Luis Almagro, el actual Secretario General de la OEA, está en campaña por su reelección, pero no la tiene fácil, pese a contar con el sólido respaldo del gobierno de Trump, del cual se ha convertido en un aliado incondicional durante su controvertida gestión.
Debe recordarse que Luis Almagro sucedió en el cargo al ex Canciller chileno José Miguel Insulza, que fue electo tras una ardua disputa con el mexicano Ernesto Derbez, que contaba entonces con el apoyo del gobierno estadounidense, que mantenía reservas acerca del Canciller chileno, identificado con posturas más independientes y pro latinoamericanas.
No pocos daban por hecho que Luis Almagro, ex Canciller uruguayo durante el gobierno de José Mujica y entonces de las filas del Frente Amplio -del cual fue expulsado por crecientes diferencias con su gestión y la agresiva postura adoptada frente al gobierno de Nicolás Maduro (no descartando una eventual intervención militar para derrocarlo)- representaría una continuidad con la línea de su antecesor.
Sin embargo, tan sólo seis meses tardó el nuevo Secretario General de la OEA en alinearse incondicionalmente con la agresiva política del gobierno norteamericano en contra de los países que integraban la alianza bolivariana, en especial Cuba, Nicaragua y la mencionada Venezuela.
El exmandatario uruguayo José Mujica reconoció como un craso error el respaldo otorgado a Luis Almagro como candidato a Secretario General de la OEA, afirmando que su cambio de posturas era irreversible y obligaba a un adiós definitivo.
El exmandatario uruguayo José Mujica reconoció como un craso error el respaldo otorgado a Luis Almagro como candidato a Secretario General de la OEA, afirmando que su cambio de posturas era irreversible y obligaba a un adiós definitivo.
La OEA: ¿el Ministerio de las Colonias del gobierno norteamericano?
Alguna vez Fidel Castro, con fundamentos, describió a la OEA como el Ministerio de las Colonias del gobierno norteamericano. La Organización de Estados Americanos, que reemplazó a la Unión Panamericana, fue fundada en 1948 – con la misión de promover la paz y la no intromisión en los asuntos internos de los Estados, promover los Derechos Humanos, apoyar el crecimiento económico y la seguridad hemisférica – y tempranamente fue instrumentalizada por el gobierno norteamericano, que financia cerca del 60 % de su presupuesto, para su política de combate al comunismo, en el marco de la guerra fría.
Históricamente la OEA guardó prudente silencio, cuando no un apoyo abierto a golpes de Estado o intervenciones armadas en contra de gobiernos supuestamente hostiles a los EE.UU. La lista es larga. Parte con el golpe de Estado en Venezuela en contra de Rómulo Gallegos, Joao Goulart en Brasil, María Estela Martínez viuda de Perón en Argentina, Manuel Zelaya en Honduras, Fernando Lugo en Paraguay, Dilma Rousseff en Brasil, Aristides en Haití, Jacobo Arbenz en Guatemala (inspirando la última novela de Vargas Llosa), Salvador Allende en Chile, sume y siga.
Históricamente la OEA guardó prudente silencio, cuando no un apoyo abierto a golpes de Estado o intervenciones armadas en contra de gobiernos supuestamente hostiles a los EE.UU. La lista es larga.
Todo aquello sin olvidar la intervención militar norteamericana a Granada y los intentos de invasión a Cuba (Bahía Cochinos) que la OEA respaldó, procediendo a la expulsión cubana de la organización en 1962 (una agresión reparada en parte por durante la pasada administración de José Miguel Insulza, alimentando una dura reacción del gobierno norteamericano).
Almagro: un aliado incondicional del gobierno norteamericano.
Durante su gestión, el actual Secretario General de la OEA se constituyó en un incondicional aliado del gobierno norteamericano para impulsar una agresiva política de desestabilización de los gobiernos de signo progresista en la región, asumiendo un protagonismo que no le conceden las atribuciones de su cargo y sin buscar consensos indispensables entre los 33 países que hoy integran la organización luego que el gobierno de Nicolás Maduro decidiera retirar a su país de la OEA.
Hoy Luis Almagro busca desesperadamente reunir los 18 votos necesarios para asegurar su reelección, sin trepidar en recursos.
