Invierno caliente en el Sur. Por José Bengoa

por La Nueva Mirada

En América Latina asistimos a un profundo proceso de descolonización. Quizá el de mayor importancia en un largo período de tiempo. Como se sabe bien, las descolonizaciones son luchas interminables que pasan por etapas y se profundizan, cuando a veces no retroceden. Estos procesos necesarios, por cierto, de liberación y democráticos, son muy conflictivos. Quienes han detentado el poder social y comúnmente económico y político no aceptan la “insubordinación de los subordinados”. Por su parte quienes han debido permanecer por la fuerza y la discriminación en una posición subalterna, adquieren una energía enorme producto de la historia y su cultura; no pocas veces se produce un discurso cargado de resentimientos, acciones de resistencia, heroicismos bien adquiridos, y muy normalmente se escala hacia el enfrentamiento. Muchas veces, lo vemos en América Latina, se avanza hacia relatos llenos de energía, y con fuertes contenidos y símbolos de carácter nacional («Pueblo/Nación) y autonómico. No es fácil resolver estos asuntos cuando han escalado y sobre todo cuando los agentes del Estado y los actores colonialistas dominantes – por lo general agrarios- no se abren a caminos alternativos de convivencia, teniendo como única situación normal la vieja dominación colonial adquirida en el pasado. La represión aparece ante sus ojos como la única solución.

En América Latina se acusa de “terrorismo” a quienes participan de estos procesos de descolonización. La cantidad de dirigentes indígenas presos y muertos es enorme. En algunos casos las muertes son a manos de las fuerzas policiales o militares directamente y en otros de los agentes privados locales, paramilitares, sicarios de la droga, o matones de hacendados. Terrorismo se ha transformado sencillamente en una acusación circunstancial de modo de denigrar el movimiento socio político y negar su carácter. Más de una vez las soluciones políticas a los conflictos han tenido que contar con el apoyo y acuerdo con los anteriormente llamados terroristas, y no han sido pocos los así motejados que han ganado el Premio Nobel de la Paz.

En América Latina se acusa de “terrorismo” a quienes participan de estos procesos de descolonización.

En el sur de Chile en estos días de invierno del 2020, se vive un ambiente de insurgencia evidente. Es un invierno caliente. No hablaremos acá de la «Historia Larga» de la dominación colonial del Estado chileno en su relación con el Pueblo Mapuche, sino de esta coyuntura específica.  Es bastante curioso lo ocurrido: el momento más álgido de la situación del llamado “Conflicto mapuche” en el sur de Chile coincide con la «Pandemia» que ha implicado que las personas no puedan salir de sus casas, que exista «Toque de Queda«, en fin, una enorme cantidad de privaciones, temores, y falta de libertades.

Es bastante curioso lo ocurrido: el momento más álgido de la situación del llamado “Conflicto mapuche” en el sur de Chile coincide con la «Pandemia» que ha implicado que las personas no puedan salir de sus casas, que exista «Toque de Queda«, en fin, una enorme cantidad de privaciones, temores, y falta de libertades.

El origen de la coyuntura está en la decisión del Ejecutivo de alivianar la densidad carcelaria para que no haya demasiados contagios por coronavirus entre los «internos«. Las cifras son confusas, pero se habla de varios miles de presos a los que se le ha conmutado su pena carcelaria por medidas alternativas. Se une a ello, un hecho delictivo que conmovió al país. Un preso por asesinato de una mujer a la que descuartizó salió libre por decisión de una jueza y volvió a asesinar de modo brutal a una niña de 16 años. El país percibió que el cambio de presidio efectivo- en una cárcel- por otras formas de penas en libertad no era un asunto demasiado excepcional, irregular, e inhabitual, sino por el contrario, que ocurría incluso en los peores casos de delitos.

Es el origen de la huelga de hambre de los presos políticos mapuche y de allí la secuencia de hechos masivos posteriores.

Esta conciencia de la arbitrariedad de las penas de cárcel se unió a una fuerte conciencia de discriminación al interior de los penales del sur. Los presos mapuche(s) no gozaron de los mismos beneficios sino por el contrario, ni siquiera fueron considerados en este proceso. Es el origen de la huelga de hambre de los presos políticos mapuche y de allí la secuencia de hechos masivos posteriores.

