La noticia de que la región metropolitana retrocede a fase dos por el incremento de los contagios cayó como un balde de agua fría en los mercados. Especialmente en el sector comercio y turismo, que razonablemente esperaban una reactivación con las fiestas de fin de año. Pero no son los únicos sectores afectados y la preocupación no tan sólo se concentra en los últimos índices de contagios.
Muchos temen, las autoridades sanitarias en primer lugar, que este incremento sea el inicio de la llamada segunda ola, el temido rebrote, que tan duramente ha golpeado a Europa y no pocos países de la región. Lo ha anunciado, con cierta timidez, el ministro de salud, advirtiendo que los meses de verano pueden ser muy riesgosos, con un fuerte incremento de contagios.
Esto se produce a escasos días en que se sorprendiera al Presidente paseando por el balneario de Cachagua sin mascarilla y tomándose selfies con otros veraneantes. Sin lugar a dudas una pésima señal, que se suma a muchas otras, en donde el gobierno ha entregado señales errando y contradiciéndose.
Esto se produce a escasos días en que se sorprendiera al Presidente paseando por el balneario de Cachagua sin mascarilla y tomándose selfies con otros veraneantes. Sin lugar a dudas una pésima señal, que se suma a muchas otras, en donde el gobierno ha entregado señales errando y contradiciéndose.
La primera ola exigió hasta el límite a los servicios sanitarios y el personal de salud, incluyendo médicos, enfermeras, paramédicos auxiliares y personal administrativo, que respondieron de manera muy abnegada y profesional. No es el todo evidente que lo puedan hacer de la misma manera en la eventualidad de una segunda ola más virulenta que la primera,
Sin lugar a dudas sería desastroso para la postergada reactivación económica.
Sin lugar a dudas sería desastroso para la postergada reactivación económica. Malo para el turismo, la hotelería, líneas aéreas, restaurantes, discoteques, casinos, el mundo del espectáculo, los cines, el teatro y afines. Malo para la agricultura, que enfrenta la época de la cosecha, con el temor que escasee la mano de obra. Malo para el comercio. Algunos sectores empiezan a insinuar la alternativa de un rescate que los salve de la quiebra o el cierre de sus negocios. Sin duda es malo el país.
Pero es especialmente malo para para las personas que han debido vivir un duro confinamiento y distanciamiento social durante largos meses
Para aquellos que han perdido sus empleos, los trabajadores independientes, para las PYMES y los millones de chilenos que han visto reducidos sus ingresos a la mitad o menos.
Pero es especialmente malo para para las personas que han debido vivir un duro confinamiento y distanciamiento social durante largos meses, que pueden prolongarse por otros tantos, poniendo en serio riesgo su salud mental, sobre todo para los sectores más vulnerables. Para aquellos que han perdido sus empleos, los trabajadores independientes, para las PYMES y los millones de chilenos que han visto reducidos sus ingresos a la mitad o menos. En general para quienes viven el día a día, procurando el esquivo sustento, como los lustrabotas, vendedores ambulantes, cuidadores de autos, el pequeño comercio o los mendigos. Para todos estos sectores la posibilidad de un rebrote representa una verdadera tragedia.
Para todos estos sectores la posibilidad de un rebrote representa una verdadera tragedia.
Y obviamente que la solución no puede ser seguir retirando ahorros previsionales. En primer lugar, porque cerca de cuatro millones de chilenos ya habrán retirado la totalidad de ellos y un porcentaje de la población nunca ha cotizado. Tampoco parece razonable que los trabajadores y trabajadoras financien la crisis con sus propios y escuálidos ahorros. Y porque no todos accederán a una pensión solidaria que los condena a la miseria en su vejez.
Y obviamente que la solución no puede ser seguir retirando ahorros previsionales.
Tampoco parece razonable que los trabajadores y trabajadoras financien la crisis con sus propios y escuálidos ahorros. Y porque no todos accederán a una pensión solidaria que los condena a la miseria en su vejez.
Cómo conciliar las prioridades del país con la reactivación de la economía y el cronograma político.
Cómo conciliar las prioridades del país con la reactivación de la economía y el cronograma político.