Hoy Luis Almagro busca desesperadamente reunir los 18 votos necesarios para asegurar su reelección, sin trepidar en recursos. Sin mayores consultas no reparó en validar la cuarta postulación de Evo Morales a la presidencia de su país, pese a la prohibición constitucional y el referéndum que perdiera, con tal de asegurar su apoyo.
“reconocer el trabajo del Presidente Sebastián Piñera para asegurar el orden público en el marco del Estado de Derecho y la Democracia y las medidas para garantizar los Derechos Humanos y la agenda social, condenando el uso de la violencia como instrumento político”.
De la misma forma, en su reciente visita a Chile, no demoró en “reconocer el trabajo del Presidente Sebastián Piñera para asegurar el orden público en el marco del Estado de Derecho y la Democracia y las medidas para garantizar los Derechos Humanos y la agenda social, condenando el uso de la violencia como instrumento político”. Todo ello pese a lapidarios informes de la Comisión Interamericana de Derechos humanos, Human Rights, la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, que acreditaban violaciones generalizadas a los derechos humanos en el marco del estallido social. Un voto es un voto y París bien vale una misa, pareciera pensar el actual Secretario General de la OEA que ve en riesgo la posibilidad de su reelección.
Un voto es un voto y París bien vale una misa, pareciera pensar el actual Secretario General de la OEA que ve en riesgo la posibilidad de su reelección.
Los candidatos (a) a la Secretaría General y sus eventuales apoyos
Tres son las candidaturas inscritas hasta el momento para disputar la Secretario General de la OEA. El propio Luis Almagro, en activa campaña por su reelección, pese a que el gobierno saliente de su país no apoya su postulación (el nuevo gobierno uruguayo asume el 1 de marzo y podría cambiar su voto pese a que Almagro no es parte del bloque triunfante).
Postula también la ex Canciller de Ecuador, María Fernanda Espinoza, cuya candidatura fue levantada por el poderoso grupo de los 14 países que integran el CARICOM (Caribe y Centro América), que resienten la personalista conducción de Almagro y buscan un cambio.
Y finalmente se ha inscrito el diplomático peruano Hugo de Zela, actual embajador de ese país en EE.UU., con vasta trayectoria y experiencia en la OEA (fue Jefe de Gabinete de José Miguel Insulza), que podría dividir los apoyos del llamado Grupo de Lima, que integra a una docena de países del Cono Sur, más que indispensables para asegurar una mayoría.
Tanto México como Argentina han expresado sus reparos a la reelección de Luis Almagro
Tanto México como Argentina han expresado sus reparos a la reelección de Luis Almagro y han explorado las alternativas hasta ahora disponibles, reuniéndose por separado con la candidata apoyada por la CARICOM y por el gobierno peruano.
Es más que probable el apoyo del gobierno chileno a la reelección de Almagro
En la Asamblea General del próximo mes de marzo debería votarse la elección de un nuevo(a) Secretario (a) General de la OEA y todo apunta a una reñida competencia. Es más que probable el apoyo del gobierno chileno a la reelección de Almagro (sobre todo luego de sus últimas declaraciones), Colombia también anunció su respaldo, además de Bolivia (que aún tendrá un gobierno provisional fuertemente alineado con los sectores más conservadores de la región), Brasil, Paraguay y eventualmente el nuevo gobierno uruguayo que asume el 1 de marzo.
Pero la suma no da para las pretensiones de Almagro. A menos que el gobierno de Donald Trump ejerza todo tipo de presiones e influencias sobre los países centroamericanos y caribeños, agregándose el llamado grupo de Lima. Igualmente, el conteo se anuncia estrecho.
Pero la suma no da para las pretensiones de Almagro. A menos que el gobierno de Donald Trump ejerza todo tipo de presiones e influencias sobre los países centroamericanos y caribeños, agregándose el llamado grupo de Lima.
Lo más grave es que la personalista gestión de Luis Almagro ha terminado por generar una crisis de consensos en la OEA, sin descartar que derive en una de carácter terminal o una completa irrelevancia, en tanto que todos los esfuerzos por generar agrupamientos regionales, al margen de la influencia americana, como fuera la iniciativa de UNASUR y con mayores razones la abortada propuesta de PROSUR, han derivado en estruendosos fracasos en el fragmentado escenario político que hoy se vive en la región, marcado por crisis políticas, económicas y sociales.
Lo más grave es que la personalista gestión de Luis Almagro ha terminado por generar una crisis de consensos en la OEA, sin descartar que derive en una de carácter terminal