Hay basurillas que empujamos con la punta del pie debajo de la alfombra. Quizás algo parecido a lo que repetimos con los problemas de nuestra infancia y adolescencia. Entonces un día la tele nos muestra escandalizada el caso de escolares que entran a un departamento donde habita un hombre viejo que semidesnudo y bebido salió a su balcón para orinar a los estudiantes que se manifestaban. Acto seguido, los escolares lo golpean y tiran por la ventana algunos de sus enseres. Con todo, no pasó a mayores ¿Qué tal?
Se repiten casos del SENAME, que aún con cambio de nombre sigue con el mismo diseño, delegando en privados la tarea de atender a niños sin familia funcional, con problemas escolares e incluso experiencias delictuales. Nada ha mejorado. Sólo crece el escándalo y el rasgar vestiduras frente a la violencia de los estudiantes y jóvenes en general.
Sería más que injusto cargar con un gobierno que todavía no cumple un mes, pero como ciudadanas y ciudadanos podemos reflexionar con inquietud creciente.
- Nuestros niños y niñas están en alto riesgo
- ¿Cuánto ponderamos que las clínicas para internar jóvenes con crisis de angustia o ansiedad e intentos de suicidio – entre 15 y 20 en Santiago -está copadas? No hay cupo. No insista. Y aquello para familias que pueden pagar altos precios, que las Isapres cubren mínimamente. Referimos a niños y niñas desde los 12 años adelante.
- ¿Y qué pasa con la inmensa mayoría con padres que no pueden pagarles esa urgencia?
- Bueno, atentan contra sí mismos, buscan la droga, salen a sacar sus rabias, ansiedades y a matar su miedo en esas manifestaciones llamadas “vandálicas”, agrediéndose entre ellos o a los adultos más próximos. Entonces caen detenidos y después de esa experiencia quisieran incendiar el mundo.
- Los profesores carecen o tienen escasa capacitación en recursos para manejar la violencia en el aula o fuera de ella y responsabilizados parecen sumarse a los desamparados del estado.
Finalmente, la violencia de los niños, púberes y adolescentes tienen como padre el abandono y como madre, la desidia y la ceguera.
Algún día, a lo menos la televisión del estado (¿existe? ¿hará un ciclo de programas destinado a estos temas con una pedagogía pertinente profesionales que conecten y sepan iniciar trabajo de redes?
¿Cuánto asumimos de que los problemas conyugales o de cualquier otro tipo en la vida privada de los faranduleros, importa tantísimo menos que la vida de uno de nuestros niños o niñas?
Si no intervenimos ya respecto a niños y adolescentes, no gritemos luego por los vandalismos y estallidos de violencia de estos mismos seres que se están llenando de la rabia y el dolor del abandono.
1 comment
Buen artículo… pero no basta con buenos análisis.