Javier Cercas: entre la crónica y la ficción. Por Eduardo Guerrero del Río.

por La Nueva Mirada

Hacia mediados del siglo pasado, era recurrente la opinión en círculos académicos de que España era “un país sin novelistas”. Esto, algo más tarde, se vio afianzado por el éxito que tuvo en la Península el llamado “boom de la novela latinoamericana”, ya que muchos de sus principales representantes se fueron a vivir a este país europeo (Vargas Llosa, García Márquez, Donoso, Fuentes), Cortázar a París, y comenzaron a obtener importantes premios y, sobre todo, a ser leídos con mucho interés. Poco a poco ese letargo creativo fue llegando a su fin y comenzaron a surgir los nombres de escritores de la talla de Javier Marías (recientemente fallecido), Carlos Ruiz Zafón, Manuel Vicent, Arturo Pérez Reverte y muchos más. Y, más jóvenes aún, Almudena Grandes y Javier Cercas. La lectura de diez novelas y otros dos textos me dan una idea de los derroteros y de la importancia de la escritura de Cercas.

Primeras obras

Aunque la edición que conocemos es del 2003, El móvilse publicó inicialmente en 1987. Álvaro es el protagonista, quien ansía escribir “una obra ambiciosa de alcance universal” (Lluch). Para ello se vale de múltiples argucias, a partir de la transcripción de diálogos que ocultamente graba. La segunda novela publicada en la década de los ochenta es El inquilino (1989) que, en lo personal, comenzó a suscitar en mí el interés por la narrativa de este autor español. Es la historia de Mario Rota, quien llegó a los Estados Unidos en agosto de 1981, pues había obtenido una beca del gobierno italiano que debía permitirle completar un doctorado en lingüística por la Universidad de Texas, en Austin. Con un lenguaje envolvente, llamativo, vamos interiorizándonos no solo de la vida universitaria sino de la presencia de un “supuesto” rival en la vida académica de Rota, de mucho mayor renombre, el cual se transforma en una verdadera amenaza, ya que es echado de la universidad y empieza a cortejar a su exnovia. Hacia el final de esta breve novela, nos damos cuenta de que todo no ha sido más que un “mal sueño” del protagonista.

En la década de los noventa, publicó otra interesante novela, El vientre de la ballena(1997). A partir del reencuentro con un amor de tiempos pasados, la vida de Tomás –investigador de literatura española en la Universidad Autónoma de Barcelona− toma un vuelco insospechado. Primero, por la perspectiva de iniciar una relación amorosa con una mujer que le atraía mucho; segundo, por la separación con su mujer al confesarle su infidelidad; tercero, por la tormentosa vida que comienza a llevar, pues al poco tiempo, sin mediar explicación alguna, Claudia desaparece (incluso, Tomás llega a pensar que ha sido asesinada por su exmarido). Nuevamente, existe alusión al mundo universitario español.

Década del 2000

Los años transcurridos de este siglo han sido bastante productivos para Javier Cercas, por lo que, dada su edad, no es apresurado decir que debieran esperarse nuevas e interesantes producciones (en estos últimos años, la trilogía Terra Alta, Independecia y El castillo de Barbazul, con el personaje de Melchor Marín como protagonista). En el 2001, sale a la luz una de sus novelas más populares y exitosas: Soldados de Salamina. Resaltamos la dialéctica verdad/mentira y, sobre todo, la alusión a la guerra civil española; en El monarca de las sombras, el narrador acota: “Soldados de Salamina es una novela que gira en torno a un minúsculo episodio ocurrido al final de la guerra civil, en el que un anónimo soldado republicano salvó la vida de Rafael Sánchez Mazas, poeta, ideólogo y jerarca falangista”.

En La velocidad de la luz(2005), de nuevo sale al tapete el mundo universitario, centrado en la historia de un joven aspirante a novelista (el mismo Cercas) y, sobre todo, a la amistad  que establece con un extraño personaje, Rodney Falk, a quien debe seguir la pista pues de un día para otro desaparece. Poco a poco se va develando el misterio. Así, el narrador reconstruye la experiencia de Rodney en Vietnam a través de la lectura de sus cartas y de la conversación con su padre.

Un texto de distinta naturaleza es Anatomía de un instante(2009), definido como “un ensayo en forma de crónica o una crónica en forma de ensayo”, en donde da cuenta de un hecho que convulsionó a España: el llamado 23F. En lo concreto, el 23 de febrero de 1981, a las seis y media de la tarde, el teniente coronel Antonio Tejero Molina entra al Congreso con una dotación de militares e intenta dar un golpe de Estado, en momentos en que en las Cortes se estaba procediendo a la sesión de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como Presidente del Gobierno, en reemplazo de Adolfo Suárez. Entre tanta confusión, el rey se comunica con distintos estamentos militares para percatarse de que si estaban apoyando o no la intentona golpista, por lo que su intervención resultó decisiva para que el golpe no triunfara.

Quiséramos, finalmente, aludir a dos de sus últimas novelas: Las leyes de la frontera(2012) y El monarca de las sombras(2017) (también está El impostor, del 2014, y la aludida trilogía). La primera de las nombradas tiene un carácter distinto: el mundo de la marginalidad, de la delincuencia, a través del recuerdo de uno de sus protagonistas: Ignacio Cañas, ahora un prestigioso abogado. En la segunda de ellas, “este es el libro que quería escribir desde que quise ser escritor”, alude a su tío-abuelo Manuel Mena, quien murió a los 19 años en la batalla del Ebro, específicamemnte, el 21 de septiembre de 1938, hacia el final de la guerra civil. En definitiva, es una novela autobiográfica.

En los tiempos actuales, en donde predomina una literatura más “liviana”, por decirlo de alguna manera, la lectura de Javier Cercas se transforma más bien en un ejercicico placentero, eso que se ha llamado “el placer de la lectura”. Por eso, este recuerdo al haber cumplido sesenta años de edad.


Por Eduardo Guerrero del Río
Doctor en Literatura

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