Bajo el título “Calidad de la democracia en América Latina. Una nueva mirada”, el Fondo de Cultura Económica ha publicado en Chile un nuevo libro en esta etapa de pandemia. Se trata de una coedición realizada con la Konrad Adenauer Stiftung y Chile 21, teniendo como editoras del libro a Gloria de la Fuente y Marianne Kneuer y editor a Leonardo Morlino.
Aunque los trabajos incluidos en esta obra se han elaborado con anterioridad al 18-O y a la que podríamos llamar “la crisis chilena del 10%” y a pesar de que este libro no incluye específicamente a Chile en los estudios de casos nacionales, tanto éstos como las áreas temáticas desarrolladas resultan extraordinariamente pertinentes y vigentes en la coyuntura política nacional y especialmente en el debate de fondo en torno al plebiscito constitucional que recién despunta.
De acuerdo a lo que expone Gloria de la Fuente en el artículo inicial de este libro, destinado a revisar el “estado del arte” en materia de investigaciones sobre calidad de la democracia en América Latina, el autor que más ha trabajado el tema en la literatura especializada, a nivel universal, es uno de los editores de este libro: el académico italiano Leonardo Morlino. Prácticamente todos los coautores del libro que reseñamos- incluida Gloria de la Fuente- citan sus obras fundamentales. Ésta última resume para efectos didácticos los criterios de calificación de la calidad de las democracias utilizados por Morlino: a) la calidad del contenido, o criterio estructural, en el cual Morlino incluye en el mismo nivel la libertad y la igualdad democráticas, b) la calidad procedimental, es decir, el respeto a los procedimientos establecidos democráticamente; c) la responsabilidad del poder ante los ciudadanos rindiendo cuentas periódicamente, en su objetivo de conseguir la libertad y la igualdad e acuerdo con el estado de derecho y d) la calidad del resultado, que permite a los ciudadanos ,las asociaciones y las comunidades que integran la sociedad gozar de la libertad y la igualdad, en formas diversas. Morlino, nos dice Gloria de la Fuente, es tal vez el único autor que incorpora en su análisis sobre la calidad de la democracia tanto los aspectos cualitativos como los cuantitativos, reivindicando el valor de las mediciones, índices y estudios de opinión en torno al tema, cuyo análisis es también incorporado en algunos trabajos de este libro.
Para ejemplificar la atemporal pertinencia de este libro en el debate político nacional y tomando en cuenta los alcances limitados de una reseña nos limitaremos a describir brevemente el tema de algunos de los demás artículos incorporados en el libro en comentario. Así, el trabajo de José del Tronco y Katia Gorostiaga sobre los efectos de las interrupciones “democráticas” a los periodos presidenciales, es decir, contempladas en la Constitución y el derecho interno de cada país, aporta interesantes elementos de análisis que permiten concluir a dichos autores que el resultado de las mismas da como resultado habitual una merma o debilitamiento del proceso democrático en el país en que se efectúan. Los recientes casos de Brasil y Paraguay así lo comprueban.
Algo similar en cuanto a su inesperada pertinencia en la coyuntura política chilena queda de manifiesto con la lectura del artículo titulado “Las élites, los pobres y la calidad de la democracia en América Latina”, de Matías López y María Maroto. Sin incursionar mayormente en el texto integral del artículo, ejercicio provechoso que recomendamos a los futuros lectores del libro reseñado, citamos: “Resulta plausible asumir que las élites políticas son actores directamente interesados en la reproducción del régimen que les otorgó el lugar de poder que ocupan, en tanto los pobres son actores directamente interesados en cambios que produzcan una mayor equidad. En casos de gran desigualdad socioeconómica es esperable que los actores más poderosos teman la acción de los pobres, quienes pueden retirarlos del poder y exigir una mayor retribución”.
En conclusión, esta nueva mirada a la calidad de la democracia en América Latina que nos aportan los autores mencionados es un aporte de alto nivel al debate político nacional y nos resitúa en nuestra ubicación realista y legítima como país: somos latinoamericanos. En grados y momentos diferentes, experimentamos los mismos problemas que nuestros hermanos latinoamericanos. El valioso y singular aporte para “latinoamericanizar” nuestro debate que hacen permanentemente las Fundaciones alemanas Konrad Adenauer y Friedrich Ebert, así como el trabajo permanente de la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica lo hacen posible.