Puede ser apropiado hablar de esto cerca de Navidad, cuando nos invade un visible ánimo compartido de cierta bonhomía, evocado en este caso por viejas tradiciones de amor y perdón.
Convivir depende de contar con leyes adecuadas, pero es primordialmente una emocionalidad compartida. Alguien nombrado lo dijo, me parece que le atinó de fondo. El racionalismo de la tradición iluminista – razonar es ser -, que preside nuestra educación y buena parte de nuestra conversación pública escrita, es insensible a la emocionalidad. Presta atención exclusiva a principios, reglas, teorías, verdades lógicas y estadísticas, pero no a las emociones que presiden antes de nada nuestras prácticas y conversaciones. Les pide demasiado a las leyes, desentendiéndose del ánimo societal que las envuelve. Y una ley que no va acompañada de un ánimo de respeto masivo, de hecho, no opera. O lo hace solamente con garrote.
El racionalismo de la tradición iluminista – razonar es ser -, que preside nuestra educación y buena parte de nuestra conversación pública escrita, es insensible a la emocionalidad.
Imagino que lo sabemos de memoria todas las personas que convivimos en pareja, en relaciones de paternidad y maternidad, en sociedades de emprendimiento, en equipos deportivos, en el compañerismo ante las múltiples aventuras de la vida. Por repetidas experiencias propias sabemos que no se consigue mucho con protocolos perfectos, vacíos de la emocionalidad de convivir. ¿Qué decir de nuestra convivencia nacional?
La demagogia es maestra para crear la emocionalidad que necesita para una convivencia que puede controlar. Es peligrosa por lo mismo. Desprecia la razón del racionalismo, reemplazándola por la razón del poder. Lo que produce poder se justifica, es su lema. Su nombre es legión: populismo, fascismo, dictadura burocrática, múltiples democracias con apellidos que la niegan. Escandaliza a intelectuales y políticos racionalistas, debido a su desprecio por lo que ellos llaman la verdad, los hechos, los principios. Sin embargo, ellos mantienen sus denuncias y propuestas en el plano racionalista, sin hacerse cargo del cultivo de una emocionalidad contrapuesta que modifique los ánimos de rabia, desolación y desespero en los que la demagogia incuba.
La demagogia es maestra para crear la emocionalidad que necesita para una convivencia que puede controlar.
Su nombre es legión: populismo, fascismo, dictadura burocrática, múltiples democracias con apellidos que la niegan.
Creo que se puede sostener que el papel esencial de un político consiste en la creación de un estado anímico de convivencia adecuado a su momento histórico. Un arte, más que una ciencia. En las antípodas de los principios abstractos, las buenas ideas, el management, la optimización, la priorización y el poner orden, inspira, conmueve y compromete. Durante un tiempo después de 1990, derecha e izquierda en Chile contribuyeron a un ánimo de convivir luminoso, basado en la reconciliación y la justicia, la esperanza en el futuro, y el simple y puro goce de la democracia. Estoy seguro de que la historia tratará bien a sus principales autores, pero se esfumó. Alguien asumirá la responsabilidad de renovar la emocionalidad de convivir hoy…
¿Hay algo que podamos hacer nosotros, la infantería? Contribuir en nuestros espacios de convivencia a cultivar ánimos de respeto mutuo, de apertura por default a confiar, a ser más sensibles a la existencia ajena antes de más inteligentes, será bastante más que algo. Mucho. Y nos pondrá en contacto con los prejuicios, enojos y fastidios que nos gatillan las opiniones y formas de ser de las demás, que hacen emocionalmente difícil una tarea que, por lo mismo, alude a un premio mayor. Puede ser que un poco de compasión por el desafío que enfrentamos todos, especialmente nuestros dirigentes, no venga mal para ayudarnos a convivir.
Puede ser que un poco de compasión por el desafío que enfrentamos todos, especialmente nuestros dirigentes, no venga mal para ayudarnos a convivir.
2 comments
Le parece poco la tremenda expresion de emocionalidad transformadora del 18 de Octubre, El 8 de Marzo y el 25 de Octubre de 2020. O es que la emocionalidad y encuentro se encuentra solamente en «el Partido Transversal» ?
Le parece poco la expresion de emocionalidad transformadora del 18 de Octubre, del 8 de Marzo y el 25 de Octubre de 2020. O la emocionalidad en politica es un privilegio del «Partido Transversal»?