Si bien la centroizquierda y la izquierda evidencian desacuerdos que, probablemente, reproduzcan la división de listas para las elecciones de Abril, con vista a la presidencial y parlamentarias de fines de año, en la derecha el escenario no es distinto aunque con una mayor agresividad entre las candidaturas en pugna.
Si se proyectara linealmente la actual situación, las posibilidades de la derecha de cara a las elecciones de fin de año vislumbran algo más que mermadas.
Por de pronto, el contexto nos evidencia su limitación en la gestión de gobierno. Se ha gastado la autoproclamación de tener capacidades y equipos para realizar un “gobierno de excelencia y eficiencia”. El grado de incompetencia es mayor y se resiente en la evaluación ciudadana.
Es simple y creciente la suma de contrapiés y errores no forzados en la accidentada conducción de Piñera: Cambio de gabinete a los 3 meses/Mauricio Rojas, Ministro de las Culturas, dura 2 días y medio/Presentación del Comando Jungla en la Araucanía/ Asesinato de Camilo Catrillanca e intentos por encubrirlo/ Desplome de cifras de empleo y de crecimiento/ Renuncia de general Soto, antes de 1 año de su designación y crisis de conducción de Carabineros en control de orden público, mientras se acrecienta escándalo por defraudación de recursos; renuncia obligada de General Rozas/ Asume Blumel en Interior, resiste fuego interno hasta llegada de Víctor Pérez, que debe renunciar producto de sus cuantiosos errores en tiempo récord/ Debuta Rodrigo Delgado, respaldando la fallida gran operación de Investigaciones en Temucuicui/ En Salud el reemplazo forzado de Mañalich por Paris no resuelve el error estructural del gobierno en tratamiento de la Pandemia y Chile continúa en top ten de contagios, con crisis acrecentada por “política de vacaciones”…
Esta apretada síntesis de una gestión fallida, previa al estallido social y la pandemia, está en la base de las disyuntivas electorales que se confrontan en la derecha. Desde las más clásicas aventuras demagógicas del socialdemócrata Lavín, mientras la alcaldesa Matthei aporta la novedad de su embestida contra Sichel imputándole ser “el candidato de los empresarios, de LyD (Libertad y Desarrollo) que no quiere perder influencias y de políticos que no quieren perder poder”. De estas afirmaciones ¿cabe suponer que Matthei se ha corrido hacia el centro? mientras irrumpe Desbordes – para enojo y malestar de Carlos Larraín que, de pasada anima al senador Chahuán a pisar en falso – con el aval de “Derecha Social” y protagonista en el Acuerdo para el plebiscito constitucional y su posterior voto por el Apruebo, aunque sus postulados programáticos no están explicitados como no sean algunos ya cuestionados como demagógicos desde la propia derecha, defendiéndose del fuego amigo ( del Vicepresidente RN Tomás Fuentes) acusándolo de estar “planificando todo un show para seguir dañando, dañando el partido, dañando mi candidatura”.
Mientras tanto el ya mencionado Carlos Larraín y Andrés Allamand, tantean la libertad de acción para apoyar al independiente Sebastián Sichel, lo cual avalaría el enojo de Matthei que insiste en que el ex presidente de BancoEstado “es una persona no probada, que recién viene llegando al sector y nunca ha enfrentado una crisis”.
A este movido escenario se agrega el ex Ministro de Hacienda Ignacio Briones como precandidato de Evópoli, sin muchas opciones pero que en una eventual primaria puede restar votos a Sichel y Desbordes, conforme a sus posturas “sociales” y “liberales”.
El denostado Sichel, con buen respaldo empresarial, no se queda corto en proclamar su liberalismo, con más mercado, justicia social, solidaridad y un Estado más eficiente. A río revuelto, el papel soporta todo. Quizás para más irritación de la alcaldesa de Providencia insiste en que no cree “en la lógica de medir lo que hace el Estado por cuánta plata entra y no cómo se gasta”. Más bien podría estar en sintonía con el ofertón de no elevar los impuestos a las ganancias de las grandes empresas y/o empresarios.
En estricto rigor, más allá de la multiplicación de ofertas, en la derecha continúa primando la idea de un crecimiento que no toque más de la cuenta el libre juego del mercado – sobran pruebas al canto en la actual administración – importando sí algo más que crezca “el chorreo”.
Con todo – sin mencionar el juego de JA Kast – Chile Vamos lo tiene complicado. Los resultados de Abril pueden inclinar la balanza, pero hasta aquí no es claro quién podrá imponerse y, especialmente, cuál sería la plataforma programática de un candidato de la derecha en el supuesto que la actual refriega no concluya en dos candidatos del sector, como les gusta decir.