No es la primera vez que hay huelga de hambre de presos mapuche, o sea ha habido muchas y hay una que duró mucho más, incluso, durante la anterior administración de Piñera, y después también hubo en el gobierno de la Presidenta Bachelet. Cuando hay este tipo de situaciones, los gobiernos tienen la obligación de establecer fórmulas de negociación. Es una de las características de las situaciones de prisión por razones políticas. Los presos son parte de un movimiento social que posee ciertos principios, fundamentos y demandas. La huelga de hambre es una forma de presión política evidente. Los presos saben que se juegan la vida y el Gobierno- todos los gobiernos saben- que no deben llegar a situaciones vitales, ya que ese hecho será «la chispa que prenderá la pradera«. Y así casi ha ocurrido en el sur. Escribo esto mientras hay decenas de jóvenes presos en huelga de hambre en las cárceles de Angol, Temuco y Lebu. En este último caso todos están en prisión preventiva solamente.

hay decenas de jóvenes presos en huelga de hambre en las cárceles de Angol, Temuco y Lebu. En este último caso todos están en prisión preventiva solamente.

A esa primera discriminación se sucede una segunda negación fuertemente ofensiva.  La negación del carácter político del fenómeno. El nuevo ministro del Interior ha dicho “aquí no hay presos políticos, por ello, no hay nada que hacer”. Punto. Y ha cerrado cualquier ventana, puerta, rendija, para este tipo de coyuntura.  Ese es el primer factor que, a mi modo de ver, está detrás de la coyuntura.

A esa primera discriminación se sucede una segunda negación fuertemente ofensiva.  La negación del carácter político del fenómeno.

El segundo hecho ocurre fuera de las cárceles. Se produce una enorme movilización en la mayoría de las ciudades y pueblos de la Araucanía y luego en algunos casos, tomas de las municipalidades, cosa que tampoco es primera vez que ocurre en el sur de Chile. Habría que decir con un poco de amplitud de miradas, e ironía, que en Chile estamos llenos de tomas, es un país medio tomado”. Tampoco estamos hablando de un crimen alevoso. Nadie acusa de terrorista a quienes se toman las universidades en sus demandas múltiples, los colegios y liceos con sus sillas transformadas en rejas, en fin, tomas por doquier. En estos días el Estado se ha mostrado desnudo:  ha faltado prudencia, faltó tolerancia, faltó todo y sobró discriminación.  Las consecuencias han conducido al conflicto a escalar a una etapa de carácter abierto de muy difícil pronóstico.

faltó todo y sobró discriminación.  Las consecuencias han conducido al conflicto a escalar a una etapa de carácter abierto de muy difícil pronóstico.

Un grupo de civiles, muy violentos, se hace eco de las palabras del ministro del Interior, se animan entre sí y acuden a retomar las Municipalidades. En la de Curacautín, un pueblo del sur, se unen civiles con policías y atacan el edificio del Municipio, se llevan presos a los manifestantes y queman vehículos. El momento filmado y trasmitido por televisión causó estupor en muchas conciencias del país. Gritaban «el que no salta es mapuche«, acto de una connotación racista evidente.  Hay una niña que dice en cámara: “es la camioneta del peñi”, porque ardía una camioneta que era de quienes estaban al interior de la Municipalidad. A vista y paciencia de los carabineros. El enfrentamiento con civiles coludidos con policías nos pone en una situación de consecuencias inimaginables.

El enfrentamiento con civiles coludidos con policías nos pone en una situación de consecuencias inimaginables.

Recordemos dos puntos breves. La invasión de La Araucanía fue hecha por militares, no fue hecha por civiles armados. Fue hecha por militares al mando de militares, de generales cuyos nombres aparecen en las calles de las ciudades y pueblos de La Araucanía: Gregorio Urrutia, Basilio Urrutia, Cornelio Saavedra, etc. Incluso durante la Unidad Popular, las guardias blancas, como así se denominaron, no atacaron directamente, cuando comunidades mapuche estaban movilizadas. Después del Golpe de Estado hubo también momentos de colusión entre fuerzas militares, policías sobre todo y civiles armados con las consecuencias terribles de desapariciones y muerte.

Junto a estos hechos de esta coyuntura invernal -Pandemia 2020- surgen programas de televisión digital y local, de abierto llamado a la violencia por parte de sectores que se autodenominan como «amenazados». Foros filmados y trasmitidos por las redes, y un programa de televisión de contenido violentísimo. El discurso señala en primer lugar la «traición« del gobierno del presidente Sebastián Piñera a la «gente del sur». No es primera vez que los agricultores de la Araucanía se sienten traicionados. Recordemos al dirigente de apellido Podlech que fue expulsado del país por Pinochet y sufrió su exilio en Bariloche (sic). Un Ministro de Agricultura les había dicho «cómanse las vacas« ya que ellos habían invertido en esos animales considerando una función patriótica hacerlo. La segunda idea que expresan estos programas es que son activistas los culpables de esta situación. Incluso señalan la existencia de guerrilleros profesionales colombianos y un sin número de imaginarios peligrosos y la tercera propuesta, como dice uno de los participantes: «hay que correr bala».