Las verdaderas prioridades están dadas por la emergencia sanitaria y la pandemia social que vive el país. Poner en el centro de las políticas públicas las personas, Reforzar los servicios de salud para enfrentar una segunda ola de la pandemia. Asegurar un ingreso familiar mientras dure la emergencia, generar empleos decentes y proteger a los sectores más vulnerables.
A partir de aquello habrá que determinar cómo conciliar esas prioridades con la indispensable reactivación económica y el intenso cronograma político que enfrenta el país en los próximos meses, en donde el proceso constituyente aparece como muy relevante, sin restar trascendencia a la renovación de nuestras autoridades.
Necesariamente, la reactivación económica debe estar indisolublemente asociada a las prioridades sociales, teniendo como centro la protección social y la recuperación de los empleos. El esfuerzo de los últimos meses es ciertamente insuficiente ante la prolongación de la emergencia.
El presupuesto para el año 2021, recientemente aprobado tras una dura negociación entre gobierno y oposición, siendo razonable al integrar el acuerdo por la emergencia y la reactivación económica, puede ser insuficiente para enfrentar la emergencia mayor de un rebrote o segunda ola como la que temida.
El país está en condiciones de hacer un esfuerzo mayor. Cuenta aún con ahorros soberanos y capacidad de endeudamiento a bajas tasas de interés y ha llegado la hora de acudir a potencialidades disponibles para enfrentar la emergencia.
El país está en condiciones de hacer un esfuerzo mayor. Cuenta aún con ahorros soberanos y capacidad de endeudamiento a bajas tasas de interés y ha llegado la hora de acudir a potencialidades disponibles para enfrentar la emergencia.
Más complejo aún es determinar cómo se concilian estas prioridades sociales y sanitarias con el desafiante cronograma político, en un escenario marcado por la fragmentación y divisiones, tanto en el oficialismo como en la oposición.
Tal pareciera que, a la hora de asumir definiciones, los actores políticos no consideraran o no lograran compatibilizar adecuadamente las prioridades que enfrenta el país, con sus propios intereses, perdiendo de vista las demandas ciudadanas y las disyuntivas que enfrenta el país de cara a su futuro.
Cada vez es más difícil imaginar que la oposición pueda enfrentar unida el proceso constituyente y menos las elecciones unipersonales de gobernadores regionales, alcaldes y presidente de la República. La renuncia de dos parlamentarios de Revolución Democrática, así como la salida del Partido Liberal del Frente Amplio, podría reafirmar la voluntad de los partidos que aún hacen parte de dicho conglomerado, de concurrir a un pacto de izquierdas con el Partido Comunista y sus aliados, asumiendo como frontera divisoria una distorsionada lectura de los últimos treinta años de convivencia democrática.
En la derecha, aún no es claro que puedan superar sus diferencias internas para enfrentar unidos el proceso constituyente, buscando defender la actual institucionalidad. Y tampoco resulta evidente que puedan lograr consensos respecto a la sucesión presidencial.
En Renovación Nacional se libra una soterrada disputa interna, que enfrenta a la llamada derecha social con los sectores más duros del sector. La inminente salida del gabinete de Mario Desbordes para asumir una opción presidencial en representación de esa nueva derecha bien pudiera llevar a un quiebre de su partido por diferencias muy sustantivas que acentúan los grupos internos afines al ex timonel Carlos Larraín.
No es para nada evidente que todas estas disputas de poder interesen o motiven a una ciudadanía hoy día más preocupada por su subsistencia y la amenaza sanitaria, antes de quién es su próximo candidato a alcalde concejal, gobernador regional, parlamentario o incluso Presidente (a) de la República, como quedó en evidencia en las recientes primarias.
El país no tan sólo enfrenta un vacío de poder, con un Ejecutivo en fase terminal, sin diseño y que gobierna cada día menos. También enfrenta un vacío de proyecto y de liderazgos. Un terreno más que propicio para aventuras de corte populista, sean estas de derecha o de izquierda. O todo lo contrario.
El país no tan sólo enfrenta un vacío de poder, con un Ejecutivo en fase terminal, sin diseño y que gobierna cada día menos. También enfrenta un vacío de proyecto y de liderazgos.