.
Por Doctor Sergio Canals L
Psiquiatra