Junto a estos hechos de esta coyuntura invernal -Pandemia 2020- surgen programas de televisión digital y local, de abierto llamado a la violencia por parte de sectores que se autodenominan como «amenazados».

En términos de definición teórica y política de lo que está ocurriendo, se trata de un proceso de «descolonización en un territorio compartido«. Esto significa que hay procesos de descolonización en territorios que no son ampliamente compartidos. Por ejemplo, el proceso de autonomía en la Costa Atlántica nicaragüense, en que la mayoría miskita y de otros grupos étnicos, ha logrado un exitoso autogobierno. Lo mismo en la Comarca Kuna y otros espacios mayoritaria, o exclusivamente indígenas. Aquí estamos en una situación en que los territorios, por razones históricas de conquista y colonialismo son compartidos, e incluso en que la población originaria, en este caso la población mapuche, en muchas partes quedó como población minoritaria, frente a una población que fue llegando y se fue desarrollando en la zona. El asunto clave a comprender, sobre todo frente a un deseado Plebiscito Constituyente, es que existe un proceso de descolonización y que hay un derecho de la población mapuche a que se produzca. Eso aún no está reconocido ni por el Estado, ni por los partidos políticos en general, no está reconocido por parte de la población civil no mapuche, es decir, no se ha llegado a conceptualizar. Cuando se logra entender que estamos frente a un proceso de esta naturaleza, obviamente el conflicto adquiere otra dimensión, adquiere otra comprensión, o sea, es un conflicto en que hay una población bastante grande – mapuche- que no acepta más la condición colonial y se deben tomar medidas políticas e institucionales para refrendar esa apuesta histórica. El proceso constituyente será un buen momento para enmendar este camino.

El asunto clave a comprender, sobre todo frente a un deseado Plebiscito Constituyente, es que existe un proceso de descolonización y que hay un derecho de la población mapuche a que se produzca.

En La Araucanía no hay ninguna institución del Estado en que el mapuche tenga representación en su condición originaria. No existe ningún reconocimiento de derechos colectivos, esto es, de lo mapuche como Pueblo o incluso como Pueblo/Nación. Los alcaldes mapuche no están en su condición originaria sino en cuanto ciudadanos chilenos. No hay en el Gobierno Regional- la Intendencia – un consejo en el cual estén las comunidades presentes. Los mapuche son negados institucional y jurídicamente. Esa es una realidad evidente.

No existe ningún reconocimiento de derechos colectivos, esto es, de lo mapuche como Pueblo o incluso como Pueblo/Nación.

Las descolonizaciones surgen por tanto de este conjunto de factores que se han expresado en esta coyuntura del invierno y la Pandemia del 2020. Historia de expoliación territorial; dominación colonial con fuertes elementos racistas y de discriminación; desigualdad en los ingresos y niveles de vida; ausencia de espacios de participación política; contexto de abierta discriminación institucional; y por otra parte en un ambiente nacional e internacional de abolición de todas las formas de racismo, discriminación y no reconocimiento, etc. Se abre un proceso de descolonización que conlleva contradicciones a veces violentas, salvo que el Estado se ponga por delante y aúne voluntades y abra caminos políticos e institucionales aceptados.

Se abre un proceso de descolonización que conlleva contradicciones a veces violentas, salvo que el Estado se ponga por delante y aúne voluntades y abra caminos políticos e institucionales aceptados.

La masividad por una parte de las manifestaciones populares mapuche durante esta coyuntura han sorprendido sobre todo a quienes se esfuerzan por resaltar que los mapuche insubordinados son unos pocos y que todas las comunidades «están tranquilas«. En estos días de encierro de la mayor parte de las personas, mirando la televisión o las redes, no son pocos quienes se han sorprendido no solo por la masividad sino también por la estética de las marchas. Participan mujeres principalmente- uniéndose estas movilizaciones étnicas a las de género que masivamente ocurren en el país- jóvenes, gente grande y niños. En todos los pueblos hemos visto masas marchando al son de la música, ritmo acompasado, banderas multicolores, palos de chueca o palín, hemos sido observadores, lejanos sin duda, de la enorme capacidad discursiva, en fin, una expresión de la cultura que viene a reafirmar de manera explícita la decisión descolonizadora que existe en ese Pueblo…

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